A pesar de proclamarse campeón en la última etapa, el cambio de formato del libro de ruta en esta edición está siendo el quebradero de cabeza del piloto
09 ene 2021 . Actualizado a las 17:48 h.Carlos Sainz, defensor del título de coches del rali Dakar, sacó su mejor versión y espíritu ofensivo para adjudicase con autoridad la sexta jornada de la prueba, recortada en 100 kilómetros que se disputó entre Al Qaisumah y Ha Il. Una victoria que viene determinada, además de por el golpe de orgullo del piloto madrileño tras dos etapas consecutivas perdiendo el rumbo, a una jornada en la que las dunas y el terreno fueron la tónica y no tanto la navegación. El quebradero de cabeza de Sainz en este rali.
El piloto es consciente de que tiene el mejor coche de la carrera, y además, el más rápido. A pesar de ello es tercero en la general a 40 minutos de Peterhansel, después de haber perdido el rumbo en dos de las seis etapas que lleva la prueba. Pero, ¿qué ha cambiado en la edición de este raid para que Sainz se pierda?. La culpa la tiene el roadbook o libro de ruta.
El Dakar 2021 se ha digitalizado. El nuevo sistema, que ya se empleó en la prueba del 2020 durante cuatro etapas, cambia el papel por una tableta. Además, si el año pasado se entregaba a los participantes el día anterior, en esta ocasión se les da quince minutos antes de tomar la salida a los pilotos en la categoría de coches y veinte minutos en el caso de las motos.
El motivo no es otro que obligar así a reducir la velocidad y hacer una prueba más segura. «El año pasado la prueba tuvo unas medias muy altas de velocidad. El objetivo de este raid no tiene que ser alcanzar los 180 km/hora. Tiene que ser la navegación, para reducir la velocidad y quitarle riesgo. Con el cambio de sistema, la organización ha hecho una prueba muy exigente a este nivel», afirma el dos veces campeón del mundo como copiloto de Sainz, Luis Moya. «Nos ha costado entender la nueva filosofía y lo hemos pagado», reconoció el madrileño sobre la norma actual. Y es que el piloto de Mini «prima más la velocidad y ahora hay instrucciones que son complicadas. En el momento en que se pierden, deben tener paciencia, pararse unos segundos. Es un rali muy complicado a nivel navegación», recalca Moya.
El propio Álex Haro, copiloto de De Villiers y noveno en la general del Dakar le dejó bien claro a Moya la importancia que tiene este año el roadbook: «Es tan perfecto que tienes que seguirlo al pie de la letra, no te puedes fiar de las roderas de otros vehículos, porque sino hay sitios que no los encuentras».
El papel del «hombre del mapa»
Hasta el año pasado, cada equipo recibía el mapa con la ruta del día siguiente. Una vez recibido, este era enviado al «hombre del mapa». Es decir, un miembro del equipo que «se encargaba de marcar el itinerario que luego los copilotos estudiaban durante horas para preparar la etapa», recuerda Luis Moya. Pero el nuevo sistema no deja tiempo y no convence a Sainz. «No me gusta nada, es más una lotería. Esto no es pilotar. Estoy un poco desmoralizado, disgustado porque el rali parece más una yincana, en cuanto a la navegación, que un raid», comentó el madrileño.
Una prueba, por tanto, en la que el papel fundamental lo adquiere el copiloto y sus habilidades para interpretar la ruta. «En los ralis influye pero no tiene tanto poder de decisión como en el Dakar. No es tan clave. Aquí es el que decide. Un error suyo puede hacer perder la carrera», sentencia el coruñés.
A pesar de la diferencia que separa a Sainz del líder, Moya considera clave la penúltima etapa para determinar quién será el ganador. «Son 511 kilómetros que para mí serán clave. Ese día decidirá. Peterhansel no ha ganado ninguna etapa, pero ha sido el más regular. Nasser Al-Attiyah es rápido pero también se fue de ruta. No hay nada perdido. Este Dakar lo ganará el que menos errores cometa, no el más rápido», sentencia Moya.