Rubiales, que prefiere prescindir de Marruecos, y Sánchez rivalizan por vender una mera idea, que Portugal desconoce
21 nov 2018 . Actualizado a las 08:21 h.El 12 de septiembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y el de la FIFA, Gianni Infantino, se fotografiaron sonrientes. Tras la reunión en Moncloa, latía de fondo la idea de que España organizase un gran evento. Podría ser la Eurocopa del 2028 o el Mundial del 2030, se filtró desde un primer momento, bien con Portugal como aliado, bien con Marruecos como tercer pilar de la candidatura más ambiciosa. Desde entonces se desató una carrera de rivalidad por capitalizar un proyecto imaginario, el que sea, que los compañeros de viaje desconocían. Por eso después de que el jefe del Ejecutivo español anunciase el plan del Mundial 2030 en Rabat, para el que se apoyaría en Marruecos y Portugal, el primer ministro luso, Antonio Costa, salió a aclarar que nada conoce del capricho de Sánchez y Rubiales. Y recordó que un proyecto de envergadura requiere una inversión y una planificación serias.
Mientras, Rubiales se sintió molesto porque no sabía nada de los planes de Sánchez de buscar una alizanza en Rabat.
Rubiales y Sánchez ya no mantienen la sintonía de septiembre. El Gobierno ha ido comprobando los modos con los que se maneja Rubiales, incapaz de tomar medidas cuando su vicepresidente, Andreu Subíes, fue imputado por apropiación indebida y administración desleal en el marco de la operación Soule. Entonces, el ministro de Cultura y Deportes, José Guirao, ya marcó una cierta distancia con el presidente de la federación: «Si Rubiales confió en alguien que no lo merecía, tendrá que actuar».
No fue lo único que ha ido distanciando a Rubiales de la administración socialista. El Consejo Superior de Deportes (CSD) dio traslado al TAD de una petición para que expediente a los 16 presidentes de las federaciones territoriales que en el 2017 vulneraron el deber de neutralidad en las últimas elecciones que ganó Villar. Gran parte de esos dirigentes fueron la muleta sobre la que se apoyó Rubiales para acceder al puesto. Ahora está dispuesto a presionar a María José Rienda, la presidenta del CSD, para que se pliegue a sus intereses. Según El País, la amenazó con querellas en una reunión mantenida hace dos semanas.
Además, la Dirección General de Seguros intervino hace unos días la Mutualidad de futbolistas, tal como avanzó La Voz. Otra decisión del gobierno que pone coto al viejo poder federativo.
Por último, para Rubiales Marruecos no es un compañero de viaje apropiado para optar al Mundial 2030, según publicó Iusport. Pero el ofrecimiento público de Sánchez en Rabat hace ahora muy difícil la marcha atrás en el plan sin que la imagen del presidente del Gobierno quedase seriamente comprometida no solo en España, sino también en sus relaciones con Marruecos.
España se queda sin plaza en el Consejo de la FIFA
Rubiales no tendrá plaza en el Consejo de la FIFA. El presidente de una de las grantes potencias del fútbol mundial quedará fuera del órgano dirigente por primera vez en dos décadas. Rubiales renunció a pelear por una de las dos plazas a las que tiene derecho Europa. Al parecer, el exresponsable de la AFE no quiso librar la batalla por uno de los dos sillones con un dirigente bregado en la escena internacional como el portugués Fernando Gomes y con el chipriota Greorgios Koumas. Una renuncia que dice muy poco de su peso internacional.
Al mismo tiempo, la Liga mantiene viva la pelea para que el Girona-Barça se dispute en Miami, pese a que el presidente de la Federación Española trata de utilizar todos los resortes internacionales a su alcance para impedirlo. El partido del próximo mes de enero se sigue publicitando en Estados Unidos. Ayer, el sucesor de Rubiales en la AFE, David Aganzo, ya se abrió a que un partido de la liga se dispute en Norteamérica en el 2019, de una forma consensuada.