Las selecciones española y argentina apelan a sus señas de identidad ante la final del Mundial
15 sep 2019 . Actualizado a las 09:24 h.No era la final pronosticada en las casas de apuestas, pero España y Argentina han hecho valer su capacidad competitiva hasta el final y se verán las caras (14 horas, Cuatro) en la lucha por el oro, en el último partido de la Copa del Mundo. Son dos selecciones que se arman desde hace años como equipos, no como conglomerados de estrellas. Se agarran a los partidos y compiten.
Hay muchos paralelismos entre un combinado y otro. Quizás llega Argentina en un mejor momento. Ya lo decía Scola después de apear a Serbia y antes de encarar la semifinal ante Francia: «Esto no es un milagro. Venimos jugando un buen básquet desde hace tiempo». Despliega un baloncesto vertical, atrevido, que se asienta en una defensa muy activa. En este Mundial, solo se quedó por debajo de los 70 puntos frente a Rusia. En los demás duelos anotó 80 o más. Y solo Nigeria le hizo más de 80 puntos. Los restantes rivales se han quedado por debajo de los 70.
España no ha encontrado la velocidad de crucero de los albicelestes. Le cuesta anotar con fluidez y lo compensa con una defensa que está incomodando a todos sus oponentes. También ha dejado a sus adversarios por debajo de los 70 puntos, excepto a Polonia (78) y Australia (71, antes de las prórrogas, y 88 a la conclusión de la contienda). No renuncia a las posesiones cortas, pero tampoco tiene inconveniente en alargarlas.
Duelo de bases
Ricky frente a Campazzo. La batalla de los bases promete ser interesante y probablemente determinante. Campazzo viene de realizar una gran campaña en el Real Madrid y es el indiscutible jefe de operaciones de Argentina. Es un jugador efervescente, imaginativo, pegajoso en defensa, un turbo. En el otro lado manda Ricky Rubio, más pausado, más controlador, también un excelente defensor. Ha sacado a España de más de un apuro. Cuando no están, dirigen Laprovittola y Sergio Llull, dos escoltas que se adaptan a la demarcación de bases con naturalidad. Hasta tal punto que tanto Sergio Hernández como Sergio hacen coincidir en pista a sus dos parejas en muchas fases.
Los cincos
La ascendencia de Marc Gasol y Luis Scola. España y Argentina también tienen dos referentes muy claros en la pintura, dos veteranos con muchas horas de vuelo, Marc Gasol y Luis Scola. Ahí estará otra de las grandes batallas de la final. La influencia de Gasol indiscutible. Pero está siendo irregular. No hay más que ver la semifinal, con una primera parte ante Australia descafeinada y una segunda extraordinaria. Scola, a sus 39 años, sigue haciendo de todo, y todo bien. Es el líder del grupo. Días atrás Campazzo ya iniciaba una campaña en las redes sociales para convencerlo de que llegue a los Juegos Olímpicos de Tokyo.
Ritmo de partido
Más pausa frente a un baloncesto más vertical. A Argentina le gusta correr, jugar a campo abierto. Le sienta bien el frenesí. A España le está costando encontrar sus tiros. Da la sensación de que un equipo lleva el turbo activado y el otro se ve obligado a moverse con marchas más cortas en altas revoluciones. El ritmo de partido será otra de las claves. La albiceleste tratará por todos los medios, previsiblemente, de forzar un partido de idas y venidas.
Estrategas
Las pizarras de los Sergios. Buena parte del éxito de las dos selecciones está en el banquillo, en los entrenadores, los Sergios, Scariolo y Hernández, en la gestión de sus recursos, en sus pizarras, en sus propuestas para encarar la contienda. En los dos lados hay siete jugadores que promedian quince minutos o más, los que llevan el peso de los partidos. En España también se acercan a esa cuota Willy Hernangómez y Oriola, y en Argentina Brussino y Fjellerup. Colom, Rabaseda y Beirán, en un bando, y Gallizi, Caffaro y Redivo, en el otro, tienen una participación más testimonial.
Carga física
Más desgaste en las filas españolas. En un torneo sin tregua, sin apenas descansos desde el primer día, el apartado físico cobra doble valor. Y tal y como se desenvolvieron las semifinales, el desgaste de España ha sido bastante mayor, con las dos prórrogas en un duelo de máxima exigencia. En ese apartado Argentina sale con una pequeña ventaja.
Fortaleza mental
Dos colectivos sin fisuras. Una de las claves que ha llevado a España y a Argentina hasta la final es su fortaleza mental. Ahí los dos equipos pueden presumir de haber rayado a un alto nivel, con jugadores en los dos lados acostumbrados a disputar partidos decisivos y finales a cara o cruz.