El equipo de Pochettino impide unas semifinales de Champions con tres herederos del estilo del genio holandés
19 abr 2019 . Actualizado a las 09:27 h.Ninguno de los ideólogos de esa fantasía elitista llamada Superliga europea contaban con que en el plato estrella del menú continental figurasen el Tottenham y el Ajax. Uno de los dos pisará la final de Madrid. La Champions pone a cada uno en su sitio.
Manchester City y Tottenham, con permiso de un Ajax que no pide permiso, han engrandecido la mayor competición futbolística del mundo con un juego obcecado con la portería rival. Un lujo para el espectador en el que hasta el VAR supo mantener el equilibrio entre la justicia y la emoción. El enésimo fracaso millonario del City en Champions -el tercero de Guardiola en Inglaterra- ha sido un triunfo incontestable del espectáculo. Solo el Tottenham ha impedido que las semifinales sean casi un decálogo total del libreto que planteaba Johan Cruyff.
Pochettino ha acabado por fin con la dinámica de los spurs en los últimos años, esa que le impidió levantar la Liga inglesa cuando solo un Leicester inédito en las alturas plantaba batalla. Un conjunto férreo, cuna de talento, pero de vitrinas vacías. Les ha llegado la gran oportunidad el año en el que, inmersos en una faraónica reforma de su estadio, no han podido gastarse una sola libra en fichajes. Ni en verano, ni en invierno. Con dos Copas de la Uefa y una Recopa en su palmarés, el Tottenham afronta ahora la oportunidad de lograr la máxima gloria europea.
Unos 350 kilómetros al norte de Londres, el Liverpool espera en el camino al Barcelona. El equipo inglés, finalista en la pasada edición, se despoja de la etiqueta de revelación y se asienta entre la nobleza europea de la mano de Jürgen Klopp. Cuando el alemán llegó a Anfield en el 2015 para preparar a un equipo que se había instalado en una mediocridad no acorde a su historia, buscaba convertir a los incrédulos en creyentes. El estilo del entrenador ya es hoy un dogma de fe en Merseyside.
El fútbol de las islas se reivindica después de solo haber logrado levantar una Copa de Europa en las últimas diez temporadas. Fue aquella del Chelsea de Di Matteo y del gol de Torres en el Camp Nou, más accidental, más a la heroica, que otra cosa. Este curso, la eclosión del nuevo manual británico -aquel que ya mostraba síntomas en el Mundial de Rusia- ya es real y la Premier representa a la mitad de la nómina de supervivientes.
Los cuartos de final han hecho estragos. Juventus y City se unen al panteón de cadáveres ilustres que encabeza el Real Madrid, cuya corona agoniza. De los que quedan en pie, solo el Barcelona hubiese sido un valor seguro para las casas de apuestas. Y a la fiesta, acuden en manada aquellos cachorros holandeses que fueron atropellados por el United en la final de la Europa League del 2017. Hoy muestran colmillo.