La carrera nocturna abre la recta final del campeonato en un circuito donde, por primera vez, ni Rosberg ni Hamilton son favoritos absolutos
15 sep 2016 . Actualizado a las 16:57 h.«Es el circuito donde más calor pasas, como en Malasia, pero encima tienes una ciudad rodeándote». Así describía este jueves Daniel Ricciardo el circuito de Singapur, donde este fin de semana se celebrará la primera de las carreras extra europeas del final de temporada. Será una prueba incómoda para los Mercedes, por primera vez, ya que este es el último sitio donde, según las previsiones, pueden sufrir algo más frente a sus rivales.
Y ahí están Ferrari y, sobre todo, Red Bull, como perros de presa intentando hincar el diente a Nico Rosberg y Lewis Hamilton que, sumidos en su lucha interna por el liderato del campeonato, pueden claudicar frente a quienes han intentado echarles la caña de manera infructuosa durante toda la temporada. Singapur es un trazado singular, mezcla entre Mónaco, Canadá y el potente Macao, un circuito que no forma parte del calendario de la Fórmula 1 pero que todos respetaban y respetan por su dificultad, desde los mitos Ayrton Senna o Michael Schumacher, hasta Carlos Sainz o Max Verstappen.
Sobre el papel, parten con cierta ventaja los Red Bull. Daniel Ricciardo era claro ante los medios en la rueda de prensa oficial de este jueves: «No quiero poner más presión sobre mí y el equipo, pero creemos de verdad que aquí podemos ganar». Es la primera vez esta temporada en la que un piloto se atreve no sólo a discutirle el favoritismo a los Mercedes, sino además a colocarse como serios candidatos. Singapur no es un circuito donde prime la potencia de motor, sino especialmente la tracción y el paso por curva. Ahí es donde el Red Bull de Ricciardo y Verstappen tiene su punto más fuerte.
Lewis Hamilton, no obstante, avisa de que no lo van a pasar tan mal como en el 2015. La carrera de la temporada pasada fue una auténtica pesadilla para el equipo alemán (el británico abandonó y Nico Rosberg se quedó fuera del podio) porque, sencillamente, no encontraron el punto óptimo de la puesta a punto, y Ferrari les ganó la mano con relativa comodidad. «Fuimos muy lentos porque algo falló, pero nos esforzamos mucho para entender lo que sucedió. No tendremos tantos problemas como el año pasado pero, si los tenemos, contamos con las herramientas necesarias para solucionarlos», advierte un Hamilton que tiene ya en su nuca a Rosberg.
Cazar a Ferrari
Tras dos carreras en las que el rendimiento del McLaren ha recordado más al del 2015 que al del 2016, pese a resultados que han tapado la situación real, Fernando Alonso afronta la carrera de Singapur con bastante optimismo y relativa tranquilidad. Desde el box de McLaren están convencidos no sólo de que aquí pueden dar un salto cualitativo, ayudados por la misma idiosincrasia que perjudica a Mercedes, sino que además están en condiciones de cazar a los mismísimos Ferrari.
A favor de este objetivo hay un elemento que no controlan en Woking, y que juega en su lado: la esquizofrenia que reina en el Cavallino Rampante. Despidos, movimientos de ingenieros de relativa importancia y poco peso mediático, y un Sebastian Vettel cada vez con más cara de Fernando Alonso en 2014. De ser firmes candidatos a pelear con Mercedes han ido cayendo hasta pelear por no ser rebasados por los equipos de la zona media de la tabla.
Alonso lo avisaba después de la carrera de Bélgica: «Estamos a sólo unas décimas de Ferrari». Si en un circuito claramente desfavorable para el MP4-31 se atrevía a decir eso, en un trazado que conoce bien y donde ya sabe lo que es ganar en el 2008 y el 2010 -no sin polémica, como le gusta recordar de vez en cuando a Felipe Massa-, tiene motivos para esbozar una sonrisa confiada. «Sabíamos que Spa y Monza iban a estar entre las dos carreras más complicadas para nosotros. Ahora somos optimistas de que podemos conseguir más puntos y resultados positivos», decía el español, que resume el trazado de Singapur con una claridad académica. «Es una pista realmente divertida, muy bacheada y difícil, pero con un peculiar diseño de muchas secciones de 'frenar-arrancar' y rectas muy rápidas, por lo que se necesita un coche con alta carga aerodinámica y buena tracción para salir bien de las curvas lentas», describía.
En la misma línea optimista se mostraba Carlos Sainz. El madrileño, cuyo nombre vuelve a estar en los papeles por el interés que tiene Renault en hacerse con sus servicios para la temporada que viene, se ha puesto entre ceja y ceja salir por delante del empate que tiene con su amigo Fernando en la tabla de la clasificación general. Nuevamente su lucha será por llegar al «top 10», algo que ya consiguió en 2015 con un heroico 9º puesto.