Casi cuatro años después, la afición blanca regresó a Cibeles, donde celebró la Liga junto a jugadores y cuerpo técnico, que se dieron un auténtico baño de masas
30 abr 2022 . Actualizado a las 19:46 h.La hora temprana del partido entre Real Madrid y Espanyol y lo primaveral de la tarde en la capital de España tras la tormenta previa al encuentro llevaron la celebración del 35º título de Liga blanco desde el Santiago Bernabéu a la Plaza de Cibeles. Casi cuatro años llevaba el madridismo sin rendir tributo a su diosa, desde los festejos de la decimotercera Liga de Campeones del club en mayo del 2018. Desde entonces el conjunto de Chamartín conquistó la Liga en el 2020, pero fue en plena pandemia del covid 19, con aquel final exprés en verano debido a una situación sanitaria que no permitía grandes aglomeraciones.
Es por ello que la afición del Madrid se citó en masa no solo en Cibeles, sino a lo largo de todo el recorrido que llevó a cabo el tradicional autobús descapotable con los jugadores y el cuerpo técnico de la primera plantilla. Desde las alturas se dieron un baño de masas los nuevos héroes del madridismo, hasta su llegada al centro neurálgico de la capital un poco antes de las 21:00 horas, con las luces del bello ocaso.
Tiene el Madrid una cita trascendental el próximo miércoles, en la que debe remontar el 4-3 de la ida de las semifinales de la Liga de Campeones ante el Manchester City, su último obstáculo hacia la final de París. Y es que la Orejona obsesiona especialmente a un club acostumbrado el éxito, pero en el que había ganas de un buen homenaje.
Marcelo, capitán y ya jugador con más títulos en la historia del Real Madrid, casi nada, llevó la voz cantante de los festejos en Cibeles. El brasileño se arrancó con los tradicionales cánticos entre la hinchada blanca y esta le siguió, enfervorecida. «Cómo no te voy a querer», «Alé, Real Madrid, alé, alé»... Incluso alguno se acordó del Barça, ese eterno adversario en horas bajas. Hasta Modric se animó con el micro para deleite de una afición que idolatra al croata como pocos. No es para menos, su excelente rendimiento parece no tener fin.
Llegaba la noche y ahí seguía el madridismo triunfal, que ha encontrado en Carlo Ancelotti a un entrenador ideal cuando su regreso generaba alguna que otra duda. El italiano era un hombre feliz, ya tenía esa Liga que le faltó en su primera etapa entre 2013 y 2015 y con ella se convierte en el primer entrenador de la historia con todas las grandes ligas europeas en su haber -Liga, Premier League inglesa, Seria A italiana, Bundesliga alemana y Ligue 1 francesa-. Tenía que ser el transalpino otro de los animadores de la fiesta y asumió su rol con el micrófono en la mano y a grito pelado, como aquella celebración de la décima en la que entonó el himno compuesto para la ocasión.
«Sí se puede», cantaban los aficionados y los jugadores, con el City entre ceja y ceja. Así es el club de Chamartín, insaciable, siempre pensando en nuevas conquistas aunque todavía celebre la última. «Hala Madrid, y nada más» como colofón al deseado reencuentro entre el madridismo y su diosa... Para los clásicos, también las mocitas, mientras ya los jugadores emprendían el camino de regreso después de que Marcelo le colocase la bufanda y la bandera a Cibeles, como en su día lo hicieron Sanchís, Hierro, Raúl, Casillas o Sergio Ramos.