David Cal: «No siento nostalgia de mi pasado»

DEPORTES

XOAN CARLOS GIL

«Al final, la vida va pasando y no te puedes quedar anclado en lo que fue», reflexiona

17 ago 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

Está en Cangas, como no podía ser de otra forma. Pasando sus vacaciones de verano y aprovechando el tiempo en familia antes de que en septiembre tenga que volver a su vida cotidiana en Murcia, donde trabaja en el servicio de deportes de la UCAM. Previamente, se va a Portugal para presenciar la traca final del Campeonato del Mundo de Piragüismo. Allí podrá recordar sus tiempos de gloria, pero lo hará sin ningún tipo de nostalgia. Ha desterrado esa palabra de su vocabulario. «No se puede vivir anclado al pasado», dice. Solo le costó unos meses desconectar para siempre de una etapa «bonita», que le dio «mucho» y que supuso una página brillantísima del deporte gallego. Han pasado casi tres años y medio desde que con los ojos vidriosos anunció el final de su carrera como deportista de élite. «No tengo ganas ni voluntad de seguir», dijo entonces apelando a un agotamiento mental como principal causa de su adiós.

Ahora, en Aldán, atiende a La Voz, mucho más lenguaraz que en sus tiempos de canoísta, cuando sus silencios solo eran interrumpidos por sus profundas paladas.

-¿Cómo es la vida actual de David Cal?

-Ahora estoy en vacaciones, pero en un día normal me levanto temprano, trabajo desde las nueve hasta las dos y por la tarde de cinco a siete y media. Y después, en verano de 8 a 3. Cuando puedo me quedo en el gimnasio porque las oficinas están al lado, pero realmente voy poco. No soy constante.

-Antes sí que lo era.

-Es que hay momentos del año en que no puedo ir y pierdo la rutina enseguida. Antes era diferente, era una obligación. Para mí era como ir a la oficina en el río. Es decir, lo de antes era como lo que ahora hago ahora de nueve a dos y por la tarde.

-¿Pero en qué consiste su trabajo?

-Es muy variado. Según la época del año. Llevo todo lo que tiene que ver con el deporte en la universidad. Lo gestionamos allí, campeonatos internos entre estudiantes, campeonatos de España universitarios en los que participamos... El año pasado organizamos en la UCAM diez campeonatos. Hay más de veinte deportes. Me toca organización, gestiones de la participación... este año había más de 350 deportistas becados que hay que atender. Tenemos más de treinta deportistas olímpicos.

-Logísticas, papeleos y esas cosas.

-Sí, un poco de todo. A veces no sales de la oficina y a la semana siguiente vas a Asturias, León, Sevilla o donde sea que tengamos una competición.

-¿Y está contento?

-Sí, me costó adaptarme, pero ahora he cogido el ritmo. Y además llevó dos secciones de piragüismo. El año pasado hicimos un club de piragüismo en el que está Craviotto, Sete Benavides, Cubelos, Hernanz y Teresa Portela. Me encargo de la gestión, tramito las fichas, los transportes, alojamientos... trabajo de oficina. Los entrenamientos, no.

-¿Entrena a alguien?

-Sí, a un grupo de unos cincuenta estudiantes. Todos los años, desde hace unos veinte se hace una competición tipo Oxford y Cambridge, pero de cuatro. Es una canoa de diez personas, hay varias categorías, es entre la Universidad Pública de Murcia, la Politécnica de Cartagena, la Academia General del Aire y la UCAM. Y ahí competimos.

-¿Usted rema?

-Sí, en la categoría de trabajadores de las universidades.

-Así mata el gusanillo.

-Sí, mejor que nada. Entrenamos tres días a la semana.

-¿Echa de menos su vida de antaño?

-Mi vida de antaño, cuando era deportista en activo, está más que superada. Al principio me costó bastante. Me levantaba por la mañana con la idea en la cabeza de que... «tengo que llegar a entrenar, voy tarde». Estuve unos meses con esa ansiedad, me sentía raro, tras tanto tiempo haciendo la misma rutina, el cuerpo y la cabeza se acostumbran y cuando no la tienes se echa en falta. No sé cómo explicarlo, tienes la sensación de que debes ir al río y al momento te das cuenta de que yo ya no estoy en eso. Lo llevaba peor cuando me despertaba por la mañana.

-¿Suele echar la vista atrás con lo que logró?

-No soy de echar la vista atrás. Cuando competía no revisaba mucho los vídeos, alguna vez para ver defectos, pero no para recordar. Y ahora, pues tampoco. Al final la vida va pasando y no te puedes quedar anclado en el pasado.

-¿No tiene nostalgia de su época gloriosa?

-No siento nostalgia del pasado. Pensé que sí que iba a tenerla porque al final era mi forma de vida, pero la realidad es que no. Cuando me retiré estuve en casa con mi familia y cuando me fui a Murcia me costaba un poquito, por horarios y por estar en la oficina, pero lo fui llevando bien.

-Pero eran tiempos de gloria, ganaba medallas...

-Por lo menos lo intentaba. Cuando estoy en mi actual trabajo, aunque no consiga medallas es como si participara en ellas. Ayudas a deportistas y estás en el otro lado, y voy ayudando y eso me satisface. Yo estoy aprendiendo muchísimo de todos los deportes, bádminton, fútbol, kárate... Al final, aprendes de todos estos deportes porque debo saberme las normas y todos sus secretos. Estoy con los deportistas y me empapo de todo lo que puedo. Me enriquece.

-Pasó de la notoriedad a ser alguien casi anónimo.

-En Murcia no soy tan conocido como en Galicia. Agradezco ser más anónimo que aquí, me da más libertad.

-¿En el piragüismo no ganó dinero como para toda la vida?

-Con lo que gané no me da para toda la vida, jejeje. Me dio para una etapa. Cuando me retiré, tras un tiempo en Galicia, me surgió este trabajo y me pareció bonito y lo cogí. Desde la Xunta me propusieron algo, pero creo que necesitaba un cambio de aires de punta a punta y lo hice. Cuando me retiré llegaba a casa, quedaba con los amigos y todo el mundo se apuntaba, pero cuando llevas unos meses la gente hacía su vida y yo me quedé un poco desubicado. Me sentía fuera de lugar.

-¿El piragüismo le ha dado lo suficiente?

-A mí me ha dado muchas satisfacciones. Estar en los Juegos Olímpicos y conseguir cinco medallas... con eso ya me llega por todo lo que yo haya podido aportara al deporte. Fue una etapa muy bonita.

-Usted ha dado mucho a Galicia y al deporte español. ¿No mereció un poco más de reciprocidad?

-Umm. Sí, es cierto que hubo una determinada etapa un poco mala, con problemas, pero hasta puede que fuera normal. Esas cosas pueden pasar . Antes de irme a la UCAM hablé con la Xunta. Me ofrecían un proyecto, no tengo queja, me fui por otra cosa. Creo que no me puedo quejar en general de cómo se me ha tratado.