La tremenda superioridad del equipo de Steve Kerr en el lanzamiento exterior le permite jugar su segunda final de la NBA consecutiva
01 jun 2016 . Actualizado a las 10:44 h.«Morir y vivir con el triple». Esa frase hecha del baloncesto cuando los equipos se ceban con el lanzamiento exterior adquirió su máximo exponente con los dos últimos partidos de la final de la Conferencia Oeste, cuando los Golden State Warriors cimentaron su espectacular remontada sobre los Oklahoma City Thunder en un acierto en el triple muy superior al de su rival. Conocidas son las virtudes de Stephen Curry y de Klay Thompson, los mejores tiradores del momento, el primero opositando día a día a ser considerado el mejor de la historia. Pero ante los Thunder, los vigentes campeones sobrevivieron casi de manera exclusiva por su acierto desde larga distancia, que les permite seguir persiguiendo el sueño de la eternidad: redondear con su segundo anillo consecutivo la temporada en la que lograron el récord histórico de victorias en la NBA.
No estaban jugando su mejor baloncesto los Warriors, 3-2 por debajo en la eliminatoria y un partido decisivo en cancha del rival. Los brazos largos de los Thunder y su mayor capacidad atlética lastraron el vistoso juego de pases, bloqueos ciegos, cortes a canasta y aprovechamiento de los espacios de los de Steve Kerr. A remolque en el marcador durante todo el partido, los triples de Klay Thompson le dieron vida a los Warriors hasta que Curry se sumó a la fiesta para lograr una victoria que igualaba la serie y desmoralizaba a los Thunder. En el séptimo y decisivo partido, sin embargo, los de Oklahoma respondieron con entereza, hasta que el acierto del MVP y su compañero de backcourt les despedazó en los últimos instantes.
¿Se puede reducir a números dos triunfos tan determinantes en apenas 48 horas? En este caso, hay unas cifras que ayudan a explicar el por qué de una remontada de los Warriors que sólo había sucedido 9 veces antes en la NBA (ir 3-1 abajo y acabar venciendo), la última en 1981 cuando los jóvenes Celtics de Larry Bird sometieron a los Philadelphia Sixers de Julius Erving. Entre el sexto y el séptimo partido, los Warriors anotaron 38 triples más que los Thunder. 84 puntos de más en partidos definidos por márgenes relativamente estrechos.
En el sexto encuentro de la serie, los Warriors anotaron 21 de 45 triples, una cifra altísima con un porcentaje brillante. De esos 21 aciertos, 17 llevaron la firma de Curry y Thompson (que con 11 batió el récord histórico de triples en un partido de play off). Los Thunder hicieron 3 de 23. En el definitivo séptimo encuentro, Los Warriors anotaron 17 de 37 en triples, de nuevo un gran volumen y buen porcentaje, frente a los 7 de 27 de los Thunder. Curry y Thompson enchufaron 13 triples entre ambos.
De hecho, los dos anotadores de Golden State han tenido que convertirse en hombres récord para que su equipo paliase con su gran acierto sus problemas en ataque ante Oklahoma. Curry cerró la serie final del Oeste con 32 triples anotados, y Thompson con 30. Ambos superaron el registro histórico de triples en una eliminatoria de play off de la NBA, con 28, en manos de Dennis Scott y de Ray Allen.
«Comenzamos de nuevo muy bien, pero luego ellos encontraron de nuevo el ritmo de los tiros desde fuera del perímetro y ahí surgieron los problemas», dijo resignado el técnico de los Thunder, Billy Donovan, tras la derrota de la madrugada del lunes. Oklahoma hizo casi todo bien de nuevo pero acabó sucumbiendo ante la lluvia de triples de los Warriors. De nada sirvió la buena defensa de hombres como Ibaka, Waiters, Adams y, sobre todo, Roberson. Los Warriors encontraron el camino para anotar tiros, alguno de ellos bordeando en lo imposible.
Sobre todo Curry, que aprovechó un resquicio táctico para encontrar su ritmo después de un par de partidos por debajo de su nivel. El MVP de la Liga por dos años consecutivos abusó de los pívots de los Thunder forzando el cambio de asignación en el bloqueo directo en la línea de tres. Hasta el punto de anotar un increíble 17 de 23 en triples defendidos por Kanter, Adams o Ibaka en toda la serie de la final del Oeste.
Ahora, a los Warriors les esperan en la final los Cleveland Cavaliers, el equipo de LeBron James en el que el triple juega un papel también decisivo. Se prevé una lluvia de tiro en el que el más certero puede llevarse la victoria. Y ahí el equipo de Golden State cuenta con las dos armas más afiladas.