Dejará una gran hipoteca durante decenas de años a la directiva que le sustituya
05 oct 2018 . Actualizado a las 17:35 h.Florentino está a punto de endeudar al Real Madrid para los próximos 35 años. Tras el paripé de la asamblea de compromisarios que él controla con absoluta comodidad, el club pedirá un crédito de 575 millones de euros que se pagará en un máximo de 35 años a un interés fijo. Según se especificó, el pago anual superará los 25 millones de euros y según algunos expertos la suma total de intereses podría irse a varios centenares de millones si efectivamente el plazo final de pago es de 35 años. De hecho, si el club pagara cada año los citados 25 millones durante el máximo previsto de 35 estaríamos ante un montante total de 875 millones.
Obviamente, la mayor parte de este período de amortización no la vivirá Florentino como presidente de la entidad blanca, sino que tendrá que pagar el que venga posteriormente. Pérez, que actúa de facto como si fuera propietario del club cuando no lo es, lo hace con el apoyo de una junta directiva en la que todos sus miembros son corresponsables de su actuación.
La obra faraónica del Santiago Bernabéu ha sido un empeño personal de Florentino Pérez, quien pretende dejar un gran legado físico durante décadas. Pero presenta numerosos puntos oscuros o, cuando menos, suficientes incertidumbres como para que haya sido criticada en diversos sectores del madridismo.
El primero es la ya citada de que el grueso de la hipoteca la deberá pagar otra directiva en el futuro.
La segunda es que al ser una operación tan grande y a tan largo plazo, el club quedará un tanto sometido a los avatares de la situación económica internacional y la propia del club. Un mal ciclo deportivo repercutirá en lo económico y una nueva crisis global haría bajar considerablemente los ingresos de televisión, márketing y patrocinios. El Madrid es una máquina de hacer dinero, pero las circunstancias pueden cambiar y los que entonces dirijan el club se verán en un apuro.
Por otro lado, una acción de tal envergadura debería haber sido votada por todos los socios de la entidad y no solo por los socios compromisarios. Por muy legal que haya sido la forma de actuar de la junta directiva, no parece muy democrático que en una operación gigantesca, tanto en lo económico como en lo social, los socios madridistas hayan sido ignorados.
Esta situación ha demostrado una vez más que Florentino Pérez y sus directivos actúan como dueños de facto del Real Madrid, cuando en realidad no consta que hayan puesto un euro en él.