El croata llega al clásico con el cartel de mejor jugador del mundo para la FIFA, pero su arranque de curso ha sido tan discreto como el de su equipo
27 oct 2018 . Actualizado a las 09:39 h.Trece partidos, cero goles y dos asistencias. Los números de Luka Modric en lo que va de temporada no se corresponden de momento con los de un futbolista que fue elegido como el mejor del mundo hace apenas un mes, pero el croata tendrá mañana una inmejorable posibilidad de exhibir su reinado y reivindicarse como el mejor futbolista del año en el Camp Nou.
En un clásico entre el Barcelona y el Real Madrid que por primera vez en 11 años no tendrá ni a Lionel Messi ni a Cristiano Ronaldo en el campo, el centrocampista blanco está llamado a dar un paso adelante tras un inicio de temporada muy discreto. Lo necesita su equipo y, sobre todo, su entrenador, un Julen Lopetegui que camina por la cuerda floja en el Real Madrid. Modric tocó el cielo el 24 de septiembre en Londres, cuando recibió el premio The Best al mejor jugador del planeta para poner fin a un largo reinado de Messi y Cristiano en premios individuales. Haber sido decisivo en la conquista de la Champions del Real Madrid y su papel en el Mundial, en el que lideró a la Croacia que alcanzó el subcampeonato, contribuyó a su reconocimiento. Sin embargo, la vida del Real Madrid se ha convertido desde entonces en un infierno. A su regreso de Londres, donde los jugadores blancos acapararon la mayoría de los premios individuales, el Real Madrid cayó 3-0 ante el Sevilla y dio comienzo a una espiral negativa que continúa hasta hoy.
Fueron cinco encuentros sin ganar, incluyendo derrotas consecutivas ante rivales de menor jerarquía como el CSKA Moscú, el Levante y el Alavés. El Real Madrid de Modric hilvanó además la segunda peor racha de su historia sin anotar goles: 481 minutos. La deslucida victoria por 2-1 ante el Viktoria Plzen en la Liga de Campeones cortó la mala racha, pero el futuro de Lopetegui dependerá en buena medida de lo que suceda en el Camp Nou. También se jugará mucho Modric, que parece haber perdido terreno en la consideración para el Balón de Oro.
El croata todavía parece estar sintiendo el desgaste que implicó llegar a la final del Mundial de Rusia con Croacia. «El Mundial me dejó agotado por completo», dijo en una reciente entrevista. «Me está costando recuperarme del esfuerzo y las emociones de Rusia».
El centrocampista de 33 años, que apenas tuvo tres semanas de descanso tras el Mundial, es un jugador que suele rendir mejor en el tramo final de la temporada, pero las urgencias del Real Madrid no le permiten pensar en el largo plazo. Ser el mejor del mundo, además, implica rendir al máximo nivel cada semana, tal como hacen desde hace años Messi y Cristiano.
El croata fue titular en siete de los nueve partidos de Liga del Real Madrid y en los restantes dos ingresó como suplente. Fueron 577 minutos en los que apenas se destaca una asistencia y seis remates que no vieron gol.
Tampoco se le dio mejor en la Champions, donde brindó una asistencia en tres encuentros, dos de ellos como titular y uno como suplente. Los 847 minutos disputados hasta ahora en la temporada no mostraron al mejor Modric y el Real Madrid lo siente.
Es cierto que el aporte del balcánico va más allá de los goles o las asistencias. El croata es un futbolista que maneja los hilos del Real Madrid desde el centro del campo con su enorme inteligencia y visión de juego. Sin embargo, en los dos primeros meses de la temporada su nombre ha estado más vinculado a los premios individuales y a los rumores de traspaso al Inter de Milán que a su genialidad en el campo. Mañana tendrá la posibilidad de cambiar la tendencia en el mejor escenario posible.