El secretario de Estado, tímido al principio, ha reaccionado firme ante las amenazas
05 ene 2018 . Actualizado a las 13:35 h.La cosa no empezó muy bien. Desde el minuto uno, las declaraciones públicas vinieron a demostrar que desde el Gobierno había una consigna de normalizar la relación con Ángel María Villar. Méndez de Vigo, al que no se le recuerdan grandes méritos deportivos, ni conocimiento alguno en la materia como para que se le encomendara la máxima responsabilidad del deporte español, debió de pensar que lo normal era que el presidente de la RFEF campara a sus anchas, se negara a enseñar los números y a justificar los gastos de las subvenciones y que, en definitiva, había que hacer todo lo posible para no molestarle, dada la enorme sensibilidad que mostraba cuando le hablan de rendir cuentas. En este sentido, para Méndez de Vigo la figura de Cardenal debió ser una anomalía en su ministerio, un secretario de Estado que guerreó con aquellos federativos que gestionaban sus entidades como si fueran cortijos de su propiedad.
Y, arrastrado por su superior, José Ramón Lete realizó todo un papelón, en aras de normalizar esa relación con Villar, que en aquellos tiempos estaba ya bajo el punto de mira de la UCO y del juez Pedraz.
Pero ahora las cosas han cambiado y Lete está intentando recomponer el desaguisado. Todo hay que decirlo, la reacción de los últimos tiempos ha sido contundente y el presidente del CSD ha liderado el proceso (todavía en marcha) de repetir las elecciones y de intentar que, de una vez por todas, se pueda normalizar (esta vez sin cursiva) la situación en la Federación Española de Fútbol. Y como suele suceder cuando uno se enfrenta a los malos, está el riesgo de dejarse plumas por el camino. Lete ha sido amenazado por Ángel María Villar con las siete plagas y con todo tipo de querellas. Pero los hechos han demostrado que por el momento el ex secretario xeral para o deporte de Galicia no ha doblado.
Solo resta comprobar ahora qué es lo que sucede con la resolución del Consejo de Estado sobre la repetición de las elecciones a la asamblea de la Federación Española de Fútbol. Y si todas las resoluciones que se han tomado aguantan con solidez los diferentes recursos que se han interpuesto. De ser así, Lete se habrá apuntado un gran tanto y habrá arreglado el tremendo lío originado por el ministro. Y, sobre todo, habrá demostrado que desde la Administración la palabra normalizar no puede valer para integrar en el sistema a cualquier pirata que pretenda reírse del Estado.