El jamaicano consiguió la primera de las tres medallas de oro que quiere lograr en Rio 2016
15 ago 2016 . Actualizado a las 09:59 h.El jamaicano Usain Bolt logró hoy la triple corona olímpica en los 100 metros lisos al imponerse con 9,81 segundos en la prueba reina de la velocidad en Río de Janeiro, con lo que suma otro oro a los logrados en los Juegos de Pekín 2008 y Londres 2012.
La plata fue para el estadounidense Justin Gatlin (9,89), mientras que el bronce se lo llevó el canadiense André De Grasse (9,91).
Bolt, que es irresistible en los 50 metros finales, sumó así el primero de los tres oros que pretende ganar en Río de Janeiro, donde busca repetir el triplete en el sprint (100, 200 y 4x100 metros) que ya consiguió en los últimos dos Juegos Olímpicos, una gesta sin precedentes en el atletismo.
Era uno de los grandes momentos de Río 2016. Las pantallas gigantes del estadio Engenhao llevaban desde la tarde anunciando lo que quedaba para la carrera, así que cuando a las 22:25 de la noche carioca los ocho sprinters más rápidos del mundo se agacharon sobre la línea de salida el tiempo se detuvo unos instantes, lo justo para tomar impulso.
El disparo rompió el silencio y el estruendo de miles de gargantas tratando de empujar desde la grada debió escucharse en todo Río de Janeiro, donde la suave noche del invierno carioca se electrizó durante nueve segundos para la historia olímpica.
El jamaicano fue el segundo más lento en levantarse. Eso es algo que ni los años de entrenamiento han podido corregir. No importa, cuando los 1,96 metros de altura del «rayo» se ponen a máxima velocidad todo queda atrás.
Atrás quedó Gatlin, que lideró la prueba durante 70 metros, y atrás quedó el recuerdo de la lesión que hace algo más de un mes tuvo en vilo al atletismo.
«Es un buen comienzo. Siempre habrá gente que duda, pero estoy en mejor forma que la última temporada», aseguró la superestrella, que tras cruzar la meta se golpeó el pecho, levantó el dedo en señal de número uno e hizo rugir al estadio.
«¡Bolt, Bolt, Bolt!»: El «show» posvictoria había comenzado. Los gestos son conocidos por todos, pero no por repetidos dejan de entusiasmar a un público entregado a la figura del caribeño.
La estratosférica marca de 43,03 segundos del sudafricano Wayde Van Niekerk en los 400 metros, con la que media hora antes había batido el récord mundial establecido en 1999 por Michael Johnson, era ya un vago recuerdo.
«Soy un sprinter, pero también un 'entertainer'», había asegurado el jamaicano antes debutar en Río de Janeiro. No hay duda de que sabe cómo divertir, pero sobre todo sabe cómo correr. En las semifinales dejó ya un tiempo intimidante: 9,86 segundos, entonces mejor marca personal del año.
Una hora y media más tarde, nadie pudo con él. Igual que nadie pudo, cuando llegan las citas importantes, durante los últimos ocho años, desde que el talento del jamaicano explotó en el Nido de Pájaro de Pekín para lograr su primer oro olímpico con récord mundial.
Un año después lo dejaría en 9,58 segundos, una marca de otro tiempo que parece hoy muy lejos de cualquier ser humano. Pero el tiempo no le importaba hoy a Bolt, que sueña con culminar su obra con otros tres oros, al igual que hizo en 2008 y 2012.
A eso hay que añadir otros 11 títulos mundiales en los sprints. La única gran carrera que se le escapó en dos ciclos olímpicos fue la de los 100 metros del Mundial de Daegu 2011, pero fue por ser descalificado por salida nula.
Quizá sigan ahí. Pero hasta ahora no hubo ni rastro de los problemas en los isquiotibiales que le obligaron a parar durante varios días apenas un mes antes del comienzo de los Juegos.
A sus 34 años, Gatlin, que llegaba con mejor marca que su rival a Río, perdió quizá su última oportunidad de derrotar a Bolt. El estadounidense, a quien sus dos sanciones por doping perseguirán siempre, fue abucheado cada vez que apareció en la pantalla.
«Trabajamos 365 días al año para estar aquí nueve segundos.
Competir con estos chicos a mi edad y ganar la plata sienta muy bien», dijo no obstante el norteamericano, que cayó al igual que hizo en Londres 2012 y en los Mundiales de 2013 y 2015. El influjo del campeón es demasiado fuerte para sus rivales.
Ni Yohan Blake, compañero de entrenamientos y cuarto clasificado en la final, ni el joven De Grasse consiguieron derribar el mito de Bolt, que el último día de los Juegos cumplirá 30 años y lleva camino de conseguir lo que se propuso.
«Quiero ser para el atletismo lo que Mohamed Ali es para el boxeo», había advertido. «Quiero dejar como recuerdo algo extraordinario. Las personas tendrán que hablar con veneración sobre mí».