Pérez Pérez, el árbitro de la polémica final de Copa: «Sigo dándole vueltas a esa jugada y se las seguiré dando toda mi vida»
DEPORTES
Tras cinco jornadas en la nevera, el gallego ha vuelto a pitar en Liga: «Me siento responsable, pero no culpable, para eso tienes que haber puesto mala intención»
12 abr 2019 . Actualizado a las 08:18 h.El 17 de febrero del 2019 quedará marcado en la memoria de Miguel Ángel Pérez Pérez (Puerto Real, 1968) y de su compañero Juan Carlos García González. Ambos comandaron el arbitraje de la final de la Copa del Rey de baloncesto entre el Real Madrid y el Barcelona. Su actuación no presentaba grandes máculas hasta que, en los últimos once segundos de la prórroga, dos errores -una falta de Randolph sobre Singleton y un tapón de Randolph sobre Tomic- provocaron un terremoto que puso a la pareja arbitral en la diana. El Madrid amenazó con abandonar la competición y los colegiados se fueron durante cinco jornadas a la nevera. Pérez Pérez, adscrito al colegio gallego desde octubre del 2011, en el que ejerce como responsable del área arbitral, volvió a pitar en la liga doméstica el pasado fin de semana. Lo hizo en el Manresa-Canarias.
-Llevaba más de un mes sin arbitrar un partido en la ACB.
-Lo entendí, el sistema con el que trabajamos es así, y lo sabíamos de antemano. El hecho de que no te designen te fastidia, eres deportista y lo que quieres es pitar, pero no puedes hacer otra cosa. No hay manera de cambiarlo. Tienes que seguir trabajando hasta que te llegue de nuevo la oportunidad y seguir demostrando el nivel que tienes.
-¿Sintió alivio cuando se vio de nuevo designado?
-Realmente, sí.
-¿Cuántas vueltas le ha dado a esa última jugada del partido?
-Aún sigo dándole vueltas, seguiré dándole vueltas toda mi carrera, toda mi vida. Más vueltas de las que le he dado yo, no se las va a dar nadie, salvo mi compañero. No se me va a olvidar nunca. Pero la vida y la carrera sigue.
-¿Cómo recuerda aquellos segundos decisivos, las decisiones que tomó en la pista?
-La triste realidad, y lo que es innegable, es que nos equivocamos en el momento clave del partido. Cometimos dos errores humanos. En el momento pensé que estábamos haciendo lo que debíamos. Yo no me siento culpable de nada, me siento responsable. Para sentirse culpable tienes que haber puesto mala intención.
-El aficionado se pregunta cómo pudieron fallar teniendo las imágenes en el monitor.
-Las 12.000 personas que estaban en el pabellón vieron exactamente lo mismo que nosotros. En el videomarcador se reprodujeron las mismas imágenes que estábamos viendo en el «Instant Replay». En esos veinte segundos, la televisión ya había ofrecido todas las repeticiones desde todos los ángulos posibles. Si hubiéramos ido a la mesa, y hubiésemos visto todas las tomas, habríamos tomado la decisión contraria.
-Pero no lo hicieron....
-No, decidimos sobre las dos primeras tomas, que no eran las buenas. Ese fue nuestro gran error, no haber pedido más imágenes. Estás a muchas pulsaciones, las mismas a las que están los jugadores, los entrenadores.... Al final no dejamos de ser deportistas. Yo soy profesional de esto, mi familia vive de esto, y quiero hacerlo lo mejor posible. El error del árbitro siempre se magnifica y, en un partido así, mucho más.
-Hubo quién insinuó que pudieron compensar un error con otro.
-En absoluto. No tiene ningún sentido. No conozco a ningún árbitro que haya tenido la desfachatez de equivocarse conscientemente.
-Ser el partido que era, las acusaciones que siguieron, la amenaza de Florentino Pérez de sacar al Madrid de la ACB, ¿todo eso pudo influir en la magnitud que se le dio al error y el tiempo que ha tardado en volver a pitar?
-Sí, pero yo no puedo entrar en esas cosas. De mí depende lo que hago en la pista. El arbitraje es mi vocación, es mi vida. Puedo fijarme en lo que hice, en lo que me equivoqué. Todo lo demás no depende de mí, se escapa de mi control y no es oportuno que yo ofrezca una opinión sobre eso. El que quiera buscar más allá de un error humano, a pesar de todas las explicaciones que se puedan dar, se equivoca. Las declaraciones que algunos hicieron no las voy a valorar, no me corresponde a mí.
«No creo que en la ACB hayan dudado de mí»
Pérez Pérez ha dirigido más de mil partidos. Lleva más de treinta años en el mundo del arbitraje. De ellos, veinte en la ACB y quince en la Euroliga, competición en la que siguió pitando tras lo ocurrido en aquella final copera.
-¿Qué percibe uno cuando se ve señalado de esa forma por la trascendencia de un error?
-Se pasa mal. Estás en medio de todos los focos y yo lo que no quiero como árbitro es ser protagonista. A nadie le hubiese gustado estar en mi lugar. Por suerte, también he recibido muestras de apoyo, no solo de compañeros árbitros, también del mundo del baloncesto en general. Eran conscientes de que nos habíamos equivocado, pero que formaba parte del juego. Vivimos en un país en el que se perdona la corrupción y muchas barbaridades que afectan a la vida diaria de mucha gente. Y a esto, que al final no deja de ser deporte, se le ha dado una trascendencia mucho mayor que la que realmente tiene. Las circunstancias vinieron así y no hay más remedio que aceptarlas.
-¿Le ayudó el respaldo de la Euroliga para seguir pitando?
-Anímicamente, sí. Me llamó el responsable para trasladarme su comprensión. Me dijo que era una competición diferente y no iba a afectar. Me transmitió que no dudaba de mi capacidad, que se trataba de un error humano. Tampoco creo que en la ACB hayan dudado de mí. Si creyesen que yo me había equivocado de forma consciente contra un club o un jugador en concreto, no seguiría en la ACB. Sería como si un jugador falla a propósito para que su equipo pierda un partido. Si el error lo hubiésemos cometido en la Euroliga, probablemente hubiese sucedido al revés y seguiría pitando en la ACB. Que en un partido haya tenido un error grave no va a cambiar mi consideración en el arbitraje.