Leo Messi consiguió un doblete determinante para que el Barcelona se llevara el clásico en el Santiago Bernabéu (2-3) y se ponen líderes empatados a puntos
23 abr 2017 . Actualizado a las 23:05 h.Tremendo, de locos, inexplicable desde los criterios de la lógica y la razón, el desenlace de un clásico épico en que Leo Messi demostró que es el mejor jugador del mundo y dejó al Barça como líder provisional, aunque al Real Madrid aún le queda el comodín de Balaídos. Hay Liga, vaya si hay Liga. No conviene nunca hablar de fines de ciclo, ni enterrar a equipos con estrellas como las del Barça. Se quiera o no, es un equipo campeón y sus jugadores tienen coraje, orgullo y amor propio. Messi no había aparecido ante la Juventus y sumaba seis clásicos sin marcar, pero fue determinante. Él derrotó a un Madrid con un espíritu grandioso pero graves lagunas atrás, parecidas a las de su archirrival. Cuando tiene ganas, como se le escapó a su compañero Rakitic tras el partido, Messi es imparable. Se echó todo el equipo a sus espaldas, firmó el empate nada más adelantar Casemiro a los locales, obligo a que Zidane retirase al brasileño porque bordeaba la expulsión, sufrió la falta que le costó la roja a Ramos, la quinta ante el Barça, y marcó en el último suspiro el gol de la victoria. En un duelo de delanteros y porteros, concedió el Real Madrid un contragolpe en el último suspiro al Barça que le costó la derrota y tener que esforzarse al máximo para no perder la Liga. Y eso puede dificultarle aún más la semifinal de Champions ante el Atlético.
Un mazazo para unos jugadores que celebraban como un título el empate de James, el denostado colombiano que había salido al rescate cuando el Barça ganaba y el Madrid sufría la inferioridad numérica. Zidane, perdedor en su primer clásico como técnico en casaa, se equivocó en su apuesta por el Expreso de Cardiff, pero no engaña a nadie. Dijo en su día que la BBC es indiscutible cuando sus componentes están bien, pero en este clásico enfatizó su sentencia, aun a riesgo de no ser justo con algunos de sus soldados, que no pretorianos. Reclutó al galés Gareth Bale para el once a pesar de que hace sólo cinco días no ofrecía el tono físico exigible para enfrentarse al Bayern. Un signo inequívoco de confianza en este jugador, uno de los favoritos del presidente Florentino Pérez, y un agravio para tipos como Asensio e Isco que en las últimas semanas le han sacado al Madrid muchas castañas del fuego.
La nueva aventura de Bale duró 38 minutos. Comenzó como cuarto centrocampista por la izquierda, con Modric en la derecha en un 4-4-2, y a los 10 minutos se situó en la banda derecha en un 4-3-3 más clásico en Zidane. Intervino más bien poco, desperdició una ocasión ante Ter Stegen y se lesionó en el gemelo izquierdo. Suspiraron no pocos madridistas cuando entró Asensio, aunque la banda derecha no es el lugar idóneo para el mallorquín. Y es que este Madrid, y más ante el Barça, necesita más centrocampistas que delanteros.
En el Barça, lo previsto, con Paco Alcácer por la izquierda, después de que el club no mantuviese el órdago de Neymar ante los tribunales deportivos. Jugueteó al ratón y al gato con los recursos y al final el brasileño no viajó a Madrid. Demasiado ruido para tan pocas nueces. Mientras que a priori la ausencia del brasileño se antojaba poco menos que un drama para los culés, la presencia de Bale era, paradójicamente, un problema para los blancos. Una muestra perfecta de la aportación este curso de los banquillos en uno y otro equipo.
Brío frente a pausa
Se abrió el duelo con más brío del Real Madrid y pausa del Barça. A los locales les interesaba estar replegados, juntos y realizar transiciones rápidas, pero comenzaron con una presión alta para marcar territorio. Kroos encimaba a Busquets en la salida de balón de los culés, siempre osados en esa suerte que les dio gloria y últimamente disgustos. Fruto de ese arreón inicial llegó la primera jugada polémica. Umtiti tocó a Cristiano dentro del área y el luso exageró la caída.
