El tenista, seguidor de un gurú del amor, y su equipo hilan una cháchara ultra de nacionalismo, religión y mística en lugar de razonar su entrada en Australia
07 ene 2022 . Actualizado a las 21:06 h.«Si tiene una exención justa, debería jugar en Australia. Si no la tiene, no. Sobre el papel es bastante simple».
Entre la crítica de Rafa Nadal a Novak Djokovic por no vacunarse y el victimismo del entorno del jugador serbio tras haber sido retirado su visado, emerge el meollo de la cuestión, que expone el número dos del mundo, Daniil Medvedev. Pero el equipo del deportista, quien pidió una exención médica para entrar en Australia sin inocularse el suero contra el coronavirus, pero no pudo justificar ante las autoridades del país su excepción, parece construir una realidad paralela. El miércoles llegó a Melbourne para disputar el primer grand slam del año desde el próximo 17 de enero, a continuación fue interceptado en la frontera e instado a abandonar el país y su recurso —que se resolverá el lunes— dio con él en el hotel adonde se dirigen personas que deben pasar cuarentenas al llegar a la ciudad y solicitantes de asilo. Comenzó entonces una campaña de su equipo, basada en un discurso ultra con componentes nacionalistas, religiosos y místicos. Actúan como altavoz de su mensaje las autoridades serbias.
El Gobierno local
«No está cautivo, es libre de irse». La organización del Open de Australia admitió el viaje de Djokovic al entender que cumplía los requisitos para pedir una exención médica y viajar al torneo pese a no estar vacunado porque pasó la enfermedad en junio, supuesto salvoconducto para ser considerado una excepción. Pero al aterrizar en Melbourne en la frontera las autoridades le revocaron el visado porque no admiten esa excepción. Tanto el padre del deportista, Srdjan Djokovic, como varias autoridades serbias acusaron al país oceánico de tenerlo «cautivo» y en unas condiciones indignas. Ayer recibieron respuesta. «El señor Djokovic no está cautivo en Australia, es libre de irse en cualquier momento que desee y la Fuerza Fronteriza le facilitará eso», indicó la ministra australiana de Asuntos Exteriores, Karen Andrews.
Hasta ayer solo se conocía una reacción de Djokovic —igualado con Nadal y Roger Federer con 20 títulos de grand slams, récord que se puede desempatar en Australia—. Y aludía a la religión, según el mensaje difundido en su nombre por su hermano: «Dios lo ve todo, la ética moral como mayor ideal es la estrella que conduce a la elevación espiritual. Mi bien es espiritual, y el de ellos solo es el material».
Su primera reacción
«Gracias a dios por la salud». A través de Instagram, el tenista compartió ayer este otro mensaje: «Gracias a mi familia, a Serbia y a toda la gente buena de todo el mundo que me está mandando su apoyo. Gracias a Dios por la salud».
El tenista se declara devoto de la iglesia ortodoxa serbia, que ayer celebró su particular Navidad. El mensaje religioso impregna también la campaña que despliega el padre del deportista, que comparó el caso de su hijo con la crucifixión de Jesús y ayer volvió a manifestarse en Belgrado ante el Parlamento serbio.
La postura de su país
Persecución política «porque no tienen otra forma de triunfar frente a él». El presidente del país, Aleksandar Vucic, considera su caso una «persecución política» del Gobierno australiano «porque no tienen otra forma de triunfar frente a él». En la misma línea conspiranoica apuntan otras autoridades del estado balcánico: Asuntos Exteriores trasladó una «protesta verbal» a la embajada del país oceánico en Belgrado —por el «trato inapropiado e inhumano» al tenista—, y el secretario de Estado de esa cartera, Nemanja Starovic, se quejó de que en Melbourne se le tomaba por «criminal o terrorista».
Su filosofía
Un gurú español le hizo ver «una luz divina». Djokovic lleva tiempo abanderando una peculiar visión del mundo. En el 2016 trascendió que se había entregado al extenista riojano Pepe Imaz, ahora gurú de una espiritualidad basada en la armonía del amor y la paz, y que trabaja en el Club de Tenis Puente Romano, en Marbella.
A su íntima relación con Imaz atribuye la prensa alemana que Boris Becker zanjase su etapa como entrenador de Djokovic, que por aquel entonces empezó a impregnar sus comparecencias con referencias a la «luz divina», la armonía y la necesidad de «mirar dentro» de uno.
Su evolución
Negacionista y con mensajes sin base científica. Cuando empezó a propagarse el coronavirus, Djokovic abrazó el discurso negacionista con unas declaraciones premonitorias en abril del 2020. «Estoy contra la vacunación, y no me gustaría que alguien me obligue a vacunarme para poder viajar. Pero si esto se convierte en una obligación, ¿qué va a pasar entonces? Entonces tendré que tomar una decisión».
No se quedó ahí. Fue construyendo una peculiar cháchara alternativa a la ciencia: «Las moléculas del agua reaccionan a nuestras emociones, es lo que se ha dicho», soltó un mes más tarde en un vídeo. Y en junio, cuando gran parte de Europa se abría a una tímida desescalada, organizó un circuito que se disputó sin apenas medidas de control sanitario, con las gradas llenas, ausencia de mascarillas y un saldo de positivos entre los participantes, incluido el propio Djokovic.
Peligro
Un castigo máximo de tres años sin poder volver. Según la ATP, casi el 100% de los tenistas están hoy vacunados con la pauta completa. Pero, aún así, por distintos motivos, se cifra en casi una treintena las exenciones tramitadas para el primer grand slam del año. Mientras su entorno y las autoridades serbias presionan, su equipo de abogados trabaja y Djokovic guarda silencio. En el peor —e improbable— de los casos podría verse obligado a estar tres años sin entrar en el país, al que volvería, como pronto, con 38 años para el Open.
La clave: pasar la enfermedad en los seis últimos meses no permite acceder al país
¿Por qué Djokovic viajó a Melbourne con permiso de las autoridades tenísticas si no cumplía los requisitos para entrar al país? Según ha trascendido en los medios australianos, se debió a un malentendido. La organización del primer grand slam creyó que haber superado el covid en los seis últimos meses era uno de los motivos para recibir una exención médica para entrar al país sin estar vacunado, al igual que padecer problemas cardíacos, reacciones alérgicas a la primera dosis y haber sido sometido a una cirugía recientemente. Pero el contagio no está contemplado entre las excepciones para el Gobierno australiano, y por eso bloqueó la entrada de Djokovic al país.
Ese mismo motivo propiciará la expulsión de la checa Renata Voracova, que se ha quedado sin visado, pese a que llevaba ya varios días en Melbourne. Retenida en el mismo hotel que Djokovic, ayer estaba previsto que abandonase el país.