Pablo Martín, presidente de Izertis «Ayudemos a las empresas a crecer para que inviertan y paguen mejores salarios»

Sofía Vázquez
sofía vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

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MIGUEL MIRAMONTES

El directivo asegura que de la inteligencia artificial solo vemos ahora «el reflejo de la punta del iceberg»

12 oct 2024 . Actualizado a las 20:37 h.

Pablo Martín Rodríguez (Gijón, 29 de marzo de 1973) es fundador, presidente y director general de Izertis. Realizó estudios de Administración de Empresas y, sin acabarlos, comenzó a trabajar. A los 23 años creó una empresa que en el 2023 facturó 121 millones (en torno a 12 en Galicia), cotiza en Bolsa y opera en el mercado internacional.

—¿Hay que irse de Gijón a Madrid para montar una empresa en crecimiento, que cotice en Bolsa y...?

—El mundo se ha polarizado. La innovación, la tecnología y los grandes negocios giran alrededor de unas grandes ciudades mundiales (ya no de países) y eso significa que para poder estar detrás de los grandes proyectos hay que situarse donde se encuentran esos grandes clientes. En A Coruña tenéis una excepción. Nosotros queremos mantener toda nuestra presencia geográfica independiente, pero también tenemos que ser conscientes de que nuestros clientes están en Londres, en Ginebra, en Lisboa, en Madrid… Y la proximidad y el factor humano son muy importantes.

—Usted dirige una consultora tecnológica. ¿Eso qué es?

—Prestamos servicios de tecnología en la capa de valor alta para nuestros clientes. No fabricamos productos, aunque podamos tener algún tipo de solución, ni desarrollamos tecnología base. Sí utilizamos nuestro conocimiento especializado y tecnologías o herramientas que desarrollan grandes compañías tecnológicas mundiales para implantar soluciones.

—¿Cuál es el proyecto que más le ha satisfecho?

—Difícil de elegir. Yo tengo inclinación por el mundo de la salud, pero destacaría proyectos desarrollados en algunas zonas de África, creando plataformas para empoderar a las mujeres desde el punto de vista económico. Estos proyectos los hemos realizado con nuestro conocimiento tecnológico. Creamos soluciones en zonas como Barbados para segurizar la emisión de los certificados universitarios. O en Cabo Verde cuando en plena pandemia, ayudamos a lanzar en África occidental un pasaporte covid, que además fue el más robusto y el que se sigue utilizando. Son proyectos con un alto componente de tecnología en los que, además, se mezclan historias bonitas. Es frecuente que hable de ellos, aunque no sea una gran aplicación realizada para una gran aseguradora o banco.

—¿Qué es eso de la metamorfosis digital en las empresas?

—Nosotros en su día vimos que se empezaba a usar en exceso el concepto de transformación digital. No se trata de implantar una aplicación o un programa... sino de transformar los modelos de negocio de las compañías y las personas que sostienen esos modelos de negocio aplicando tecnología Ese cambio es mucho más trascendente porque estamos hablando de transformar modelos de negocio y culturas corporativas aplicando tecnología. Es un camino que se ha empezado, sobre todo, en el mundo de las grandes empresas. En lo de afrontar la metamorfosis digital creo que en algunos sectores vamos a la par; y en otros, posiblemente por detrás. Es obligatorio que terminemos de subirnos al carro. Por desgracia, el gran problema de las empresas españolas es su reducido tamaño; tienen dificultades para invertir en tecnología, para atraer talento, para internacionalizarse, en definitiva, para hacer todas esas cosas que son importantes. España es el país de las mil y una micropymes. Un país de pymes es Alemania, donde la empresa media tiene 200 trabajadores, factura 20 millones y exporta el 50 %. La más típica española sería una de 10 trabajadores que factura 500.000 euros y que no exporta o exporta de manera residual. Obviamente, con esas cifras y magnitudes, bastante hacen empresarios y trabajadores con lograr que la empresa se mantenga a flote, llegue a final de año y consiga sobrevivir. Ese es el gran reto. Tendríamos que pararnos a pensar por qué nos pasa lo descrito. En la fase de emprendimiento hay muchísima iniciativa, luego esas empresas no acaban de consolidarse o de crecer.

—¿Por qué?

