La leyenda del fútbol ha fallecido por un paro cardíaco a los 60 años este miércoles
25 nov 2020 . Actualizado a las 23:20 h.El mundo del fútbol dice adiós este miércoles a una de sus grandes leyendas. El entrenador y exfutbolista Diego Armando Maradona, campeón del mundo con Argentina y estrella global de este deporte, falleció a los 60 años de un paro cardiorrespiratorio en su casa del barrio San Andrés, en la localidad de Tigre, según confirma el diario argentino Clarín.
Diego Maradona será velado a partir del jueves en la Casa Rosada de Buenos Aires. El presidente de Argentina, Alberto Fernández, confirmó en diálogo con la Televisión Pública que el velatorio se realizará en la sede del poder ejecutivo. Fernández había decretado tres días de duelo nacional por el fallecimiento del astro argentino. El único deportista velado en la Casa Rosada fue el quíntuple campeón de la Fórmula 1 Juan Manuel Fangio, en julio de 1995. El Fiscal General del departamento de San Isidro (provincia de Buenos Aires), John Broyad, dijo en rueda de prensa que el fallecimiento de Maradona «no posee más que características naturales» y que en su cuerpo «no se advirtió ningún signo de criminalidad» o «violencia».
Diego Armando Maradona era en la actualidad responsable del banquillo del club argentino de primera división Gimnasia y Esgrima La Plata. El futbolista había sido sometido a principios de este mes a una operación por un hematoma en el cerebro que se había saldado sin aparentes complicaciones. «Nos llevaste a lo más alto del mundo. Nos hiciste inmensamente felices. Fuiste el más grande de todos. Gracias por haber existido, Diego. Te vamos a extrañar toda la vida», escribió el presidente argentino Alberto Fernández, que ha decretado tres días de luto en el país por la muerte de Pelusa.
Un ídolo a nivel mundial
Considerado por muchos como el mejor futbolista de la historia del fútbol, el Pelusa inició su carrera en Argentinos Juniors en 1976. En cinco temporadas en el club alcanzaría los 116 goles y 65 asistencias en 166 partidos disputados. en 1981 fue reclutado por Boca Juniors, el equipo que ocupa un lugar de privilegio en su trayectoria pese a haber jugado en la Bombonera un solo año antes de dar su salto a Europa. Aterrizó en el FC Barcelona en 1984 dejando muestras de su buen fútbol, pero nunca llegó a adaptarse del todo y sus polémicas acabaron por propiciar su salida hacia el Nápoles, el club que le dio gloria en el viejo continente. Jugaría también en el Sevilla, Newell's y, de nuevo, Boca Juniors, ya en el declive de su carrera.
El fútbol, el ídolo y la droga
Su fútbol conquistó a todo el planeta por actuaciones como las que firmó en el Mundial de México en 1986, donde llevó a Argentina a conquistar, ante Alemania Federal, su segundo título y en el que fue designado como mejor jugador del trofeo. Aquel campeonato le sirvió para granjearse un lugar eterno en el corazón de su país, a cuya selección dirigió incluso como técnico en el Mundial de Sudáfrica en el 2010.
Pero su trayectoria no se entiende sin la aparición de las drogas en su vida, que lastraron su trayectoria y le descendieron a los infiernos llegando a ser expulsado del Mundial del año 1994 en Estados Unidos. Su lucha contra su adicción marcaría para siempre la imagen de Diego Armando Maradona.
Diego Armando Maradona, niño de un barrio pobre de Buenos Aires convertido en legendario futbolista. A los 60 años, que cumplió hace casi un mes, este hombre contradictorio y arbitrario, desafiante e ingenioso, machista, amigo leal y enemigo temible, se hundió y renació mil veces para trascender el universo de la pelota, hasta que este miércoles perdió la vida.
Nacido el 30 de octubre de 1960, vivió su infancia en Villa Fiorito, un barrio muy pobre de la periferia de la capital argentina donde comenzó a destacarse por sus maravillas con la pelota. Casi dos décadas después, se consagró como estrella universal del fútbol, cuando con la cinta de capitán de la selección argentina alzó la copa del Mundial de México-86. Fue allí donde anotó sus goles más famosos: el polémico de la mano de Dios y el mejor de la historia de los Mundiales, ambos frente a Inglaterra en cuartos de final (2-1). En Argentina, Maradona despertó devoción y pasiones al punto de crearse la Iglesia Maradoniana, que lo considera su dios.
«Quisiera ver al Diego para siempre, gambeteando (haciendo regates) toda la eternidad», entonaba la banda roquera Ratones Paranoicos, en una de las decenas de canciones que inspiró el 'Diez'.
