Aragonès pide a Junts un frente unido para que Sánchez les dé un referendo de independencia

Pablo Medina MADRID/LA VOZ

ELECCIONES 23J

Pere Aragonès, presidente de Cataluña.
Pere Aragonès, presidente de Cataluña. David Zorrakino | EUROPAPRESS

Soberanistas y canarios serán decisivos en una posible investidura socialista, que depende del resultado del baile de abstenciones, síes y noes que puedan emitir ambos partidos

02 ago 2023 . Actualizado a las 12:02 h.

A pesar de que Pedro Sánchez no quería empezar las negociaciones para su investidura hasta después de la constitución de las Cortes el próximo día 17, el presidente de Cataluña, Pere Aragonès, tomó la delantera e instó al líder del PSOE a «moverse» para «avanzar en las mejoras de las condiciones de vida de los catalanes, de acabar con el déficit fiscal y de infraestructuras», así como «en la resolución del conflicto político con el Estado a través del referendo de autodeterminación y acabar con la represión» si quieren el visto bueno para la investidura. Y a los de Puigdemont también les invitó a crear un frente unido en dichas conversaciones por sus intereses comunes.

Unas prisas que no gustaron entre los socialistas, menos aún cuando desde ERC y Sumar, la plataforma de Yolanda Díaz, confirmaron unas primeras «conversaciones discretas» con Junts. La segunda fuerza política tras el 23J busca tener bien atado el liderazgo, los tiempos y los contenidos de las negociaciones porque el tablero es complejo, los jugadores exigentes y requieren de una estrategia capaz de convencer no solo a los de Puigdemont, sino también a Coalición Canaria (CC), que será clave.

Además, el paraguas del constitucionalismo es algo de lo que el PSOE no se quiere desprender, y las formaciones independentistas aún no han alcanzado ningún acuerdo de frente común.

Presidencia o elecciones

El puzle de la investidura tras el recuento del voto extranjero no es sencillo. Sánchez ya ha conseguido el «sí» a su investidura de Sumar y EH Bildu. Se da por sentado que ERC lo dará por su insistencia con Junts a que se una a esa disciplina. PNV y el BNG rechazaron dialogar con el líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, y quieren favorecer la presidencia de Sánchez, no sin antes negociar por sus intereses. Entre todos, suman 171 de los 176 diputados necesarios para alcanzar una mayoría absoluta.

Son exactamente los mismos que el bloque que conforman PP, Vox y UPN, aunque sus posibilidades de gobernar son prácticamente nulas por falta de apoyos para alcanzar los 176 votos favorables a la investidura de Feijoo.

Por ello, son Junts y Coalición Canaria los partidos a los que el PSOE tendría que convencer. La orientación de sus votos dibujaría cinco escenarios que o bien favorecerían la presidencia del Gobierno de Sánchez o bien abocarían al país a una repetición electoral.

Para esquivar unos nuevos comicios, Junts tendría que dar su «sí» a Sánchez, en cuyo caso sería investido en primera vuelta sin tener en cuenta a Coalición Canaria, o bien abstenerse y que los del archipiélago votaran a favor para que fuera presidente en segunda vuelta. Pero la abstención de los soberanistas acabaría en repetición electoral si CC votara en contra, al igual que con un «no» de ambos o una abstención común. En todo caso, el PSOE tendría que convencer como mínimo a los independentistas para abstenerse y a los canarios para que votasen a favor.

Perfiles complicados

Ambas formaciones son complicadas de persuadir. Más especialmente a Junts, porque pactar con uno de los «partidos del 155», no gusta entre las filas de la derecha soberanista. Y tanto el referendo independentista como la amnistía traspasan la línea roja del PSOE. Además, la diputada Laura Borràs le dijo a Aragonès, tras insinuarle este que tienen intereses comunes, que «de los votos de Junts ya hablaremos los de Junts».

Cristina Valido, la diputada electa de Coalición Canaria, dijo por su parte que se abriría a pactar un acuerdo de investidura y no de legislatura —rechazó formar parte de un gobierno con «extremos»— a fin de evitar un bloqueo político. Y hace días dijo sentirse más cerca de Yolanda Díaz, líder de Sumar, que de Santiago Abascal, de Vox.