Un comentario racista obliga al presidente del Schalke a renunciar a su cargo por tres meses

P.C.D

DEPORTES

WOLFGANG RATTAY | REUTERS

Los llamamientos para que Clemens Töennies dimita se han multiplicado tras sus declaraciones en un foro sobre cambio climático

07 ago 2019 . Actualizado a las 12:22 h.

No se marcha. Pero se aparta temporalmente. Clemens Töennies renuncia a su cargo al frente del Schalke alemán tras las numerosas críticas que ha recibido en los últimos días. «Debe ser acusado de haber violado la prohibición de discriminación consagrada en los estatutos. Clemens Tönnies ha incumplido esta obligación (...) Lo reconoció en la reunión del martes y una vez más expresó su pesar», admite el club de la Bundesliga. El Schalke admite el pecado a la vez que trata de eximir al pecador: «Después de varias reuniones, el Comité llegó a la conclusión de que la acusación de racismo contra el presidente de la junta, Clemens Tönnies, carece de fundamento». Carece de fundamento pero contraviene la prohibición de discriminación que recoge sus estatutos. No es racismo pero lo es. Töenies, de 63 años, dejará el cargo tres meses. Busca, de esta forma, que las aguas se calmen.

El polvorín lo desató el pasado jueves, 1 de agosto, en un foro profesional en Paderborn. Allí se hablaba de sostenibilidad, de energías y cambio climático. Tönnies preside desde 2001 el consejo de vigilancia de Schalke, en la cuenca del Ruhr en Renania del Norte-Westfalia, una región que concentra varios clubes de la Bundesliga. Durante su ponencia, Clemens dejó esta reflexión: «En lugar de subir impuestos para destinarlos a la lucha contra la crisis climática, deberían construirse en África veinte centrales energéticas. Así los africanos dejarían de talar árboles y de producir niños cuando oscurece».

Las críticas no tardaron. Los propios aficionados de Schalke mostraron, a través de varios canales y redes sociales, su descontento con Töennies. Con invitaciones incluídas a que abandonase su puesto. El presidente de la Liga Alemana, Reinhard Rauball, se despachaba con él en la agencia germana DPA: «Son declaraciones completamente incompatibles con los valores del fútbol».

La polvareda llegó hasta el propio parlamento alemán. «El hecho de que algo así haya dicho por alguien que ocupa una posición de primer plano en el deporte agrava las cosas», mantuvo el presidente de la comisión de deportes de la cámara, Dagmar Freitag, en una entrevista en el diario Welt. La ministra de Justicia, Christine Lambrecht, pidió a la Federación que «se ocupe de Töennies. El racismo debe ser combatido de manera clara y con vehemencia», insistió.

Ante la cascada de reproches, Töennies se disculpó el domingo en un comunicado difundido por el propio club. Admitía que su comentario había sido «inapropiado» e insistía en que los valores del Schalke se oponen a cualquier forma de racismo o discriminación. No fue suficiente.