Messi, de la crisis del burofax a la renovación de la estrella en el paro

L.B.T.

DEPORTES

El argentino, cerca de cerrar un culebrón que acumula casi un año de rumorología

15 jul 2021 . Actualizado a las 09:39 h.

Este verano es el verano de Leo Messi. A nivel internacional, ha sido protagonista absoluto por lograr con la selección de Argentina su primer título oficial, una Copa América que sirve para cerrar su leyenda negra con la albiceleste. A nivel de clubes, protagoniza el culebrón con el mejor argumento de los que hay disponibles en parrilla: por largo y por morboso. No es muy habitual ver a un tipo con seis Balones de Oro y que oposita para un séptimo en el desempleo.

Tras casi un año de emisión, el capítulo final de semejante dramón, líder de audiencia en Barcelona, parece que se acerca a su final. Ni PSG ni Inglaterra. Si las operaciones para la renovación del astro rosarino están tan cerca como se informa desde la prensa catalana, Messi se retiraría del fútbol de élite en el Barça —es imposible descartar un último bolo en Newell’s, la Liga estadounidense o donde él desee—. En caso de sellar, como se baraja, una renovación por cinco temporadas, su etapa en el Camp Nou concluiría a los 39 años.

Se trata de una victoria a corto plazo para Joan Laporta. Un triunfo condicionado siempre a que el club logre cumplir con los requisitos que impone la Liga para la inscripción del jugador. El regreso del presidente a la dirección de la entidad calmó las desbocadas aguas que bajaban en el vestuario desde el agosto pasado, cuando los abogados del futbolista mandaron el famoso burofax que declaraba unilateralmente la independencia de la estrella. Laporta —junto a la inestimable voluntad de Koeman para exponerse a pecho descubierto liderando el cambio de ciclo culé y que ha propiciado la irrupción de un talento como Pedri— encauza las aguas. También la llegada de un amigo como el Kun Agüero, amigo personal de Messi, que tratará de compensar la pérdida de Luis Suárez.

No obstante, el contrato que Messi firmará será también una hipoteca a largo plazo. El jugador es prácticamente un extraterrestre sobre el césped, pero la lógica dicta que su rendimiento debería ir decreciendo. En el Barça lo saben y según apuntan desde la ciudad condal, parte de su salario podría percibirlo ya con la camiseta de otro equipo y percibiendo del Barcelona una cantidad como «embajador», el término que se han sacado de la manga los ingenieros fiscales del club para cuadrar las cuentas y poder tener al argentino, para empezar, el siguiente curso en el Camp Nou. Y ya se verá. El club blaugrana atraviesa una etapa en el que salvar el día a día es ya un reto.

Culé de por vida

Uno de los grandes traumas del barcelonismo es su tradicional incapacidad para retener a sus leyendas.

Perdieron a Cruyff por desavenencias con la directiva, perdieron a Maradona por desavenencias con la directiva y porque —siendo sinceros— el Pelusa hizo méritos para enfadar a sus pagadores. El Barça perdió a Ronaldo, Figo, Laudrup, Luis Suárez Miramontes y Neymar. Todas estas salidas costó digerirlas. Lo de Messi hubiese sido harina de otro costal. El 10 le ha dado al Barcelona diez Ligas, siete Copas del Rey, ocho Supercopas, cuatro Champions, tres Supercopas de Europa y tres Mundiales de clubes.

Messi es mucho más que un futbolista en el Camp Nou. Es cantera y es política. Nadie duda de que a la tumba en la que descansa Josep María Bartomeu dio muchas más paladas el argentino que los tumbos del equipo sobre el césped. Un 8-2 en Champions es una vergüenza histórica; perder a la Pulga, pecado capital. Este movimiento asegura, más allá de sus consecuencias económicas o sus resultados deportivos, cierta autoestima para el Barcelona.

Lejos del mundanal ruido

No se le ha visto muy preocupado —al menos en público— al argentino por su futuro. Actualmente descansa durante sus vacaciones junto a su familia en Buenos Aires. El astro, al que el sambenito de no haber levantado ningún título con la selección le pesaba —quedó claro tras el pitido final del duelo contra Brasil—, parecía tener fijado en la Copa América su principal objetivo.

El cacareado principio de acuerdo, a falta de confirmación, supondrá también un respiro para Ronald Koeman. La relación entre el neerlandés y el argentino es buena y, tras un final de temporada en el que su puesto de trabajo estuvo en el aire, sabe que en el futbolista tiene a su mejor aval. En las últimas semanas, Koeman había mostrado públicamente su preocupación por las negociaciones, pese a que dijo sentirse confiado.

Nada es oficial, nada hay firmado y falta convencer a la Liga de que el nuevo contrato es viable. Y aún así, es lo más cerca que ha estado Messi del Camp Nou en el último año.