Sus fortalezas son evidentes. El Partido Conservador había hecho tanto el ridículo que no le quedaba otra que aparentar rápido que cerraban filas. Y lo han hecho con el hombre en teoría más preparado para afrontar la delicada situación económica. El vídeo sobre Rishi Sunak se hizo enseguida viral. Parece un anuncio de Hollywood e insiste mucho en la urgencia de mantenerse unidos (el gran problema de los conservadores) y tomar decisiones serias con rigor. Es la historia del hijo de una familia de una minoría que llegaron a Inglaterra desde el Punjab a través de África y que se asentaron y salieron adelante. Sunak se pregunta si «ahora nos toca a nosotros que nuestros hijos tengan esas mismas oportunidades». Todo muy bonito.
Su formación es la adecuada, no hay duda. Fue el político que diseñó el sistema de ayudas para las empresas y la hostelería durante lo peor del brexit. Era el encargado de la economía en lo más dramático de la pandemia y logró resultados aceptables. Tiene reflejos. Hizo que fluyera el dinero cuando más se necesitaba. Lo tiene que conseguir por segunda vez. Solo que ahora no hay dinero.
Otro de sus puntos fuertes es que el Partido Conservador está esmagado. Los tories no se pueden permitir más errores. Los diputados de la mayoría conservadora que le han hecho primer ministro no coinciden en casi nada. Los hay que aman el brexit salvaje y los hay que empiezan a arrepentirse del brexit. Pero no les queda más remedio que cerrar filas con Rishi Sunak.
Sustituye a un político muy popular, Boris, pero incontrolable. Y a una política, Liz, que duró 44 días. Es imposible hacerlo peor. No entra en el puesto por titulares indiscutibles adorados por el público y que levantaron títulos. Solo debería acertar.
Es dialogante. Lo necesita, con su partido, con el país y con Europa. Encima ganó un 24 de octubre, el Diwali, el festival más importante del año en la India, un período para celebrar el triunfo de la luz sobre la oscuridad, del saber sobre la ignorancia y del bien sobre el mal. Pero este bólido, a pesar de tanta buena chapa y pintura, podría tener el motor gripado. Van los órdagos.
No lo votó nadie. Es un seudo golpe de Estado parlamentario. Pero un seudo golpe de Estado. Los diputados no dejaron que esta vez la decisión alcanzase a la militancia. Por si acaso.
El Partido Conservador está a más de treinta puntos en las encuestas de los laboristas. Lo que tiene que hacer Sunak es sanear un Titanic político y económico. Si hubiese elecciones, los laboristas ganaban doce años después sin salir de casa.
Tiene demasiado dinero, aunque la mayoría de su fortuna sea de su suegro. Es un hombre que no sabe lo mal que se pasa cuando se avería tu única estufa. Debe tomar decisiones muy arriesgadas. Por ejemplo, la inflación está por encima del 10 por ciento. ¿Subirá las pensiones otro tanto arriesgando definitivamente las cuentas del país? Veremos. El tiempo le apremia.
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