Susan Santos: «Tocar con Billy Gibbons fue una experiencia maravillosa»

Marcos Gutiérrez REDACCIÓN

CULTURA

Susan Santos
Susan Santos

La extremeña, considerada como la mejor intérprete de blues española y alabada por el mismísimo guitarrista de ZZ Top, presentará el 14 de marzo en Avilés los temas de su último trabajo, «Sonora» (2024), en un concierto para el que ya hace unos días se ha colgado el cartel de «no hay billetes»

01 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Afincada en Madrid, Susan Santos (Badajoz, 1981) es una guitarrista y compositora autodidacta que ha sabido irrumpir con fuerza y asentarse en el mundo de la música. Con un estilo muy personal, a medio camino entre el rock americano, el country y el blues, Santos lleva años conquistando escenarios y festivales en Europa, México y América. Hasta la fecha ha grabado seis discos: «Take Me Home» (2010), «Shuffle Woman» (2012), «Electric Love» (2014), «Skin & Bones» (2016), «No U Turn» (2019), «Sonora» (2024) y el EP «The L.A. Sessions» (2020). La artista pacense, considerada la mejor intérprete de blues de España, actuará el 14 de marzo en la Sala Escénica de la Factoría Cultural de Avilés, dentro del ciclo Factoría Sound, recital para el que ya ha colgado el cartel de «completo» .

A su paso por Asturias presentará «Sonora», su sexto álbum de estudio. Todos sus temas comparten un hilo conductor, como es el de la carretera, el desierto, los forajidos y las historias de supervivencia de sus gentes. El disco, que musicalmente transita por estilos de guitarra que van del western a la psicodelia e, incluso, el rock sureño, se gestó en los estudios Black Betty de Madrid. Se trata de un trabajo, producido por la propia Santos y José Nortes, en el que todas las canciones se grabaron en formato trío con David Salvador (bajo) y Juli El Lento (batería), con Santos encargada de la voz principal, guitarras, banjo y theremin.

A lo largo de su carrera ha compartido escenario con figuras de la talla de Billy Gibbons, de ZZ Top, y ha tocado con músicos como Joe Bonamassa o Jimmy Vaughan, entre muchos otros. No en vano, el propio Gibbons no ha dudado en definirla como «una guitarrista con un magnetismo especial», así como «una profesional absoluta, seria y solvente». Y cuando el dueño de Pearly Gates habla de blues, lo mejor es hacerle mucho caso.

—¿Cómo se empieza a interesar por el blues?¿Viene de una familia particularmente musical?

—Es verdad que siempre he tenido esa tendencia. Me gustaba la música, pero fue a partir de la adolescencia cuando comenzó a interesarme bastante. Comencé tocando la guitarra española y el punto de inflexión importante fue un día, con poco más de 18 años, en el que escuché un programa de radio que me voló la cabeza. Nunca había oído ese tipo de música y comencé a interesarme por el blues, que para mí era totalmente novedoso. También comencé a investigar sobre todos los clásicos del rock, los orígenes de la música contemporánea y la guitarra eléctrica, es decir, Beatles, Rolling Stones, Led Zeppelin... a partir de ahí, me dije «creo que quiero tocar la guitarra eléctrica». Yo ya componía mis propias canciones con la acústica, pero en ese momento empezó la revolución musical en mi cabeza.

—Hablaba de Beatles, Stones, Zeppelin... ¿Eran George Harrison, Keith Richards, Mick Taylor o Jimmy Page sus influencias básicas de inicio o había más guitarristas en los que se fijaba?

—Hubo muchísimos, por supuesto. Pero claro, cuando empiezas a entrar dentro de la guitarra y del rock hay determinados músicos, da igual de la generación que seas, por los que tienes que pasar, porque son un poco la enciclopedia de la música contemporánea. Después he pasado por muchas cosas e, incluso, por inquietudes musicales muy variopintas que no tienen nada que ver con este estilo. Porque, al final, en la música siempre estás aprendiendo y enriqueciéndote. Pero, efectivamente, hay clásicos que tienes que escuchar, sí o sí. Luego ya vas a decidir hacia dónde te quieres dirigir, pero tienes que escucharlos para decir, «guau, ¿esto qué es?». La primera sensación que tienes cuando los escuchas es superbonita, porque sabes que, por alguna razón, su música te atrapa.

—Su carrera verdaderamente arranca con su llegada a Madrid, ¿verdad?

—Sí. En realidad yo trabajaba en una tienda de música y también fui profesora de guitarra en una academia. Hubo una fase en la que yo tenía mi banda y tocaba bastante por Extremadura, que es de donde soy. Pero llegó un momento que dije, bueno, no sé ni qué tendría que hacer para dedicarme profesionalmente a esto, ni hacia dónde dirigirme, pero me gusta tanto que me gustaría apostar por esto y, si no me va bien, siempre puedo regresar y ser profesora otra vez, trabajar con instrumentos y demás. Ahí fue el momento en el que todo empezó.

