Un delegado federativo a dos árbitras de balonmano: «Es mejor que vuestros maridos os preñen y os dediquéis a otra cosa»
DEPORTES
El autor de las vejaciones machistas a dos colegiadas gallegas fue sancionado con sólo un año de suspensión.
30 ago 2023 . Actualizado a las 11:59 h.«¿Vosotras por qué creéis que estáis ahí? No, no os equivoquéis, estáis porque sois mujeres y a alguna le ha salido del coño que estéis aquí. La gente se pregunta qué hacen pitando una gallega y una navarra. Y tienen razón. Los hombres están de uñas con este tema. ¿Creéis que estáis aquí por estar entre las mejores parejas de España? Ya os digo yo que no, desde luego. Si habéis pitado todo el año como en esta fase, habréis montado unos cristos importantes».
Este entrecomillado, que podría pensarse que fue pronunciado por Torrente en una de las entregas de la saga del personaje creado por Santiago Segura, corresponde a un exdelegado de la Federación Española de Balonmano. Estas palabras las dijo tras un partido de una fase de ascenso a División de Honor disputado en Vigo en mayo del 2019 y sus víctimas fueron dos árbitras gallegas. La consecuencia, sólo un año de suspensión para el dirigente, ya que el Comité de Competición entendió como eximente que el entonces empleado de la federación se había arrepentido y que nunca antes había sido sancionado por infracción de las normas deportivas.
Según quedó acreditado en el expediente incoado por parte de la federación, y contra el que no hubo recurso alguno, los hechos sucedieron durante la cena posterior a una de las jornadas de la citada competición. Con algunos testigos presenciales, la carga del discurso fue aumentando ante la atónita mirada de los presentes: «No tenéis la madurez suficiente, a pesar de que estáis casadas, y eso se nota en la pista. Y, sinceramente, para veros así y que lo paséis mal, es mejor que vuestros maridos os preñen y os dediquéis a otra cosa. Y, repito que la culpa de todo no es vuestra. Vosotras no sois las responsables de que estéis aquí. Y que sois unas tías guapas y tenéis que usar vuestras armas de mujer para meteros a los jugadores en el bolsillo. Tenéis que aprovecharos de eso. Los jugadores, es cierto que se comportan distinto con mujeres que con hombres. Y tú, E., no te puedes comportar en la pista con esa cara de mala hostia y no te pega, que eres mujer. Y, A., actúa como una sumisa, bueno, que lo llevas de otra manera más pausada».
Llegados a este punto, el relato que las víctimas realizaron y que el comité dio por bueno, recoge el final de la intervención del delegado federativo, que no fue interpelado por nadie en ningún momento y cuyo final estuvo a la altura del principio: «Normalmente, cuando veo partidos, pasados los primeros 15 minutos, me relajo. pido mi cervecita y mis patatas y me saco la polla encima de la mesa para ver el partido. Pero con vosotras no he podido. Se notaba el peligro. No debería tener esta conversación con vosotras y ya me estoy arrepintiendo. Pero ya se acabó todo y me tomé un par de botellas de vino. No veáis cómo voy a dormir esta noche. Me subiré a mi habitación, cruzaré los brazos, me sacaré la polla y mi conciencia estará tranquila».
Competición entendió que la conducta del empleado debía ser considerada grave, por lo que la inhabilitación a imponer estaría entre un mes y dos años. La decisión fue dejarla en uno. Justificó el órgano federativo que el arrepentimiento posterior debía ser tenido en cuenta. Este tuvo lugar en forma de mensaje de Whatsapp a las afectadas en un tono en el que el dirigente mostraba su perplejidad por el hecho de que lo que les había dicho a las árbitras pudiera haberles molestado. En este sentido, tras mostrar su sorpresa, escribió que, si era así, él pedía perdón de corazón, aunque no entendía que sus palabras pudiesen molestarles.
Tras esta sanción, el delegado, psicólogo de profesión, no volvió a ostentar cargo alguno en la federación española de balonmano. Una vez cumplida su sanción, no quiso regresar.
El presidente de los árbitros provocó la destitución de la denunciante por no haberle consultado
El acto machista vivido por las dos árbitras tuvo consecuencias más allá de la sanción al delegado federativo. La que las sufrió fue la responsable nacional de este estamento, a nivel de afiliadas, la viguesa Cristina Fernández. La que fue exárbitra internacional fue la que denunció ante la federación lo sucedido en aquella fase de ascenso, una vez que las víctimas la informaron al respecto. Aquel paso que dio, ante lo que consideró una actitud reprochable y digna de sanción —algo que se produciría finalmente—, le costó el puesto en la federación española de balonmano.
Una vez resuelto, el también gallego Pablo Permuy provocó su destitución. Según figura en la página web de la federación, el motivo de este proceder se debe a la pérdida de confianza como consecuencia de la denuncia. El lucense aseguró en su momento que no quería que nadie viera una conducta machista en su decisión y que solo estaba motivada porque «Cristina, a pesar de formar parte del grupo de trabajo del Comité Técnico de Árbitros y del grupo responsable del arbitraje femenino, asumió de forma unilateral y sin previa consulta ni a su responsable ni a sus compañeras de grupo» la presentación de la citada denuncia.
Puestos en contacto con Cristina Fernández, Pablo Permuy y el presidente de la federación española, Francisco Blázquez, ninguno quiso manifestarse sobre este asunto, que consideran pasado. En el caso de este último, sí que incidió en que la gallega sigue siendo responsable arbitral a nivel mundial a propuesta de él mismo ante la IHF. Lo que no ha vuelto a ejercer la excolegiada internacional es como responsable nacional, una vez que el que fuera su pareja arbitral pidió su destitución tras la citada denuncia machista formulada.