El Real Madrid empata en Leganés y no pica en el anzuelo del subcampeonato

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JUAN MEDINA | REUTERS

Sólo Benzema y Modric se rebelan en medio de la atonía general de un equipo que cedió otros dos puntos en Butarque para alejarse más del Atlético

15 abr 2019 . Actualizado a las 23:03 h.

Obligado a recomponerse de nuevo tras la inevitable admonición de Zinedine Zidane que siguió a 45 minutos de fútbol tedioso, el Real Madrid rascó un empate anodino de su visita a Butarque y descontó una jornada más de penitencia. La mejora de prestaciones a vuelta de vestuarios resultó esta vez insuficiente para obrar la remontada pese al gol de Benzema que neutralizó el tanto que había anotado Jonathan Silva en la postrimerías de la primera parte, pero fue de lo poco que se llevó a la boca un conjunto que sobrelleva como puede la agonía de verse sin objetivos, forzado incluso a soportar la humillación de disputar un partido el lunes, algo que no le ocurría desde agosto de 2014. Decía Vicente del Bosque que Zizou era capaz de cambiar partidos sólo con su mirada cuando deslumbraba sobre el verde con su fútbol elegante. Sigue haciéndolo ahora que viste de traje y no de corto. A buen seguro le servirá la campaña venidera, porque a la actual apenas le queda echarle un cierre lo menos deshonroso posible viendo la de nuevo ramplona respuesta de sus pupilos al anzuelo del subcampeonato que lanzó el francés la víspera del choque contra el conjunto blanquiazul.

Con todos los cañones apuntando ya a la remodelación de la plantilla, casi tienen más interés los onces del Real Madrid que el juego plano que plasma sobre el césped, por las pistas que dan sobre el futuro. El de este lunes refrendó que Bale es el primero en la lista para hacer caja que maneja el 'tesorero' Zidane, que le sentó en el banquillo por segunda vez desde su vuelta. Se afana por recuperar a Marcelo y da cariño a Isco y Asensio, pero el galés es ya un cadáver viviente como madridista.

Una asistencia del malagueño al balear propició la primera oportunidad del partido. Notable el control de Asensio, al que le faltó precisión en el disparo para batir a Cuéllar. Apenas un oasis en medio del desierto que fue la producción ofensiva de los pupilos de Zidane en la primera parte. No estaba incómodo el Real Madrid con el Leganés replegado a la espera de un robo para lanzar la contra, pero una desconexión pudo poner por delante al cuadro blanquiazul cuando Braithwaite cabeceó un balón ante las fauces de Keylor Navas. Se le fue fuera al danés, pero ya estaba avisado el conjunto de Zidane.

Apatía Dominaban los visitantes, abocados de nuevo a una posesión estéril por su escaso dinamismo y verticalidad. Cumplía Valverde, recambio de Kroos, en su nueva reválida, más cómodo como volante izquierdo que en la función de pivote que le asignó Zidane frente al Eibar. Dejaba algún destello Asensio, voluntarioso pero sin la finura de otros tiempos. Pero tenía poco fuste el juego del Real Madrid, tacaño en valentía. No expone más que el orgullo, lo que debería liberar a un plantel con su talento coartado por la abulia que le invade.

Benzema y Modric eran de los pocos que se rebelaban contra la insípida propuesta del Madrid en lo colectivo, que le venía bien a un Leganés sin exigencias por mucho que a nadie disguste un dulce europeo si se pone a tiro. El francés mete varias marchas más que el resto aun siendo de los pocos con el puesto seguro, lo que dice mucho de la atonía general. El tanto de Jonathan Silva, que mojó por segundo partido consecutivo aprovechando una dejada de Braithwaite y la falta de contundencia de la zaga visitante, fue el merecido castigo a un Madrid de nuevo ramplón que sólo ha dejado su puerta a cero una vez a domicilio en esta Liga, ante el Huesca, y que no sabe lo que es irse ganando al intermedio desde que retornó Zidane.

Ante el Eibar dilapidó los primeros 45 minutos y tuvo que voltear el marcador en el segundo periodo gracias a un imperial Benzema. La necesidad de enmendarse a contrarreloj es una constante de los últimos duelos del Madrid, al que le faltaba profundidad por los costados.

Tuvo que ser Modric el que desatascase por el centro, girándose de forma primorosa para meterle un balón a Benzema, que no pudo superar a Cuéllar a la primera pero sí a la segunda para firmar su decimoctava diana en Liga, la quinta en los últimos cuatro partidos de un delantero cuyos registros superan esta temporada los de su excompañero Cristiano Ronaldo en la Juventus. Palabras mayores que ratifican su condición de indispensable, ahora y en el futuro. Él sí ha dado el paso adelante que a tantos se demandaba tras la fuga del luso, aunque sigue predicando sin discípulos que le sigan. Ni su ejemplo vale para sacar de la mediocridad a un equipo pendiente sólo del porvenir.

Ficha técnica

Leganés: Cuéllar, Nyom, Bustinza, Omeruo, Siovas, Jonathan Silva, Rubén Pérez, Vesga (Recio, min. 85), Eraso (El Zhar, min. 71), Braithwaite y Carrillo (En-Nesyri, min. 65).

Real Madrid: Keylor Navas, Carvajal, Varane, Nacho, Marcelo, Casemiro, Modric, Valverde, Isco (Lucas Vázquez, min. 77), Asensio (Bale, min. 81) y Benzema.

Goles: 1-0: min. 44, Jonathan Silva. 1-1: min. 50, Benzema Arbitro: Medié Jiménez (Comité catalán). Amonestó a Carvajal, Asensio, Valverde Incidencias: Partido de la 32ª jornada de Liga, disputado en el estadio de Butarque.