—Los motivos podrían estar muy influenciados por los marcos regulatorios, por las decisiones que pueden llegar a encorsetar el tamaño de una empresa, incluso a veces también por la propia cultura empresarial (muchas compañías están muy ligadas a una familia y no son capaces de dar un paso de profesionalización más allá). El desarrollo de los mercados de capitales también influye. Tenemos que ayudarlas para que se conviertan en empresas grandes, que hagan de tractoras de los territorios y de otras pequeñas firmas, que puedan invertir más en innovación, en tecnología, que sean más intensivas en capital, que puedan pagar mejores salarios.

—Izertis creo que desde el 2010 hasta el 2023 ha multiplicado por 24 su facturación. Pasaron de 5 millones de euros aproximadamente a 121 ¿Cómo lo han conseguido?

—Este es un ejemplo de empresa pequeñita que ha ido creciendo de manera orgánica e inorgánica. Ha tenido un crecimiento sostenido. Son más de 25 años creciendo, con una tasa anualizada media superior al 23 %, sin haber entrado en pérdidas. Es una historia de crecimiento constante. Al principio crecimos con nuestros recursos y reinvirtiendo, después integrando otras compañías, saliendo al exterior y a los mercados de capitales.

—En el 2019 salió al BME Growth.

—Me parece que es una magnífica herramienta para la financiación y el crecimiento de las pymes españolas. Deberíamos defender este mercado a ultranza. Se tardan muchos años en crearlos. El Nasdaq, que todos conocemos, está entre ellos. El BME Growth, a día de hoy, solo se puede considerar un éxito.

IA ¿Qué va a ocurrir con ella?

—De la inteligencia artificial lo que estamos viendo no es la punta de iceberg, sino el reflejo de la punta de iceberg. Tendrá un desarrollo espectacular. ¿A dónde vamos a llegar? Imaginémonos que nosotros le pidiéramos que para una enfermedad que existe y para la que no se conoce un tratamiento, busque una solución entre todos los tratamientos y medicamentos disponibles en todo el mundo. Que buscase cuáles de ellos podrían tener un segundo uso válido para esa enfermedad. La IA podría dedicarse a esta tarea 24 horas por 7 días a la semana con una capacidad infinita de cálculo. Las aplicaciones son tan impresionantes en todos los campos que podemos dar un salto tecnológico de magnitudes insondables. Un salto realmente transformador que puede elevar las productividades a niveles insospechados.

Se considera optimista, factor imprescindible para ser empresario

Sin complejos, el empresario da a conocer sus virtudes y lo que alguno podría considerar defectos. Dedica muchísimo tiempo a la formación y a la lectura, pero concluye que terminar «la carrera de hace 30 años no tiene ningún sentido».

—¿Izertis la fundó usted?

—Sí, el 26 de octubre se cumplirán 28 años.

—¿Qué es más importante, el cumpleaños de la compañía o su cumpleaños?

—[Lo piensa y le cambia el gesto de la cara]. Me emociona más el de la compañía.

—¿Venderá Izertis algún día?

—La compañía ya no es mía. Cotiza en Bolsa. Cierto que Izertis es, en gran medida, propiedad de sus directivos y parte de los empleados (más del 60 % del capital está en sus manos, incluyéndome a mí, que sigo siendo el principal accionista, con casi el 50 %). El resto cotiza en Bolsa libremente. Por lo tanto, esas decisiones le corresponden a la junta de accionistas.

—¿Y a usted qué es lo que realmente le gustaría que ocurriese en un futuro?

—A mí me gustaría continuar bastante tiempo en la compañía y decir [demostrar] que es un proyecto industrial (no un proyecto financiero que pretenda generar valor a corto plazo, sin que eso me parezca que sea algo malo). Simplemente el nuestro es un proyecto industrial que lleva 28 años operando en el mercado. Si me pregunta a mí personalmente, contestaría que me gustaría que siguiera muchos más años, que me superara, que no dependiera de mi presencia y que pudiera continuar a lo largo de los años creciendo hasta convertirse en una gran compañía tecnológica española. Sería mi ilusión. Por lo tanto, yo diría que mi apuesta es que crezca y siga creando valor.

—Tengo la sensación después de hacerle esta entrevista que es usted una persona con claros reflejos optimistas.

—Sí, sin duda. En mi opinión hay que ser optimista por naturaleza para poder tener un negocio y para tener una empresa. Yo creo que el pesimismo no acompaña para impulsar proyectos como el de Izertis. Hay que ser conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor y alrededor de nuestros negocios, y nunca mantener una posición inconsciente, pero, desde luego, siempre desde el optimismo.