—¿Cómo fueron esos inicios en el mundo de la música plenamente profesional?

—Hasta que arrancó todo no fue fácil. Pasaron casi dos años hasta que me establecí en una ciudad distinta, muy grande, en la que no conocía a nadie. Sí es verdad que durante un tiempo mantuve mi trabajo de profesora de guitarra en Extremadura. Estaba unos días allí dando clases y luego venía otros días a Madrid para ver cómo funcionaba todo y dónde me ubicaba. Pero ahí sí fue el punto de inflexión para dedicarme a esto profesionalmente, hasta el día de hoy. Aunque no sea un camino fácil, que eso lo sabemos todos. No es sencillo dedicarte a la música, a tu proyecto y que encima no sea una música comercial, que salga en las radio fórmulas, está claro. Pero la verdad es que estoy bastante contenta por todas las cosas que han pasado durante estos años y por poder vivir de lo que más me gusta.

—¿Cómo ha evolucionado musicalmente desde su primer disco, «Take Me Home», hasta el más reciente, «Sonora»?

—Lo cierto es que he evolucionado bastante. Lo que quiero conseguir con la música se ha ido acercando a lo que hago ahora mismo con «Sonora». Es decir, no hay barreras musicales, ya que puede que haya algún tema que sea un poco más psicodélico, otro que sea un poco más country clásico o lo western swing, alguna canción que puede tener pinceladas más blues... al final son músicas que van de la mano y también me encanta componer, por lo que he querido hacer cosas diferentes con respecto a este disco.

—¿De dónde viene el título «Sonora»?

—El disco se llama así porque hay un momento en el que todos los personajes de las canciones aparecen en el desierto. Con el tiempo le vas dando importancia o vas ajustando cosas que te gustan más y en las que te quieres centrar. Sobre todo espero que a la gente le guste.

—¿Qué tal está funcionando, de momento, este nuevo trabajo?

—La verdad es que el disco ha tenido muy buena acogida, tanto en medios de España como en muchas revistas de Reino Unido, Europa y Estados Unidos.

—En «Sonora» también se encarga de la producción, mano a mano con José Nortes, ¿verdad?

—Efectivamente. Para mí ha sido el disco más especial. Yo siempre grabo las maquetas en casa, se las paso a los músicos, nos la aprendemos tal cual, llegamos al estudio y grabamos. Pero sí es cierto que este disco es mi niño y quería decidir absolutamente todo. En este álbum ha habido una implicación máxima. Tienes más responsabilidad, pero a la vez te sientes agradecida cuando ves que todo sigue hacia adelante.

—Usted ha compartido escenario y festivales con figuras como Joe Bonamassa o Jimmy Vaughan, pero ¿qué supuso hacer una jam y recibir los elogios de alguien como Billy Gibbons?

—Lo conocí porque fui su telonera, un poquito antes de la pandemia, y me invitó a tocar. Ni yo ni nadie éramos conscientes de que iba a hacerlo. Sí es cierto que sabía que había estado escuchando el concierto. Lo más divertido fue que nadie se acercaba a él, porque todos le veían como una estrella, y fue él el que me buscó en el camerino. Me dijo en español, «Hola, Susan, soy Guillermo»... claro, imagínate, yo me partía. Me preguntó «¿tocamos algo luego?», todo esto en español, y la verdad es que fue un tipo supermajo. Personalmente, para mí que soy fan y me flipa todo el rollo power trio de Texas, pues lógicamente fue una experiencia maravillosa. Justo unos meses después grabé «The L.A. Sessions» en Los Ángeles, en un estudio que es de un amigo de Billy Gibbons, y Billy dejó allí una guitarra de estas increíbles. Una Nocaster como la que utilizaba Jeff Beck. Y, aunque soy zurda, cuando terminé la grabación dije, «bueno, quiero probarla», porque no todos los días te deja Billy Gibbons una guitarra para que grabes un disco con ella.

—Por cierto. Su concierto de Avilés ya ha colgado el cartel de «no hay entradas». Enhorabuena.

—Ha sido genial, porque justo el día de Nochebuena me etiquetaron en redes los promotores del concierto en Avilés y me dijeron que ya estaba todo vendido. La verdad es que estoy super contenta. La gente por redes ya me está escribiendo diciéndome que se han quedado sin entradas y preguntándome cuándo voy a volver a Asturias. Yo encantada, porque la verdad es que adoro Asturias. Así que espero que sea la razón de volver otra vez.

—¿Qué se encontrará la gente que vaya a su concierto de Avilés?¿Además de los temas de «Sonora» habrá espacio para repasar toda su carrera?

—Por supuesto, tocaremos todos los temas de «Sonora», pero alguna que otra canción de discos anteriores caerá, eso sin duda.