Toro y Garrote presentan una baja médica y la Federación Española no aclara si da por finalizado el cribado descartando a ambos
11 mar 2021 . Actualizado a las 10:34 h.A falta de menos de cinco meses para los Juegos de Tokio, conocer los nombres de los cuatro integrantes del K4 500 español que debería pelear este verano por el oro olímpico se ha convertido en un deporte de riesgo extremo. Los planes de la Real Federación Española de Piragüismo (RFEP) de reanudar hoy y concluir esta semana el proceso de selección del barco de equipo, que había suspendido el martes durante 24 horas, han saltado por los aires; con el selectivo, tal y como se había planteado de inicio, completamente reventado.
En medio de las graves acusaciones de tongo alrededor del proceso vertidas desde las órbitas de los dos palistas en desventaja tras completarse el pasado domingo la mitad del selectivo, el viveirense Cristian Toro y el zamorano Carlos Garrote; uno y otro han presentado hoy sendas bajas médicas a raíz de «la tensión acumulada estos días», explican desde la RFEP.
Tensión por una criba obligada por el último recorte de plazas fijado por el Comité Olímpico Internacional para el programa del kayak masculino de la modalidad de esprint, limitando la participación a un máximo de seis deportistas por país independientemente del número de barcos que clasifiquen. En España, con el K4 500, el K2 1.000 y el K1 200 obteniendo el pasaporte a Tokio en el Mundial del 2019, la RFEP optó por reservar dos para el barco doble y el resto para un K4 500 del que dos de sus integrantes doblarán en el kayak corto individual en los Juegos.
Toro, último campeón olímpico del K2 200 junto al catalán Saúl Craviotto, registró un certificado firmado por Pablo del Río, el psicólogo deportivo del Consejo Superior de Deportes que lo ha venido tratando durante los últimos casi dos años; desde que el gallego decidió abandonar el K4 500 a un mes del Mundial del 2019, donde España se jugaba la clasificación para Tokio. En dicho documento el especialista certificaría que su paciente no se encuentra al 100 % para acometer un examen del nivel del que está en marcha desde el pasado viernes para cribar a los seis aspirantes al barco de equipo olímpico.
Sin Garrote, bronce en el K1 200 en el último Mundial, ni Toro, el seleccionador del K4 500 español, el asturiano Miguel García, presenció esta mañana la segunda tirada de la combinación formada por Saúl Craviotto, el balear Marcus Walz y los gallegos Carlos Arévalo y Rodrigo Germade. La misma que el pasado domingo paraba el crono en 1.20,842, desatando la ira, entre otros, del Fluvial de Lugo, club de Toro, o del hasta el mes pasado presidente de la RFEP, Juanjo Román, zamorano como Carlos Garrote, por los más de 3 segundos menos firmados respecto a las otras dos combinaciones de los seis palistas aspirantes a las plazas olímpicas del K4, con Craviotto y Arévalo en las tres tripulaciones alternativas. Club y ex presidente federativo reclamaron entre el lunes y el martes un proceso limpio, con Román hablando directamente de amaño.
La Federación no ha querido proporcionar el segundo tiempo marcado hoy por el barco que en el 2019 daba a España su tercer subcampeonato del mundo consecutivo (solo Walz y Germade participaron en las tres platas) obteniendo de esta manera para España la plaza en el programa del K4 500 de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Pero es que, al igual que con la cuestión anterior a preguntas de este periódico, desde el ente federativo no se ha aclarado si las bajas médicas de Toro y Garrote suponen el punto final al selectivo y la concesión de los billetes a Japón para los cuatro palistas restantes, ni qué pasará a partir de ahora. En un comunicado de prensa la RFEP se limita a decir que «El cuadro técnico de la selección española seguirá trabajando para buscar el mejor resultado en Tokio».
Crisis, sí, crisis
Ante lo que sí parecen claudicar, bien es cierto que de manera indirecta, los responsables federativos es ante la existencia de una gravísima crisis de consecuencias imprevisibles a raíz de las declaraciones públicas de amaño manifestadas a los cuatro vientos por los mencionados entornos de Toro y Garrote. Así, el presidente de la RFEP, Pedro Pablo Barrios, se ha sumado al debate generado con una defensa férrea del entrenador nacional. Mostrando una «confianza absoluta» en Miguel García, para quien exige «respeto» por ser un técnico de «prestigio impresionante», y del que enfatiza que es uno de los entrenadores «más laureados», como lo acreditan las cuatro medallas olímpicas ganadas por sus deportistas en Río 2016, Londres 2012 y Pekín 2008.
Barrios reclama el mismo respeto para los «6 monstruos del piragüismo», esto es, la media docena de palistas inmersos en el selectivo, de los que dice «les avalan los resultados conseguidos por todos ellos, y que están viviendo un momento de alta intensidad emocional porque solo cuatro de los seis podrán acudir a los Juegos Olímpicos».
Por su parte, el entrenador nacional del K4 se ha declarado hoy en contra de «alimentar cualquier polémica", pero ha reconocido que la situación generada de inestabilidad está "afectando" al equipo, por lo que aboga porque "cuanto menos se entre en esa dinámica mejor, tenemos que pensar en los Juegos Olímpicos y no podemos perder el objetivo».