«Di Stéfano se perdió corriendo con nosotros»; las mil historias del pionero de la preparación física en el fútbol español

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El profesor Carlos Álvarez del Villar (i), y Juanjo Azpeitia (d), el técnico con el que el subcampeón mundial de longitud Yago Lamela saltó 8,56 metros, recrean saltos en el foso de arena de las pistas de San Lárazo en Oviedo
El profesor Carlos Álvarez del Villar (i), y Juanjo Azpeitia (d), el técnico con el que el subcampeón mundial de longitud Yago Lamela saltó 8,56 metros, recrean saltos en el foso de arena de las pistas de San Lárazo en Oviedo J.L.Cereijido | EFE

Carlos Álvarez del Villar coincidió con Juanjo Azpeitia, el técnico que entrenó a Yago Lamela

26 sep 2024 . Actualizado a las 13:54 h.

El profesor Carlos Álvarez del Villar, considerado pionero de la preparación física en el fútbol español, ha declarado a EFE que ve «necesario» que los equipos dediquen la pretemporada a preparar la condición física para luego competir, algo que en la actualidad no ocurre porque «nada más» juegan al balón, de modo que «les falta mucha resistencia muscular, flexibilidad y coordinación que se adquiere en las pretemporadas, y todo eso provoca lesiones y problemas».

En este sentido, ante las numerosas lesiones que sufren los futbolistas inmersos en un sistema saturado de partidos de competición, ha advertido de que ya desde la pretemporada «no hay preparación» porque «no entrenan propiamente» sino que «juegan», y esas carencias conllevan problemas porque el jugador «no domina bien su cuerpo».

El profesor Carlos Álvarez del Villar
El profesor Carlos Álvarez del Villar J.L.Cereijido | EFE

Ahora, ha abundado que «no da tiempo a trabajar adecuadamente» por el hecho de jugar tan seguido, si bien los futbolistas «deberían conseguir antes una gran preparación» que no pueden lograr porque empiezan a jugar partidos nada más iniciar las pretemporadas.

Discrepa de la teoría de que «toda» la preparación del jugador tiene que ser con el balón, porque advierte que en determinadas casos no puede ser así, convencido de la imposibilidad de trabajar ejercicios de fuerza con una pelota que «no pesa nada» o mejorar la velocidad máxima controlando un balón en los pies.

Carlos Álvarez del Villar (6 de octubre 1931), que irrumpió con sus fundamentos científicos sobre la preparación física, primero en el atletismo y más tarde en el fútbol, en equipos como el Rayo Vallecano, o la propia selección española, es autor de dos libros de referencia: 'Atletismo básico: orientación pedagógica' y 'La preparación física del fútbol basada en el atletismo'.

Se vinculó al atletismo en su etapa universitaria como alumno de Derecho, donde iba «divinamente» hasta el tercer curso, cuando empezó «a estar más tiempo en las pista que en la facultad», lo que le costó dos años más terminar la carrera.

Hizo cursos de entrenadores porque le gustaba el atletismo, y conoció, recién llegado a España, al italiano Giovanni Battista Moba, el que dice que «casi sacó al atletismo español de la Edad de Piedra a la Edad Media».

El 'maestro' forma parte de la primera promoción de licenciados del lNEF, en la que coincidió con Juanjo Azpeitia, el técnico con el que el subcampeón mundial de longitud Yago Lamela saltó 8,56 metros, con el que comparte conocimientos y, entre bromas, ambos recrean saltos en el foso de arena de las pistas de San Lárazo en Oviedo.

Álvarez del Villar, al que sus discípulos y compañeros se dirigen como «profe», se le conoce especialmente por sus aportaciones al fútbol.

En la etapa en la que era docente en eI INEF y en la Escuela de Entrenadores de fútbol conoció al técnico uruguayo Héctor Nuñez, que entonces entrenaba en Valencia, quien le dijo: «El día que vaya a un equipo en Madrid, te vienes conmigo. Así fue».

Cuando el uruguayo fichó por el Rayo Vallecano, que militaba en Segunda y «no tenía ni campo siquiera, ya que jugaba en el antiguo Vallehermoso», llamó a Álvarez del Villar: «Trabajé con él tres años, muy bien porque me dejaba desarrollar todo lo que yo consideraba que había que hacer. El equipo mejoró una barbaridad, al tercer año ascendió a Primera División».

La clave radicó en que los entrenamientos estaban «más relacionados con lo que debe hacer un atleta», que según su teoría también es lo que precisa un futbolista.

A su juicio, «si un futbolista corre, salta y lanza, y además tiene que mantener su condición física durante 90 minutos, tendría que tener tanta o más preparación que un atleta», ya que precisa dominar «su cuerpo, el balón y al contrario, lo que supone un triple problema», por eso tiene que estar «todavía mejor entrenado».

Para Álvarez del Villar, un futbolista debe de entrenar siempre como un decatleta, conociendo la técnica de las diez pruebas.

«Con Héctor Núñez tenía mucha facilidad para hacer las cosas que consideraba que precisaba la preparación de los futbolistas, que no había sacado de debajo de la manga, sino que eran el resultado de estudios y del trabajo de fin de carrera, centrado en el análisis comparativo de carreras, saltos y el lanzamientos en atletismo y fútbol», ha revelado.

Así, llevó a la práctica el conocimiento y las vivencias, «sabiendo lo que era útil y lo que no».

«Tuvimos bastante buen resultado, trabajábamos una barbaridad, conseguía que los jugadores hicieran cosas. Íbamos a entrenar a la casa de Campo, y por lo menos una vez a la semana dábamos una vuelta entera al recinto, que yo llamaba la Vuelta a Francia, durante una hora y media, conmigo siempre delante, tirando del carro».

Entre otras anécdotas, recuerda cuando Alfredo Di Stéfano sustituyó a Héctor Nuñez al frente del Rayo: «Di Stéfano vino a correr con nosotros a la Casa de Campo en plena pretemporada; pensó que serían 10 minutos como se hacía entonces y se perdió. Cuando ya nos íbamos, le esperábamos y no llegaba, hasta que apareció en un coche de la Policía, tras encontrarle perdido. Muy enfadado nos decía: '¡Me queréis matar!', mientras los jugadores lo pasaban pipa».

Con otros entrenadores, recuerda, tuvo que esconderse y escaparse con el grupo que entrenaba para poder hacer la carga de trabajo planificada, porque enseguida mandaban al utillero a buscarle.

Álvarez del Villar ha afirmado que el trabajo que realizó durante varios años seguidos «dio resultado», y valió el apodo de «matagigantes» al Rayo, debido a que «ningún equipo importante» le ganaba en casa.

«Quedamos a mitad de la tabla, perdimos unos cuantos partidos al final, y probablemente el equipo tenía cierta carga de trabajo», ha subrayado mientras recuerda algunas voces que apuntaban que el Rayo estaba «quemado»; informó EFE.