Los azulgrana alcanzan su sexta final de Copa consecutiva tras sobrevivir en la primera parte y cobrar un elevado peaje a su rival en la segunda por la falta de eficacia de los blancos
28 feb 2019 . Actualizado a las 08:13 h.Por sexta ocasión consecutiva, el Barcelona estará en la final de Copa. Ni la pírrica ventaja que le proporcionaba el 1-1 de la ida ni la superioridad que mostró la primera parte le valieron al Real Madrid para apear del torneo al rey de Copas, que perseguirá otro entorchado tras ajusticiar en la segunda parte a un equipo que falló lo indecible antes del descanso. Mató su ineficacia al equipo de Santiago Solari, que no pudo traducir en goles el fútbol dinámico y vertical que propuso Vinicius y se despidió del trofeo que en Chamartín perseguían como alivio de una campaña gris.
Quedará de nuevo el Real Madrid aferrado a la posibilidad de abrochar una cuarta 'orejona' consecutiva como único asidero para justificar un curso muy pobre cuyo desarrollo quedó ya condicionado en verano por las salidas de Cristiano Ronaldo y Zinedine Zidane, a las que no supo reaccionar el club.
Sale de nuevo fortalecido el Barça, que optará al que sería su trigésimo primer título de Copa y mantiene vivo el anhelo del triplete tras propinar un nuevo y severo correctivo a su eterno adversario y con la posibilidad de hacer aún más sangre el sábado en un clásico liguero que vendrá ya un tanto depauperado por la distancia de nueve puntos que separa a ambos conjuntos. Fiel traslación numérica de la brecha entre una escuadra que sigue teniendo un presente brillante y un equipo abocado a una inevitable renovación que le dote de las estrellas consolidadas y la pegada de las que hoy está huérfano. Primó la meritocracia Solari en un once en el que no figuraban Marcelo ni Bale pero sí Reguilón y Lucas Vázquez.
Acudió con su bloque de confianza más Keylor Navas, el portero de la Copa, que de salir en verano, pudo disputar su último encuentro en el Bernabéu a menos que Solari se apiade del costarricense. Dispuso Ernesto Valverde sus piezas de relumbrón teniendo en cuenta que Umtiti y Arthur venían de lesión, lo mismo que Cillessen, titular en el torneo hasta que una rotura en el sóleo de la pierna derecha le apartó de estas semifinales.
Sin sorpresas en la foto inicial ni en el planteamiento. Repetía el Real Madrid la presión en la salida de balón del Barcelona que tan buenos réditos le dio en el Camp Nou. Los azulgrana trataban de ser protagonistas amasando cuero frente a un contrincante muy compacto. Lograron incomodar los blancos al cuadro de Valverde, que no disparó ni una vez en el primer tiempo.
O matas o te matan
Era un pulso de elevado octanaje y Sánchez Martínez optó por templar ánimos en una dura entrada de Rakitic a Casemiro que se quedó sin tarjeta para el croata, como luego se la perdonó a Kroos en una acción sobre Messi. El murciano no quería líos pero los ánimos de unos y otros venían cargados y estaba destinado a vivir los 90 minutos entre la espada y la pared. Reclamó el coso penalti por derribo de Semedo a Vinicius que ni el trencilla ni desde la sala del VAR estimaron como tal. El enfrentamiento entre el portugués y el brasileño fue uno de los duelos de la noche. Al carioca le correspondió el primer aviso del Real Madrid, pero el golpeo se le fue alto.
Germinó también en sus botas una de las ocasiones más francas tras robar un balón y asociarse con Benzema para plantarse ante Ter Stegen, que sacó una mano providencial sin que Lucas Vázquez pudiera embocar el rechace. El alemán está inconmensurable y volvió a negarle el gol a Benzema en otro mano a mano facultado esta vez por el ex del Flamengo y protagonizado por el francés. El '28' es una delicia. A sus 18 años ha conseguido que el Madrid pivote en torno a él, algo que no se veía desde los tiempos de Raúl, pero el remate sigue siendo su asignatura pendiente. Marró cuando ni Ter Stegen podía salvar ya al Barça. Errores como esos, ante un adversario de semejante calibre, se pagan caros. Hasta cuatro ocasiones pintiparadas se le fueron a los blancos en la primera parte, en la que comenzaron y terminaron mandando con un tramo central para el Barça aunque sin peligro.
Reza una de las máximas futbolísticas por antonomasia que quien perdona está destinado a morir. La hizo buena el Barça, que clavó el puñal a la primera. Metió Alba la bola al espacio por el que percutía Dembélé. Vio el francés por el rabillo del ojo que llegaba Luis Suárez, soltó el pase atrás y el uruguayo no falló. Muy tierna la zaga del Madrid, que perdió en un parpadeo la exigua ventaja que sacó en la ida y se vio obligado a nadar a contracorriente.
Tuvieron que estirarse los blancos en busca del empate. Vinicius seguía atormentando a Semedo, que no pudo sujetarle ni un instante. Rozó Reguilón el tanto en un centro del brasileño que expuso lo bueno y lo malo de este Madrid. Coraje no le falta a la escuadra de Solari, que sí tiene un tremendo socavón en el área rival. Carece de un artillero de postín y malvive a base de remiendos. Construye con jóvenes valores como Vinicius y Reguilón un futuro prometedor pero su presente es sombrío.
Todo lo contrario que el del Barça, que acudió a la guerra consciente de que en ella o matas o te matan. Herido ya de consideración por el charrúa, el Madrid entró en coma poco después con el autogol de Varane y expiró con el penalti cometido por Casemiro que certificó el '9'.
Real Madrid: Keylor Navas, Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Reguilón, Casemiro (Fede Valverde, min. 74), Kroos, Modric, Lucas Vázquez (Bale, min. 67), Vinicius (Marco Asensio, min. 80) y Benzema.
Barcelona: Ter Stegen, Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba, Busquets (Arthur, min. 85), Sergi Roberto, Rakitic, Messi, Luis Suárez (Arturo Vidal, min. 77) y Dembélé (Coutinho, min. 74).
Goles: 0-1: min. 49, Luis Suárez. 0-2: min. 68, Varane, en propia puerta. 0-3: min. 72, Luis Suárez, de penalti.
Arbitro: Sánchez Martínez (Murciano). Mostró amarilla a Lucas Vázquez, Busquets, Semedo.
Incidencias: Partido de vuelta de semifinales de la Copa del Rey, disputado en el Santiago Bernabéu, ante unos 80.442 espectadores.