Helena Fernández, @mami.de_tres: «Cuando un hijo se convierte en hermano mayor hay que seguir dándole su lugar»
CULTURA
La «influencer» catalana con raíces asturianas acaba de publicar un libro para ayudar a todas aquellas madres y padres a preparar a los más pequeños de la casa para la llegada de un nuevo miembro a la familia
23 ene 2025 . Actualizado a las 09:31 h.Helena Fernández es conocida en redes sociales por mostrar su realidad como madre de tres hijos. Esta catalana con raíces asturianas comparte a diario vídeos en los que habla, sin tapujos pero tirando siempre del sentido del humor, de cómo es realmente la vida de una ama de casa con varios retoños a su cargo. Desde los buenos momentos hasta los malos, pasando por los más desesperantes. Aunque algunas de sus anécdotas parecen haber sido sacadas de una película o serie de ficción, estas son cien por cien reales y han servido como fuente de inspiración para escribir el que es su primer libro. Este lleva por título Voy a ser hermano mayor (Penguin Kids, 2025) y acaba de ver la luz con el objeto de ayudar a todas aquellas madres y padres a preparar a los más pequeños para la llegada de un nuevo miembro a la familia. Un cuento infantil con el que @mami.de_tres ha descubierto además la que podría ser su futura vocación.
—Acaba de nacer el que para ti es tu cuarto hijo, ¿cómo te sientes?
—Muy contenta, la verdad. Más que nada me siento completa, porque me paso todo el día escuchando que no doy un palo al agua y que soy una mantenida… Pues mira, callar bocas no está de más. Y aunque parezca una tontería, que es un libro infantil y son pocas páginas, tiene su trabajo y tiene su aquel. Así que estoy muy feliz.
—Aseguras que a veces el hecho de ser ama de casa y madre hace que no tengas metas en la vida, pero este libro, en realidad, ha sido un propósito tuyo.
—Sí, claro. El objetivo no es en sí el libro, sino intentar que funcione bien y a lo mejor encontrar aquí un camino. Muchas veces te dedicas a tus hijos y a tu familia al cien por cien y no acabas de encontrar un lugar. Los niños, al final, se van haciendo mayores y dejan de necesitarte tanto… Yo ahora estoy en esa fase en la que me siento menos necesitada en mi casa, por eso encontrar, a lo mejor, una carrera en el mundo de la escritura infantil me parece superguay.
—¿Cómo conseguiste compaginar estas dos facetas tuyas con la escritura de un libro? Teniendo en cuenta que son dos labores que requieren las 24 horas del día, prácticamente…
—Tuve la suerte de que lo pude hacer en verano. Desde la editorial me contactaron a principios de mayo o junio y me dieron de plazo hasta septiembre. Me dediqué por tanto a escribir en mis vacaciones de verano que justo las pasé en Cudillero. Me llevé el portátil y lo hice todo prácticamente allí, porque me pude centrar más ya que allí no tengo que estar tan pendiente de los niños. Allí no tienen horarios y son más libres.
—¿Qué te llevó a escribir «Voy a ser hermano mayor»?
En realidad fueron los de la propia editorial quienes me propusieron la idea. Me dijeron que querían hacer un libro que fuese enfocado a un nuevo miembro de la familia y cómo lo iba a llevar el hermano. Entonces a mí se me ocurrió la idea de que en vez de hacer un libro como tal, hacer una lista de todas las cosas que un hermano puede hacer cuando llega un nuevo amigo, que es su hermano pequeño. Ellos me dieron lo que querían hacer y yo lo enfoqué por ahí.
—¿Qué sentiste cuando te propusieron esta idea desde la editorial?
—Hicimos una reunión y cuando me lo dijeron, al principio, me quedé en shock. No era algo que yo me hubiese planteado. El tema de escribir sí que es algo que me gusta, pero nunca había pensado en el lado de libros infantiles. Pero claro, tiene todo el sentido. Luego cuando me explicaron y me dijeron que les encantaba mi forma de explicar la maternidad, de afrontar los retos diarios… y que todo eso les encantaría plasmarlo, pues me pareció superguay.
—¿Por qué ser hermano mayor es lo mejor que a uno le puede pasar en la vida?
—Yo soy hermana mayor de mis dos hermanos y para mí es lo mejor. Creo que te da una responsabilidad que es algo muy importante, porque sientes que un hermano es como si fuese algo tuyo. Entonces, te preocupas, te importa y aparte tienes un confidente para siempre, porque se supone que nadie te va a querer tan bien como tu hermano o tus padres.
