Nadal, un jugador imperial que gana mucho más que una final

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

STRINGER | REUTERS

19 may 2019 . Actualizado a las 21:28 h.

El triunfo de Rafa en el Foro Itálico excede de la mera consecución de un Masters 1000. Primero, porque le permite encabezar la lista de vencedores en este tipo de torneos. Segundo, porque rompe la racha negativa, inusual en su carrera, de no conseguir ningún torneo de los tres primeros disputados en tierra batida. Y tercero, porque lo logró frente a Djokovic, su rival más difícil históricamente desde que es profesional.

Nadal jugó un torneo extraordinario. Durante toda la semana, exhibió un ritmo, seguridad y confianza propios de sus mejores épocas. En la final frente a Djokovic, al igual que en la semifinal frente a Tsitsipas, lo refrendó: sacó bien; estuvo rápido de movimientos y agresivo en todos sus golpes, con un revés más suelto y un drive versátil, capaz de golpear con peso, angular o mostrarse inapelable en la finalización de las jugadas; con una concentración y una imagen corporal que trasmitía una total confianza en sus posibilidades. Rafa estuvo de 10.

En la final añadió una nueva variación táctica para incomodar el ritmo preferido del serbio. Alternó golpes potentes con bolas blandas y altas al centro, que obligaban a Novak a cambiar su habitual forma de golpeo.

En el primer set todo salió a la perfección para Rafa, frente a un rival todavía entumecido por los esfuerzos para superar los duros enfrentamientos de cuartos frente a Del Potro y de semis frente a Schwartzman. Pero, como era previsible, Djokovic reaccionó y plantó cara en un segundo set extraordinario de ambos jugadores. Rafa dispuso de 3 bolas de break con 3-3 y otra más con 4-4. No las pudo concretar por el buen hacer del balcánico con su servicio, y Nole, aupado por un público favorable, igualó la final.

En el tercer set, Rafa rompió en seguida el saque de su rival, y siguió con su táctica de variar las alturas y velocidad de sus golpes. Nole, desconcertado y falto de frescura, se precipitó con dejadas imposibles. Su irregularidad, unida a la consistencia de Rafa, se reflejaron en el 6/1 definitivo.

Como resumen, además de la descalificación de Kyrgios por su bochornosa conducta, Roma ha dejado entrever aspectos interesantes de cara a París: la recuperación a un gran nivel de Del Potro, la confirmación del excelente momento de Tsitsipas en contraste con el decepcionante rendimiento de Zverev, las dudas de la fiabilidad de Thiem, la felicidad de ver jugar de nuevo a Federer en tierra, la comprobación de que Djokovic ha recuperado su mejor versión competitiva y, por encima de todo, la una vez más excepcional recuperación de Nadal, un Nadal que vuelve a dominar sobre la superficie en la que ha conseguido sus mejores resultados. Un Rafa imperial en Roma, que vuelve a ser, un año más, el máximo favorito a ganar en París.