La Federación Española de Piragüismo pierde otro día sin fijar un plazo para la conclusión del selectivo
12 mar 2021 . Actualizado a las 09:23 h.La Real Federación Española de Piragüismo trabaja para «resolver a la mayor brevedad» los nombres de los cuatro palistas que lucharán este verano por el título olímpico del K4 500 en los Juegos de Tokio. Así lo manifestó en la tarde de ayer a través de un nuevo comunicado de prensa el desde el mes pasado nuevo presidente de la RFEP, Pedro Pablo Barrios. Lo hizo sin entrar en más detalles ni honduras sobre cómo se completará el proceso selectivo reventado en la mañana del miércoles tras la salida de la concentración de Trasona, Asturias, del zamorano Carlos Garrote y el viveirense Cristian Toro; ambos presentando sendas bajas médicas para justificar su indisposición a seguir peleando en el agua un puesto en la embarcación olímpica en medio de acusaciones de amaño del proceso vertidas por sus respectivos entornos las jornadas precedentes.
Pedro Pablo Barrios reiteró su «apoyo incondicional» al seleccionador del barco de equipo, el asturiano Miguel García, y a la totalidad de los seis kayakistas que aspiran a subirse al K4 500 en los próximos Juegos, esto es, los dos apuntados más el balear Marcus Walz, los gallegos Carlos Arévalo y Rodrigo Germade y el catalán Saúl Craviotto. Un respaldo que enfatizó en el caso de este último, tetramedallista olímpico y llamado a portar la bandera de la delegación española en la jornada de apertura de la gran cita nipona, acompañando Barrios la nota de prensa federativa con una foto suya con un cartel de Craviotto en competición en un K1 detrás. Todo ello, con varios de los dedos acusadores del supuesto fraude en el selectivo apuntando al marca del K4.
La cuestión es que España debería haber conocido a primera hora de la mañana de ayer los nombres de los cuatro motores de su barco de equipo, según el calendario inicial fijado en el sistema de cribado. Y el gran problema es que a falta de tan solo cuatro meses y medio para los Juegos y de uno para la Copa del Mundo que servirá de última referencia para el asalto olímpico, el K4 500 español es un navío a la deriva, cada vez más lleno de vías de agua causadas por fuego amigo.