El delantero parisino, que ya es el segundo máximo goleador galo en los Mundiales, se adjudicó un doblete que confirma la presencia de los suyos en la próxima ronda
27 nov 2022 . Actualizado a las 09:49 h.Dinamarca y Francia se dieron cita en el desmontable estadio 947 de Doha. Un nuevo capítulo para un duelo entre viejos conocidos, después de los dos encuentros entre ambos de la UEFA Nations League, con sendos triunfos para los daneses. Si los nórdicos ya negaron las predicciones por partida doble, estaban obligados a sacar algo positivo contra Francia tras ceder un empate ante Túnez. El equipo de Deschamps tenía las cuentas más claras: un triunfo significaba la clasificación.
El técnico francés incorporó un cambio obligado. Theo reemplazó en el carril izquierdo a su hermano Lucas, lesionado de gravedad. Además, Koundé se estrenó como titular en detrimento de Pavard. Dinamarca buscó agitar el saco de los goles y rotó a dos de sus atacantes. Lindstrom y Cornelius serían los responsables del gol en el conjunto nórdico. Además, Nelsson ocupó un puesto en la zaga por Kjaer y Damsgaard sustituyó al lesionado Delaney.
Dinamarca resistió durante la primera mitad los constantes envites de los hombres de ataque de Deschamps. Y lo hizo, en buena parte, gracias a los esfuerzos de sus tres rudos centrales: Anderssen, Christensen y Nelsson. La santísima trinidad del equipo nórdico, que bloqueó seis de los doce disparos de Francia, bajó al barro para anular a un inspirado Giroud y, en definitiva, contuvo parte del caudal ofensivo galo.
El desacierto de Mbappé, omnipresente y profundo en sus acometidas, también ayudó a mantener el empate sin goles. La estrella del PSG mandó al limbo un jugoso regalo de Dembelé, que le dejó solo, con el balón en los pies, en el punto de penalti. No fue una primera mitad soñada para el ariete parisino, que tuvo como colofón un disparo desde el pico del área que dejó grogui a su compañero Giroud, un inesperado aliado de la zaga danesa.
El equipo de Kasper Hjulmand apenas inquietó a Lloris. Eriksen, la brújula de Dinamarca, no dispuso de oportunidades para surtir de balones a sus socios en ataque. El ariete Cornelius, que se ganó una cartulina amarilla tras pisarle el talón a Giroud, tuvo un encontronazo similar con Upamecano en el que se jugó la expulsión.
En lo suyo, el ataque, también protagonizó lo poco reseñable de los daneses. Una jugada en el lateral del área francesa, con caño incluido a Hernández, en la que el delantero perdió el esférico para disgusto —y consecuente bronca— de Christensen, que había llegado hasta el campo rival, en un respiro ante el asedio de Francia. El delantero del Copenhague también marró el único contragolpe con peligro que logró armar el conjunto nórdico.
La vuelta de vestuarios no cambió, ni mucho menos, el guion del partido. Hjulmand dio entrada a Braithwaite por Cornelius. Francia consiguió finalmente su premio. Tchouaméni demostró, una vez más, que es un centrocampista completísimo. El jugador del Real Madrid le sirvió, desde el círculo central, un centro que dejó a Griezmann con todo de cara para anotar. El delantero del Atlético superó con un control orientado a Nelsson, pero desperdició la ocasión.
Un cambio de orientación de Tchouaméni con el exterior de su bota propició una cabalgada por el carril izquierdo del ataque francés. Mbappé y Theo enlazaron dos paredes que desembocaron en el gol francés, obra de Kylian.
Y, en el peor momento posible, llegaron los mejores minutos de Dinamarca. Así es el fútbol y así es la selección nórdica, una roca en lo anímico, como demostró en la Eurocopa. Eriksen templó un centro preciso desde en un saque de esquina, resuelto a la vieja usanza: Nelsson peinó en el primer palo el esférico y, como Hermóðr, el dios nórdico que llegó al infierno a lomos del caballo de Odín, Christensen mandó un testarazo al fondo de las mallas.
Francia tampoco se vino abajo, pero se igualaron las tornas. Lindstrom pudo confirmar la remontada, pero su remate en el área lo detuvo Lloris. Los hombres de Deschamps querían recuperar su guerra sin cuartel. Griezmann encadenó tres saques de esquina consecutivos en los que Dinamarca se sostuvo a duras penas. Rabiot, con el traje de Richarlison, probó una semi chilena que se marchó por encima del travesaño. Antes, de nuevo un zaguero, Mielhe, ejerció de guardameta sin guantes para repeler un cabezazo de Tchouaméni.
Y, de nuevo en la lona, Dinamarca rozó el KO técnico a Francia. Braithwaite recibió un caramelo en el área, pero tampoco encontró fortuna. Su tiro se marchó desviado. Fue la última opción de ganar para los daneses.
La sociedad formada por Griezmann y Mbappé se sacó un nuevo conejo de la chistera. El atacante del Atlético de Madrid, en una versión similar a su actuación en el Mundial de Rusia, sirvió un nuevo centro preciso. En el segundo palo apareció el delantero del PSG, que solo tuvo que empujar el esférico dentro del marco de Schmeichel, ante el despiste de Kristensen.
Mbappé superó con su doblete a Henry e igualó los tres goles del pichichi Enner Valencia. El actual entrenador ayudante de Bélgica está viendo como pierde un récord en cada jornada. Si Giroud le igualó en goles anotados con la selección, el ariete parisino le adelantó en la tabla de goleadores en la Copa del Mundo (el del PSG suma siete), todavía lejos del primer puesto, en mano Just Fontaine, con 13 goles.
Francia se convierte en equipo de octavos de final, mientras que Dinamarca tendrá que ganar a Australia y esperar que el combinado galo deje sin triunfo a Túnez. Atrás queda la maldición del vigente campeón, que condenó en primer lugar a Francia en su paupérrima fase de grupos en Corea y Japón en el 2002, después de su primer triunfo en 1998. Italia, España y Alemania también cayeron en esta ronda después de lograr sus respectivas estrellas. La Francia de Mbappé, pese a perder a Pogba, Kanté, Nkunku y, ya en Doha, a Lucas Hernández, no entiende de males de ojo. No con Mbappé, un rey que quiere una nueva corona.