El Barça actuó muy timorato al principio y con errores defensivos impropios de s8 grandeza. Sufría demasiadas pérdidas de balón y despistes incluso en saques de banda, pero fue a más durante la noche. Messi se vino al centro y comenzó el recital del argentino, al que Casemiro, desasistido por sus compañeros en el medio, sólo podía frenar a base de faltas. Desde el minuto 11 jugó con una amarilla el medio de cierre brasileño. Y se trata de un jugador que no sabe medirse. Hizo cuatro faltas en el primer acto y pudo ser expulsado al filo del descanso. Antes, Messi ya se había llevado un codazo de Marcelo, considerado involuntario, que le partió el labio y le obligó a jugar con una gasa en la boca.
Desastroso en la defensa de las acciones a balón parado, con seis goles encajados así en los últimos siete partidos, el Barça se vio sorprendido en el primer saque de esquina lanzado por el Madrid. Marcelo centró tras un rechazo, Ramos remató al poste y Casemiro marcó a placer. Reclamaron los culés fuera de juego, pero el camero estaba en posición correcta. La defensa de esa jugada, fue inexplicable.
Veía la Liga ya perdida y reccionó pronto el Barça, apenas cinco minutos después. Tras una gran combinación entre Busquets y Rakitic, Messi se marchó de dos y se la cruzó por bajo a Keylor. Aunque el Madrid generaba más ocasiones, no sabía cómo frenar al argentino, una amenaza constante flotando primero y percutiendo a continuación entre las líneas enemigas.
Crecieron la intensidad y el ritmo en un segundo acto trepidante, sin tregua, entre dos colosos que atacan mucho mejor que defienden. Dominaba más el Barça, pero cada contragolpe era letal. Ambos porteros se lucieron, vaya si lo hicieron. Si alemán hacía una parada de balonmano para desviar un remate de Benzema que parecía gol seguro, el tico sostenía a su equipo al salvar un remate con la puntera de Alcácer, un testarazo de Piqué y un remate de Suárez, tras un pase de Iniesta extraordinario.
Falla Cristiano Cristiano, héroe ante los bávaros, desperdició una ocasión pintiparada al rematar fuera, a portería vacía, tras un contraataque de lujo por el pase de Karim y la conducción y el pase de Asensio. Poco después de que Zidane recurriera a Kovacic para evitar la expulsión de Casemiro y de que Luis Enrique introdujese a André Gomes por Alcácer. LLegaron el zurdazo de Rakitic que se coló por la escuadra y el nerviosismo local consiguiente. A Ramos se le fue la cabeza al cometer una falta alevosa sobre Messi que le costó la roja directa. En vivo parecía amarilla pero las repeticiones delatan al central, que por fortuna no cazó al rosarino, un dios en el Bernabéu.
Ficha técnica:
Real Madrid: Keylor Navas, Carvajal, Nacho, Ramos, Marcelo, Casemiro (Kovacic, min. 70), Modric, Kroos, Bale (Asensio, min. 38), Benzema (James, min. 81) y Cristiano Ronaldo.
Barcelona: Ter Stegen, Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba, Busquets, Rakitic, Iniesta, Messi, Luis Suárez y Alcácer (André Gomes).
Arbitro: Hernández Hernández (Comité Canario): Expulsó con roja directa a Ramos (min. 77). Mostró amarilla a Casemiro, Umtiti, Carvajal, Kovacic.
Goles: 1-0: min. 28, Casemiro, 1-1: min. 32, Messi., 1-2: min. 72, Rakitic., 2-2: min. 85, James. 2-3: min. 92, Messi.
Incidencias: Partido correspondiente a la 33ª jornada de Liga, disputado en el Santiago Bernabéu. Lleno. Homenaje en los prolegómenos al golfista Sergio García, reciente campeón del Masters de Augusta y socio de honor del Real Madrid.