La Triple Corona está ya un poco más cerca de Asturias después de que el ovetense gane en su debut la carrera más legendaria del mundo del automovilismo: las 24 Horas de Le Mans
18 jun 2018 . Actualizado a las 16:43 h.Año 1966. 24 Horas de Le Mans. Una botella de Möet Chandon, preparada para el piloto ganador, queda olvidada al sol… Y cuando Jo Siffert, el flamante campeón, la descorcha… ¡Riega sin querer a sus perplejos compañeros de podio! Así, de carambola, nacen los ‘baños’ de champagne en el mundo del motor (Y, con el tiempo, se exportan a la mayoría de celebraciones deportivas) ¡La casualidad! Todo lo contrario a la victoria de Alonso en el Circuito de La Sarthe. Un antónimo de 'casualidad’. Un premio a la tenacidad y a la capacidad de adaptación.
«Piloto de carreras. Todas». Así se describe Fernando Alonso en su cuenta oficial de Twitter y nos da una pista de su ambición como deportista y de la fe que tiene en sí mismo. Cuando el año pasado, el piloto asturiano vaticinaba, con sonrisa misteriosa, que en 2018 se volvería a subir a un podio, no nos imaginábamos que sería lejos del circo de la Fórmula Uno. La señal permanecía oculta, velada, en su perfil de redes sociales.
Con mucho trabajo, constancia y una extraordinaria paciencia, cimentada -en los momentos más duros- en la espiritualidad oriental que a veces luce en Instagram (Proverbio: «Las cosas solo tienen el valor que les damos»), Alonso ha ganado la carrera más legendaria del mundo del automovilismo: las 24 Horas de Le Mans. Y, además, en el año de su debut. Vini, vidi, vici.
La Victoria en Le Mans, que le sitúa a tan solo un ‘diamante’ (500 Millas de Indianápolis) de la Triple Corona, es un ejemplo de la versatilidad que tiene el deportista asturiano. ¿Cómo jugaría Cristiano Ronaldo al fútbol-sala? ¿Cómo se le daría el pádel a Rafa Nadal? De acuerdo, tienes razón, querido lector, es una comparación exagerada, pero quizás no tanto como creas… En Le Mans, Alonso se ha enfrentado, por primera vez, a la conducción nocturna en alta competición, al pilotaje de un prototipo híbrido mucho más pesado y sofisticado que su monoplaza de McLaren (con un cuadro de mandos distinto y un sinfín de pantallas) y a una estrategia radicalmente diferente a las otras carreras de resistencia en las que había participado.
La próxima gran hazaña ya tiene fecha: las 500 Millas de Indianápolis en 2019
«Piloto de carreras. ¡Todas!»
(La Triple Corona ya está un poco más cerca de Asturias)
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