Con la casaca albiceleste, lloró de bronca al recibir la medalla de subcampeón en el Mundial de Italia 1990. Jugó otras dos Copas del Mundo: España-82 y Estados Unidos-94, cuando pronunció su frase «me cortaron las piernas», después de dar positivo en un control de dopaje, por efedrina, en pleno renacer futbolístico. Le costó una suspensión de 15 meses, la segunda de su vida.
Más tarde, como entrenador, quiso transmitir su mística a la Albiceleste. Condujo a la selección entre 2008 y 2010 hasta el mundial de Sudáfrica, con Lionel Messi en la cancha, pero su suerte se selló con una dura derrota 4-0 que le propinó Alemania en cuartos de final.
Maradona disputó 676 partidos y anotó 345 goles en sus 21 años de carrera, entre la selección y los clubes. Dio sus primeros pasos con los cebollitas, la cantera de jugadores de Argentinos Juniors, con el que debutó en Primera División con 15 años, el 20 de octubre de 1976. Pasó a Boca Juniors (1981-1982), donde logró un título de liga. Transferido al FC Barcelona (1982-1984), luego siguió su carrera en el Nápoles de Italia (1984-1991), del que fue ídolo absoluto. Pero el 17 de marzo de 1991, su adicción a la cocaína le costó su primera suspensión por 15 meses.
La vuelta fue en el Sevilla de España (1992-1993) y de allí el regreso a Argentina con un breve paso por Newell's Old Boys en 1993. Luego vendría el Mundial 1994 y la segunda sanción, hasta la vuelta a su amado Boca, donde colgó definitivamente los botines el 25 de octubre de 1997, cinco días antes de cumplir 37 años.
En una memorable despedida en 2001, en una Bombonera colmada de hinchas, Maradona aludió a sus adicciones: «Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha». Maradona fue más que ese jugador «con el guante blanco en el pie, del lado del corazón», como lo describió el roquero Andrés Calamaro.
Indomable, confrontó con el poder del fútbol mundial, desafió al establishment, se abrazó con líderes de la izquierda latinoamericana, tuvo una amistad con Fidel Castro, se tatuó al Che Guevara, lo invitaron jeques árabes y es ídolo de figuras legendarias del deporte universal.
«Era imposible que este chico (Diego) termine bien. A los 18 años no podía caminar en África. Un avión paró porque estaba lleno de gente en la pista. Año 1981, cuando no había Internet, celular, nada. Sobrepasa cualquier barrera de lo humano, de lo normal. Y creo que paga las consecuencias de todo eso», evocó este año el exjugador Hugo Perotti, compañero de Maradona en la selección juvenil, la mayor y en Boca campeón en 1981.
En 2000, tuvo una crisis cardíaca por sobredosis en el balneario uruguayo de Punta del Este. Vendría un largo tratamiento con idas y vueltas a La Habana, lejos de las cámaras. Con 100 kilos de peso, otra crisis cardíaca y respiratoria lo sorprendió en 2004 en Buenos Aires y lo puso al borde de la muerte.
Se recuperó. Se operó el estómago para adelgazar 50 kilos hasta que volvió un año después como exitoso animador de televisión. En 2007, excesos en el consumo de alcohol forzaron dos internaciones con hepatitis tóxica. Fue llevado a un hospital psiquiátrico. Volvió a salir.
A las canchas, regresó como director técnico, rol que ya había probado, sin éxito, en Mandiyú (1994) y Racing (1995). Tras conducir la selección, estuvo al frente del Al Wasl (2011-2012) de los Emiratos Árabes, luego de Al Fujairah (2017-2018) y siguió a México en los Dorados de Sinaloa (2018).
Operado de las rodillas y con bastón, asumió en 2019 en su país la conducción de un alicaído Gimnasia y Esgrima La Plata. Con la seguridad que les dio haber sido por 25 años sus «únicas hijas», Dalma y Giannina fueron el cable a tierra para Maradona, pero también sus más duras críticas. Nacidas en 1987 y 1988, su madre, Claudia Villafañe, fue la novia de la adolescencia del Pelusa. Después de 24 años se divorciaron y en 2020, siguen en duro litigio.
El último hijo en llegar fue Diego Fernando, que tuvo en 2013 con su exnovia Verónica Ojeda. Pero Maradona fue sumando descendencia. En 2014, reconoció a Jana, nacida en 1996 e hija de Valeria Sabalain, y en 2016, tras 29 años de rechazar el lazo, admitió entre su prole a Diego Junior, nacido siete meses antes que Dalma e hijo de la italiana Cristina Sinagra.
En 2019 su abogado Matías Morla afirmó que tenía tres hijos más en Cuba, aún sin reconocer. «Faltarían tres para el equipo de 11, tú puedes», ironizó en Instagram la picante Giannina.