El desnudo de dos entrenadores por la derrota de Mongolia en Río 2016

A.Pardo / M. P. R. LA VOZ / REDACCIÓN

DEPORTES

Los instructores de lucha libre entraron en cólera después de perder el bronce por celebrar antes de tiempo su victoria sobre Uzbekistán

21 ago 2016 . Actualizado a las 21:22 h.

Todo parecía ir bien para Mongolia. La participación de su campeón, Ganzorigiin Mandakhnaran, en la lucha libre de 65 kilos estaba siendo un éxito, y se dirigía hacia la victoria de su rival, Ikhtiyor Navruzov. Convencido de que había ganado el bronce, el atleta mongol comenzó a agitar los brazos por su victoria en los últimos segundos del combate, haciendo que el luchador de Uzbekistán se mostrase desconcertado, y acabase por desistir en sus intentos por continuar la pelea hasta el final. Pero qué más daba. Mongolia había ganado. La medalla era suya, y el deportista celebraba entusiasmado su triunfo junto a sus entrenadores en la pista. Quién les iba a decir, sin embargo, que su alegría duraría demasiado poco. 

Escasos momentos después de celebrar el bronce, la felicidad de Mandakhnaran se disipó por completo. Ante el festejo antes de tiempo que había protagonizado, el jurado anunció una penalización, que le arrebata el bronce de forma definitiva. Ni el atleta ni sus instructores podían creerse el giro que habían dado los acontecimientos, ni cómo habían viajado del podio al suelo en un lapso de tiempo tan breve. Frente al nuevo resultado, el mongol, devastado, se tiró al suelo. Navruzov comenzó su propia celebración. Y, ¿los entrenadores? Los entrenadores decidieron desnudarse

NIC BOTHMA | Efe

No lo hicieron inmediatamente. En un principio, y deseosos de explicaciones, se acercaron al tribunal para hablar. No obstante, cuando el diálogo falló, uno de los instructores no dudó en arrancarse la camiseta, lanzando después sus dos zapatos con rabia sobre la tarima. El otro entrenador, por su parte, mantuvo la cabeza fría algún tiempo más. Aunque también estaba consternado, recogió las prendas de su compañero, y trató de sacarlo de la pista. Sin embargo, pronto se rindió al enfado e imitó a su camarada, quedándose en ropa interior ante los sorprendidos espectadores.

«Esto es absolutamente ridículo», dijo el comentarista, mientras los instructores recibían una segunda penalización por su protesta, y se resistían a abandonar la zona de lucha.  Curiosamente, aquel al que más tenía que dolerle la derrota, Ganzorigiin Mandakhnaran, se mantuvo ajeno al espectáculo protagonizado por sus instructores. Dos veces se acercó a felicitar a su contrincante y, aunque cuando anunciaron su fracaso rompió a llorar, mantuvo la deportividad (y toda la ropa que llevaba).