Analizar el camino del primer equipo no estadounidense que logra alzar el trofeo de campeón de la NBA deja un sinuoso trazado desde el primer día del inicio de los play offs. Es el título más internacional de la liga estadounidense y, además, con un español, un nacionalizado español y un seleccionador nacional, italiano con familia española y asentado en Marbella. Interesado estoy en saber qué hará Donald Trump...
Pueden decir Marc Gasol, Serge Ibaka y Sergio Scariolo que han sido bendecidos para lograr este anillo de los Toronto Raptors. En primer término porque para Marc supone un hito en la historia de la NBA al ser el único jugador que logra el triunfo en la liga americana teniendo un hermano que hizo lo mismo con otro equipo y en años diferentes. La saga de los Gasol marca, marcó y marcará un antes y un después del baloncesto hispano. Ya no queda ni la más remota duda.
Andaba Marc perdido por una franquicia de Memphis cuando vino al rescate de Toronto. Nick Nurse, técnico de los Toronto con una carrera peculiar (campeón de la liga inglesa, ¿hay baloncesto en las Islas Británicas? y ahora en la NBA), escuchó los consejos de Sergio Scariolo y el mejor general manager de la liga, Masai Ujiri (de ascendencia africana), y cambió al rocoso Jonas Valanciunas por el jugador español. Menos duro, menos intimidador, pero muchísimo más completo en todo lo demás. Inteligencia, anotación, visión de juego, ocupar espacios, abrir el campo y así un largo etcétera de mejoras al equipo.
Sufrió Toronto desde el primer partido de los play offs. Empezó perdiendo en Orlando, luego llegó al séptimo partido para eliminar a Philadelphia, se vio 0-2 en el inicio de la serie con los Bucks y hace tres días tuvo un duro mazazo cuando los Warriors le privaron de llegar a la cuarta victoria delante de su público.
Ha sido Golden State un equipo golpeado por las máximas adversidades en este play off. Porque ha perdido no solo el título, sino a dos de sus tres jugadores franquicia... por una próxima temporada. El precio más alto jamás pagado por un finalista.
Volvemos al Congo, a Hospitalet, a Marbella y a España. Que tres personas de nuestra selección sumen esta medalla a su palmarés deja, sin lugar a dudas, el mejor poso del momento de oro del baloncesto hispano. A Marc, porque cuando tenía 16 años lo recuerdo como aquel pivot «algo gordito» en un campeonato de selecciones autonómicas en Torrelavega junto a Toa Paterna (Unicaja) y Carlos Sergio (Operación Siglo XXI País Vasco); a Serge porque dejó atrás su Congo natal para aterrizar en Cataluña y servir como seña de eso llamado «integración» que en estas épocas moviditas parece algo olvidado; y a Sergio porque ser de este país, no es sólo haber nacido en España. Hay muchas maneras de sentirlo. Enhorabuena.
Alberto Blanco es ayudante de la selección nacional de Eslovaquia.
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