El Barça esconde el resultado de las pruebas al argentino, que no se entrenó ayer
08 feb 2019 . Actualizado a las 11:48 h.El Barça mantiene el suspense sobre el estado físico de Leo Messi, duda para enfrentarse al Real Madrid en la ida de la semifinal de la Copa del Rey que se disputa mañana en el Camp Nou (21 horas, La Primera y Gol). Aunque el sábado todo el mundo se percató de sus molestias en el muslo derecho tras un golpe fortuito de Lato en el duelo con el Valencia, el club azulgrana no ha emitido ningún parte médico de forma oficial. Fue evidente el masaje en la banda y sus últimos minutos sin apenas entrar en juego, pero ya no se le ha visto más.
El domingo descansó la plantilla y ayer el argentino no se ejercitó con el grupo. En condiciones normales, tampoco sería una señal de alarma porque es habitual que cuando hay acumulación de partidos, algún titular tome precauciones y haga trabajo específico, pero esta vez queda claro que ya sea una contusión, una contractura o cualquier otro percance, al 10 le duele algo y el barcelonismo sufre por ello.
En el club son optimistas. De hecho no le hicieron pruebas médicas el domingo, se lo tomaron con calma. Y de las que le hicieron ayer, ni una palabra. Todo dependerá de sus sensaciones en el entrenamiento de hoy, a las 18 horas, cuando entre él y Ernesto Valverde decidirán si conviene arriesgar en la ida de una semifinal de Copa o no.
Se entiende que hay un partido de vuelta y nadie quiere exponerse a perderle de cara al Athletic-Barça de Liga que se juega el domingo o, ya más a largo plazo, en los octavos de final de una Liga de Campeones en la que el Lyon ya intimida tras tumbar 2-1 al PSG en Ligue 1. Los clásicos motivan, pero este llega en una competición que el Barça lleva ganando en las últimas cuatro ediciones y el interés en el entorno por la Liga y la Liga de Campeones es mayor.
Un test de 28 días para el Madrid
El destino del Real Madrid, para salvar o no la temporada, se decide en los próximos 28 días; entre el primer clásico del año, mañana, en la ida de semifinales de Copa contra el Barça en el Camp Nou, y el cierre de los octavos de final de la Liga de Campeones, el 5 de marzo frente al Ajax en el Santiago Bernabéu. Entre medias tendrá el equipo de Solari otros seis encuentros, dos de ellos también trascendentales para su futuro: el Ajax-Real Madrid el miércoles de la próxima semana en Ámsterdam, y el Real Madrid-Barcelona del 27 de febrero en la vuelta de semifinales de Copa.
La temible cumbre la afrontan los blancos en su mejor momento del curso, con la posibilidad de eliminar de la Copa al eterno rival y campeón de las cuatro últimas ediciones del torneo, de dar el sábado otro golpe al Atlético y superarle en la clasificación de la Liga, y la oportunidad de demostrar en su competición preferida sus credenciales y seguir soñando con la decimocuarta. En realidad, el único trofeo con el que el Madrid quedaría satisfecho, tras una primera mitad de temporada muy decepcionante en la Liga y quedar a expensas de la Champions que se resolverá en el Metropolitano, el escenario al que saltará el sábado con un objetivo menor: apuntarse el derbi en un campeonato de color azulgrana.
El Real Madrid, pese a que sigue con muchas dudas en defensa, ha dado un giro tan radical que, por primera vez desde abril del 2018, con Zinedine Zidane en el banquillo, encadena cinco victorias consecutivas, relanzado por el juego y el acierto goleador de Benzema, las exhibiciones de Vinicius y la mejoría física y anímica de la gran mayoría de jugadores, lo que ha permitido el paso adelante como colectivo. Hace tan solo un mes, tras comenzar a tirar la Liga con el empate ante el Villarreal previo a la derrota en el Bernabéu ante la Real Sociedad, el Madrid se desangraba sin plan, actitud ni gol y la Copa de Europa era una utopía, pero una vez reactivado vuelve a ser un desafío factible.