Estados Unidos tiene un equipazo y sobra recordar la retahíla de estrellas con la que llega a París. Y volvemos a escuchar como el equipo americano es el favorito para ganar la Ryder, y eso ya no me parece exacto. Esta historia ya me la conozco, con finales favorables para el combinado europeo, con cualidades que van más allá del juego, como su espíritu de equipo.
Con sus invitaciones, el capitán europeo equilibró algo más su vestuario, al incluir a jugadores veteranos y de mucho peso, especialmente en el caso de Sergio García, Henrik Stenson e Ian Poulter. Pese a sus resultados discretos de los últimos meses, García es otro cuando se enfrenta a la Ryder. Viene además de competir a un buen nivel en Portugal y creo que tiene confianza para tirar del equipo. Stenson es un jugador clave por su papel en el formato match play. Y Poulter, que representó el papel de líder valiente en las últimas ediciones en Estados Unidos, también será fundamental para arropar a los más jóvenes. Pero hoy en día diferenciar a los debutantes tiene una importancia relativa. Porque hablamos de jugadores como el propio Jon Rahm, que en solo dos años como profesional acumula unas vivencias increíbles, pero que ya tenía también de su intensísima etapa amateur. No creo que los que disputan su primera Ryder vayan a arrugarse solo porque no tengan experiencia en este evento.
Estados Unidos tiene un equipo muy potente y equilibrado también. Destacaría a Rickie Fowler por varios motivos. Por un lado es fuerte, seguro y tiene el juego para adaptarse a toda clase de circunstancias, y por otra es un deportista con un marcado espíritu de equipo y que se lleva bien con todos sus compañeros norteamericanos. Intangibles que también cuentan para la Ryder Cup durante las tres jornadas de competición y en los días previos a los partidos.
Estados Unidos también tiene a Tiger Woods, claro. No ha sido un jugador relevante en formato match play cuando se enfrenta a Europa. Pero podemos decir que ahora es otro. Ha cambiado su forma de encarar la competición y creo que disfrutará de esta edición más que de ninguna otra.
Un tercer nombre en el bando estadounidense: Patrick Reed. No solo es un gran jugador, y no solo rinde en match play, sino que además ese carácter tan fuerte que tiene, diría que hasta incómodo para otros, le hace más fuete. Me recuerda a lo que sucedía hace décadas con Paul Azinger. Vuelve la Ryder, disfrutemos la rivalidad.