El Principado defiende sus estaciones frente a las dudas en León sobre la viabilidad económica. Descarta la apertura en verano de las instalaciones
15 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Las estaciones de esquí asturianas son viables, sostenibles y rinden un buen servicio económico y social a los territorios donde están instaladas. Mientras en León se alzan voces que cuestionan los resultados de San Isidro y Leitariegos, que acumulan años con éxito de público y déficit económico, el Gobierno de Asturias no tiene dudas sobre Fuentes de Invierno y Pajares. «Analizar la rentabilidad teniendo en cuenta de manera aislada los ingresos directos y los gastos generados, sin contemplar los factores externos, es tener una visión completamente sesgada de la realidad económica que genera una estación de esquí», defiende el director general de Deportes, José Ramón Tuero.
Las dudas en León se plantean porque las cuantiosas inversiones públicas y el elevado gasto corriente para mantener sus estaciones en los últimos años no han logrado que las instalaciones den beneficios. Acumulan 4,5 millones de euros en pérdidas en lo que va de legislatura y algunos partidos políticos abogan ya no por su cierre, pero sí por su privatización. La situación económica no es muy distinta en la vertiente asturiana de la cordillera ni, en realidad, según advierte Tuero, en casi ninguna pista española ni europea. Los balances suelen ser negativos. Pero, añade el director general, solo si se contemplan con el foco puesto únicamente en las estaciones. Porque, a su alrededor, también estimulan la economía y el empleo, inducen otras inversiones y, en el caso de Asturias, ayudan a fijar población en zonas rurales, un objetivo de enorme valor social para contener el declive demográfico de la comunidad autónoma.
«Por cada euro que se ingresa en las estaciones en concepto de venta de billetes para el uso de los remontes, repercuten en el área de influencia entre cuatro y seis euros. Ese es el verdadero potencial de beneficios generados por las estaciones», apunta Tuero citando un estudio de Atudem, la asociación que agrupa a todos los equipamientos para deportes de nieve del país. Los presupuestos de Pajares y Fuentes de Invierno se han mantenido en niveles similares en los últimos años. Su funcionamiento en la temporada de invierno viene costar unos 4,5 millones de euros. En ingresos, la mejor campaña fue la última. El duro invierno dejó una cantidad excepcional de días de apertura (117 en Fuentes y 125 en Pajares) que dispararon la cifra de usuarios hasta casi 130.000. La venta de abonos y forfaits sumó entre ambas más de 1,8 millones de euros en ingresos (hay que tener en cuenta, además, las ventas de la cafetería, que no están incluidas en esas cuentas).
Modelos público y privado
Asturias, además, ensaya dos modelos de gestión. La de Fuentes, privatizada a través de Recrea, se lleva a cabo con una plantilla de ocho personas fuera de la temporada y 49 en el invierno (entre personal administrativo, de la cafetería y el local para alquiler de equipos y de mantenimiento). A su alrededor, según las condiciones meteorológicas, se mueven hasta 60 más, monitores de las diversas escuelas de esquí que funcionan en las instalaciones. Pajares, en cambio, funciona gracias al esfuerzo de personal laboral al servicio directo de la Administración autonómica: 21 trabajan todos el año, 11 tienen contrato de noviembre a mayo y otros 27 son discontinuos.
Las estaciones también inducen actividades relacionadas con la hostelería, el turismo y el comercio de artículos de esquí. «En su área de influencia hay una importante red de hoteles y restaurantes. Existirían igualmente sin ellas, pero ven muy acentuada su actividad durante los meses invernales. Lo mismo sucede con las tiendas de ropa y material deportivo, bien de la zona o de puntos más alejados, que se benefician de un sustancial incremento de ventas con el inicio de la actividad», añade Tuero. En la cuenta de los efectos positivos debe añadirse también los efectos beneficiosos de la práctica del deporte en la salud de la población y que las estaciones asturianas, situadas en la cuenca del Caudal, funcionan en una comarca cuya tradicional actividad económica en la minería y la industria lleva décadas en declive.
«Existen estudios sobre el impacto económico del turismo de nieve que aseguran que por cada euro gastado en forfaits existe un gasto en forma de retorno de entre 7 y 12 euros, es decir, en el caso de la estación de Valgrande Pajares en la última temporada los beneficios producidos serían entre siete y doce millones», concluye Tuero. A su juicio, el debate sobre la viabilidad y la continuidad de las estaciones no tiene razón de ser desde el principio.
No a la apertura en verano
El Principado no se cierra en banda a cofinanciar el nuevo tendido eléctrico hasta San Isidro y a estudiar una posible fusión con las estaciones leonesas para reducir y compartir gastos. Pero las conversaciones están paradas por el momento. Tuero tampoco ve margen para atender las demandas periódicas para abrir en verano las instalaciones a los amantes de los deportes de montaña. La ley, argumenta, excluye expresamente esa posibilidad en el caso de Fuentes. Y, en cuanto a Pajares, cree que existen dudas sobre la demanda real. La abundancia de espacios naturales, sendas y recursos de montaña en la región supone una competencia cuantiosas y, además, un motivo por el que no se puede aducir falta de oferta. «La situación sería distinta si las estaciones estuviera situadas en la única zona con potencial de Asturias. Pero, claramente, ese no es el caso. Financiamos las estaciones y, donde no llegan los beneficios económicos, se dan beneficios sociales. Tampoco la OSPA recupera en entradas todo el dinero que supone mantenerla y a nadie se le ocurre decir que hay que prescindir de la música ni de ese valioso recurso cultural. El deporte no ha de ser distinto», concluye.