El español vuelve a Augusta con el bagaje de dos visitas, que su entrenador de siempre ve suficentes para ganar este año si afina en tres zonas clave del campo
11 abr 2019 . Actualizado a las 11:36 h.«Le dije que el Masters lo va a ganar en su tercera visita». Eduardo Celles, el profesor que modeló desde su escuela en Derio (Vizcaya) el swing original de Jon Rahm, se declara convencido de que esta semana es la señalada para ganar. «Tengo una corazonada», explica antes de razonar el porqué del favoritismo del español, cuarto en las apuestas para vestir el domingo la chaqueta verde del Masters a sus 24 años. «En la primera visita, aunque estés preparado, siempre vas a aprender y empaparte de todo lo que es Augusta», concede Celles sobre el estreno de Rahm como vigésimo séptimo empatado, a 12 golpes del campeón, Sergio García, ganándole al campo solo en su ronda del viernes. «El año pasado ya podía aprender de los errores, tenía un bagaje, sabía por experiencia en competición, algo en el Masters muy distinto a las rondas de prácticas, a dónde no ir, aprovechar sus virtudes... Y terminó cuarto», recuerda su entrenador. «Jon tiene el juego para Augusta, todos los golpes necesarios, pero ahora llega más maduro», precisa ante la cita que empieza mañana y hoy tiene su aperitivo en el torneo de pares 3 (Movistar Golf, 21 horas).
Celles, que acompañó a Rahm en Augusta en el 2017, trabajó con él en el campo de la Real Sociedad de Golf de Neguri, en La Galea, las pasadas Navidades. Ajustes de juego corto, sensaciones para las que el octavo jugador del ránking mundial regresa cada cierto tiempo a su entrenador de siempre, con el que se mantiene contactos esporádicos desde Estados Unidos. «No voy a decir que al tercer Masters llegas con menos presión, porque todos los buenos la tienen siempre, pero Jon sí encara esta edición más maduro, con experiencia para poder ganar un grand slam». Un dato refuerza esa idea, Rahm ha ido aprendiendo de Augusta. Tanto que, en las tres últimás rondas del 2018 encadena el mejor parcial (68, 65 y 69 golpes, para un acumulado de -14).
Al margen del obvio papel diferencial del putt en Augusta, Celles señala el driver como el palo donde debe tener especial cuidado Rahm a partir de mañana. Sobre todo por alguna reciente escapada comprometida «en el reciente Mundial match play contra Kuchar y el último día en Sawgrass». Dos oportunidades perdidas. Primero cedió en cuartos del Mundial un partido que parecía ganado y luego se le escapó el quinto grande en Ponte Vedra después de llegar líder a la última vuelta. Las lagunas de los domingos frenaron la soberbia progresión que llevaba Rahm hace ahora un año. Desde que ganó el Open de España el pasado abril, en los últimos 11 meses solo celebró un título, el Hero World Challenge, que organiza Tiger Woods como torneo no oficial del PGA Tour.
Para que Rahm estrene su palmarés de grand slams, Celles apunta tres zonas del campo de Augusta: «En primer lugar Jon, como cualquiera, necesita alimentar su confianza en los tres primeros hoyos». En esas tres banderas iniciales, repetidas en ocho vueltas del Masters, acumula un resultado de -9, y solo se ha dejado un bogey (en el primer green del año pasado). Especial partido le ha sacado a la segunda calle (la tercera más sencilla del recorrido), donde acumula -7 en ocho vueltas.
«El Amen Corner es la segunda zona importantísima del recorrido para Jon», entiende Celles. Un vistazo al rendimiento de Rahm en los míticos 11, 12 y 13 en las dos endiciones anteriores muestra una advertencia. En el corazón del Amen Corner, el endiablado par 3 azotado por el viento, no sabe todavía lo que es un birdie, y en cambio sí se apuntó un bogey y un doble bogey el año de su estreno en el Masters.
El tercer punto clave lo sitúa Celles en otro par 3, el 16, donde los jugadores bromean durante las rondas de prácticas buscando que la bola llegue al green después de varios saltos de rana por encima del agua: «Es un lugar para no liarla. Según la posición de bandera, requiere una estrategia y un palo muy diferentes». Al lago mandó Rahm su bola el jueves del último Masters y se anotó otros dos bogeys el año anterior.
Al margen de esos tres lugares donde Celles anticipa parte de las posibilidades de victoria de Rahm en el Masters, admite el mantra de que los pares 5 de Augusta son un obligatorio granero de birdies. Aunque añade un matiz: «Están preparados con trampas, como le sucedió a Sergio García el año pasado [cuando el jueves firmó un histórico resultado de 13 golpes en el 15]. Tiró tres bolas seguidas al agua con un sand wedge, algo impensable en un jugador de primer nivel».
El equilibrio entre el corazón y la cabeza
Hace algo más de un año Joseba del Carmen abandonó su trabajo como coach mental del Alavés y el Baskonia para centrarse en el asesoramiento a Rahm, al que ayuda desde hace varias temporadas. Trata de mantener la naturalidad y la esencia de un jugador muy caliente y emocional en el campo sin que sus impulsos negativos le perjudiquen.
«No tiene que reprimir sus emociones. Sacar la tensión con pequeños gestos te libera y te relaja para poder competir al 100 %. La rabia es la mejor energía para salir adelante, para crecer. No me gustan los autómatas», contó el año pasado a La Voz. Celles entiende que, en esa difícil ecuación, en el Masters debe pesar más la «cabeza que el corazón». «Lleva tiempo sin ganar un torneo del PGA Tour, pero lleva ya siete top-10 este año. Esa regularidad dice que tiene muy cerca volver a ganar. Ha aprendido a jugar con más cabeza y menos de corazón, algo más importante si cabe en los grandes».