La ruptura entre las jugadoras y la seleccionadora es total y la asturiana podría ser cesada tras los partidos ante Suecia y Suiza
21 sep 2023 . Actualizado a las 18:03 h.La selección española de fútbol vive su momento más convulso. La convocatoria de Montse Tomé, en la que se aseguraba haber hablado con las futbolistas cuando no había sido así, provocó la indignación del grupo, que habían dejado claro, mediante un comunicado, su decisión de no ser convocadas hasta no ver cambios en el organigrama de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Todas las campeonas del mundo, menos Athenea del Castillo, que se desmarcó, fueron firmes en su decisión de no volver hasta que no hubiera cambios en la federación. En una tarde-noche en la que las futbolistas meditaron sobre qué hacer, si presentarse o no a una convocatoria que no fue como habitualmente en las Rozas, sino en Oliva (Valencia), finalmente todas acudieron y fueron llegando en tandas.
Algunas futbolistas, como Misa Rodríguez, Alexia Putellas y Mapi León, mostraron durante el camino a la concentración su descontento con la llamada de la nueva seleccionadora, quien fuera la mano derecha de Jorge Vilda desde el 2018 y que ha terminado relegándole en el cargo.
La situación obligó a la mediación del Consejo Superior de Deportes. Víctor Francos, presidente del organismo, se presentó en el hotel de concentración para hablar con todas las partes en busca de una solución. A lo largo de toda la madrugada se llegó a acuerdo con las jugadoras: la constitución de una Comisión Mixta y tripartita entre las tres partes (CSD, Federación y jugadoras) para poder hacer un seguimiento de los acuerdos a los que hemos llegado y que tiene que ver con diferentes aspectos.
Los primeros cambios llegaron con la destitución de Andreu Camps. El secretario general de la Federación Española de Fútbol (FEF) y número dos de Luis Rubiales, es la primera figura que sale de la estructura federativa como muestra del propósito por abordar esa reestructuración profunda que piden las internacionales. Camps es la primera muestra del cambio en la RFEF. Pero, la figura de Montse Tomé como seleccionadora pende de un hilo. La entrenadora asturiana no fue una petición expresa de las futbolistas. Su condición de segunda de Jorge Vilda y el controvertido aplauso en la polémica asamblea en la que Rubiales se negó a dimitir condicionaban la imagen de una figura que ni mucho menos colmaba las aspiraciones de las internacionales, que pese a todo aceptaron el nombramiento. Sin embargo, la convocatoria que situó a las futbolistas entre la espada y la pared y el hecho de que mintiese en su comparecencia cuando aseguró que había hablado con ellas sitúan a la seleccionadora en un papel muy delicado. Por el momento sigue, pero su futuro en el banquillo de España podría tener los días contados.
Rafael del Amo, presidente del Comité Nacional de Fútbol Femenino en la FEF, aseguró ayer que la seleccionadora se mantendrá en su cargo. «Montse Tomé sigue como seleccionadora, se ha reunido con las jugadoras en privado y no ha habido palabras contra ella», aseguró. Lo cierto es que el cara a cara entre las jugadoras y la seleccionadora fue bajo una atmósfera de máxima tensión después de una jornada caótica, en la que las internacionales se vieron obligadas a acudir a su llamada ante el miedo a hipotéticas sanciones.
La ruptura no parece tener vuelta atrás, más allá de que la proximidad de los partidos ante Suecia y Suiza impidan una decisión drástica de forma inmediata, que no obstante podría producirse tras ambos encuentros. No solo Tomé, sino también el propio Del Amo, un interlocutor entre la FEF y las futbolistas que no ha demostrado ser efectivo, se encuentra en el ojo del huracán.