El Nápoles, a 90 minutos de alcanzar la eternidad

Antón Lestón Lago
Antón Lestón NÁPOLES

DEPORTES

JEAN-CHRISTOPHE BOTT | EFE

El conjunto de Spalletti recupera a su estrella, el nigeriano Victor Osimhen

18 abr 2023 . Actualizado a las 09:02 h.

«No sé que va a ser de esta ciudad si ganamos, pero sería lo más grande de nuestra historia». El dueño de estas palabras es Nando Belardi, chef en el Studio Burger de Nápoli, en donde la mayoría de los clientes fruncen el ceño cuando un cliente pregunta si pueden poner el partido del Inter por la televisión. Nando, como la inmensa mayoría de los napolitanos, es fanático del equipo local, que este martes afronta el partido más importante de su historia contra el Milán por un puesto entre los cuatro mejores de Europa (Estadio Diego Armando Maradona, 21.00 horas).

La derrota en San Siro (1-0) ha hecho crecer, todavía más, el ansia de los tiffosi napolitanos por ver a los suyos esta noche. Se notó, incluso, en el partido del pasado sábado, en el que podrían sentenciar el título de liga, por el que llevan 33 años esperando, y en el que Spalletti optó por el equipo suplente, que acabó empatando (0-0) contra el humilde Hellas Verona. Un aburrido encuentro que, no obstante, sirvió para volver a ver tras tres semanas a Osimhen, el jugador más determinante de esta temporada con 25 goles y 5 asistencias en 29 partidos. Él y Kvaratskhelia son los hombres del momento. Los únicos que están a la altura de robarle un pequeño espacio al mismo Diego Armando Maradona, tanto en los murales y en las pancartas como en los corazones de todo napolitano. Son cientos los niños que desfilan por los alrededores del estadio con la máscara de su héroe favorito, y esa no es otra que la protectora que lleva el delantero nigeriano.

«Con ellos dos recuperados, la ventaja es muy pequeña y seguro que se puede recuperar», confía Nando, al igual que Marco Cuttrone y su padre, que vienen desde Calabria cada día de partido. Umberto, taxista desde hace más de 40 años resume el sentimiento de casi toda la ciudad: «Podré morirme tranquilo si pasamos a semifinales, yo en 1990 pensaba que ya lo había visto todo y ahora míranos, estamos ahí, muy cerca».

Desde Marianella a Fuorigrotta, donde se encuentra el estadio, no queda un rincón en todo Nápoles sin engalanarse con los colores azul y blanco. Desde los callejones más estrechos y caóticos del Quartieri Spagnoli hasta las avenidas más amplias y próximas a la playa Mappatella, en el barrio de Chiaia. Una auténtica pasión que no encuentra similitud en la devoción por San Gennaro, la segunda imagen más repetida en la ciudad tras la de Maradona. «Aquí el fútbol es más que un deporte, el equipo es la más fiel representación que tenemos de cara al exterior, es como si todos estuviésemos ahí dentro», afirma Liliano, gerente de una tienda de merchandising muy concurrida en pleno centro urbano.