La estrella de Francia vuelve a morir en la orilla, como en la final de la Champions
11 jul 2016 . Actualizado a las 00:03 h.Dos horas antes de vivir su primer final con Francia, Antoine Griezmann transmitía tranquilidad, transformada en desesperación al término de la prórroga de una final pésima en la que los anfitriones naufragaron. Se bajaba del autobús con el traje oficial y su sonrisa angelical, siempre con el mate y el termo en una mano. Una costumbre que adoptó en la Real Sociedad con el técnico Martín Lasarte, y que acrecentó ya en el Atlético, con el uruguayo Diego Godín como líder del grupo.
Tras el metódico calentamiento, muy físico y grupal, tal y como ordenan el técnico Didier Deschamps y su exigente equipo de trabajo, inició el partido decidido a coronarse rey de Europa. Ejerció al comienzo una fuerte presión sobre la salida de balón de los portugueses y corrió hasta para tratar de sacar de banda cuando el rival les regalaba el balón.
Avisó muy pronto, a los seis minutos, con un zurdazo con más potencia que dirección. Sólo tres después, se exhibió como gran cabeceador. Pese a ser bajito, tanto que los grandes clubes franceses que buscaban más músculo que clase le ningunearon, posee un poderoso salto y mide bien los tiempos. Con un remate bombeado, obligó a lucirse a Rui Patricio.
Se ha convertido en el líder de esta Francia. Actúa con plena libertad. Es delantero pero baja a recibir para asociarse una y otra vez. Su forma de jugar en ha sacrificado a N'Golo Kanté, campeón de la Premier League con el Leicester pero suplente con Deschamps, y resta protagonismo en el juego a Matuidi y Pogba. Pero tras la lesión de Cristiano, Francia decayó y Griezmann desapareció. Paradojas de la vida. En toda la segunda mitad, la única ocasión del duendecillo francés fue otro cabezazo, esta vez desviado, tras un centro de Coman. Acabó de máximo artilllero, pero en la final no respondió a la condición de mejor jugador de la Eurocopa. Como en la final de la Champions de Milán, murió en la orilla. Y perdió el pulso con Cristiano, incluso con CR7 en camilla.