Jon Rahm sufre el batacazo final a un año decepcionante en los Juegos de París

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Matthew Childs | REUTERS

Tras firmar por casi 600 millones con LIV, su competitividad bajó, en torneos con música y bermudas, y falló en los grandes

06 ago 2024 . Actualizado a las 08:30 h.

El 7 de diciembre del año pasado, Jon Rahm anunció su acuerdo con LIV Golf, el circuito de capital saudí que generó un cisma en la industria y desencadenó los vetos a los jugadores del calendario rebelde en el PGA Tour y el DP World. Con la firma de un acuerdo multianual por casi 600 millones de euros, el jugador español garantizó el futuro económico de varias generaciones de su familia. Pero al mismo tiempo, de manera involuntaria, comenzó su calvario, que terminó con su catastrófico final en los Juegos de París, donde cuando era líder con cuatro golpes de ventaja dilapidó toda su renta cuando ya solo tenía ocho greenes por jugar. El circuito en el que compite ahora de forma habitual tiene menos jugadores, menos estrellas y una amplia nómina de ilustres veteranos. En torneos sin tradición, muchos no tienen aliciente alguno, porque los ingresos los tienen garantizados a través de sus contratos con PIF, el fondo de capital saudí que impulsa el circuito, más allá de sus resultados. La consecuencia es que durante esos campeonatos, que con frecuencia se celebran en los campos de resorts hoteleros, se juega con música en directo, en bermudas y con un ambiente tan relajado que la mayoría de sus jugadores han perdido un punto de competitividad. También Rahm, la sombra del jugador que ganó el US Open del 2021 y el Masters de Augusta del 2023.

En tres años, solo dos jugadores han ganado grand slams siendo miembros de LIV Golf, Brooks Koepka y Bryson DeChambeau. Aunque la temporada aún no terminó y Rahm tiene por delante tres citas del calendario de capital saudí —una de ellas por equipos—, no ha terminado de rendir al nivel al que acostumbra.

En el LIV, de los once torneos celebrados ya este año, Rahm solo ganó uno, hace ocho días en Centurion Club, en el Reino Unido. Y en los grand slams, su verdadera prioridad para crear un legado, se ha dado un batacazo.

Defendió el título en Augusta en abril y se estrelló. En ningún momento estuvo siquiera entre los diez primeros y terminó empatado en el puesto 45 con 9 golpes sobre el campo, a 20 del ganador, Scottie Scheffler.

Ni el «corte» en el PGA

En mayo fue aún peor. Después de dos tarjetas insuficientes en un asequible Quail Hollow, falló el corte. Fue la primera vez que no podía jugar el fin de semana en un grand slam desde el 2019.

Un corte en un dedo le obligó a renunciar a disputar siquiera el US Open de Pinehurst dos días antes del comienzo, después de haber disputado incluso una ronda de prácticas en el escenario del torneo.

Hasta que llegó su hundimiento en Le Golf National, Rahm describía una tímida mejoría en una temporada irregular. En el Open Británico de Royal Troon empató en la séptima plaza, lejos de sus expectativas, y sin haberse visto realmente en la pelea por el título, pero sí cerca de la cabeza.

En los Juegos de París no hay quien encuentre una explicación al mayor hundimiento de un líder en la historia del golf olímpico. No fue un error, ni dos, ni tres. En París, Rahm le ganó seis golpes al campo en los 10 primeros hoyos y luego firmó +5 en los ocho últimos. Desapareció del campo durante ocho calles con un acumulado de +5 (un doble bogey surrealista en el 14, el segundo hoyo más sencillo del campo, cuatro bogeys y un birdie en ese tramo final). Su desplome, con una ventaja tan amplia, y con su enorme talento, encuentra solo un precedente similar en el Masters de Augusta del 2011, cuando Rory McIlroy se hundió en un final calamitoso. Firmó la peor última vuelta de la historia del Masters de un jugador que iniciase la cuarta ronda como líder: 37 golpes después de los 9 primeros hoyos, cuando todavía era líder, y 43 en los 9 siguientes, para un resultado sonrojante de 80.

¿Y ahora? Rahm continuará la temporada en LIV Golf y, salvo que se firme la paz del golf, no tendrá un gran evento que disputar hasta el Masters de Augusta del próximo mes de abril. Una espera interminable.