—¿Qué aspectos o qué situaciones del día a día con tus hijos te ayudaron a dar forma a la historia?
—Yo los estuve observando como hermanos y desarrollé una lista de cosas que cuando eres tú solo no puedes hacer, pero cuando tienes un hermano sí. Todo el cuento, por tanto, está enfocado en cosas que constantemente hacen mis hijos juntos.
—¿Cómo manejaste en tu casa el anuncio de que tus hijos tendrían un hermano?
—Mis hijos nunca han sido hijos únicos, entonces ya partimos de esa base. Pero ellos estaban muy contentos porque tenían ganas de tener un hermano. Lo que hice fue hacerles partícipes desde el primer momento. No en plan ecografías ni nada porque tenían tres añitos y eran muy chiquititos. Pero sí que siempre me han acompañado a todas partes, los he hecho muy parte de eso y ellos estaban muy contentos. La duda era si era un niño o una niña, porque claro, los míos son niño y niña y él quería un niño y ella, una niña.
—Si un padre o una madre tienen dificultades para integrar al hermano mayor en la llegada de un bebé, ¿qué consejo le darías?
—Sí que es verdad que los celos surgen mucho cuando dejas de ser tú solo y pasas a tener un hermano. Siempre digo lo mismo: no olvidarnos de ellos… Muchas veces, cuando nace otro hijo, hacemos al primogénito como muy mayor de golpe. A lo mejor es un niño de dos añitos y de repente como que le exigimos que se porte como adulto cuando sigue siendo un bebé. Y esto es algo que nos pasa a los padres, que se nos olvida. Entonces, yo siempre digo que los sigan tratando como el niño que es y que le den su lugar. Le puedes hacer partícipe y entender que es el mayor, pero no deja de ser un niño.
—¿Qué esperas que los padres y los niños sientan al leer «Voy a ser hermano mayor»?
—Básicamente quiero que sea como un puente para que los padres puedan introducir la forma de tener un hermano al hijo que ya tienen sin que sea tan violento. Una forma de hacerlo divertido, con un cuento y que poco a poco vayan entendiendo. Y que los niños, ya de paso, puedan leer y aprender lectura, que es maravilloso. Introducirles así al mundo de la lectura.
—Se trata de un libro para niños. ¿Cómo fue escribirlo teniendo en cuenta que estaba dirigido a este público? ¿Tuviste que hacer frente a algún desafío?
—Tengo la suerte de que convivo con tres niños pequeñitos, entonces para mí no ha sido un desafío. Yo paso más tiempo con niños que con adultos porque estoy todo el día con mis hijos. Estoy, por tanto, más acostumbrada a la jerga y a la forma de hablar de los niños que a la de los adultos. Así que como si fuera uno más.
—Sí, como si lo estuvieras escribiendo para tus propios hijos.
—Sí, exacto.
—El libro está ilustrado por Raquel Trave. ¿Por qué la elegiste a ella y qué fue lo que más te gustó de su estilo?
—Pues mira, a Raquel no la seleccioné yo, no te voy a mentir. La seleccionó la editorial. Me dijeron: «Esta es la chica, mírala a ver qué te parece, si te gusta». Me enseñaron los bocetos y me encantó. Me parece que da un toque infantil con ilusión, bonito, mágico... La verdad es que me encanta como ilustra Raquel, es muy bonito todo lo que hace.
—¿Le dejaste que diese rienda suelta a su imaginación o hubo algún elemento o personaje que querías que fuese de tal manera o forma?
—Yo escribí el libro y luego ella hizo la ilustración. Y sí que hubo algunas cosas que se las cambié. Porque, por ejemplo, yo quería que el niño tuviera el pelo largo porque no me gustaba la idea del típico niño con pelo corto. Quería que todo fuese como menos clásico. Hay un capítulo que es sobre las típicas cabañas que se hacen con pinzas y mantas, que en realidad todos hemos hecho, pues eso le marqué mucho como quería que fuera, porque es algo que me parece que hacen todos los niños. Pero, por lo demás, no hubo mucho que hacer porque es que ella lo hizo genial.
—¿Tienes alguna ilustración favorita dentro del libro?
—Sí, precisamente la de las cabañas me parece superbonita. Me encanta. Esa y la de los niños haciendo tortitas.
—Si tuvieras que describir las ilustraciones con tres o cuatro palabras, ¿cuáles serían y por qué?
—Serían dulces, mágicas y entrañables, porque son unos dibujos que te dan qué pensar. No son los típicos dibujos ni nada muy abstracto. Es como que tú, a partir de una cara muy común y muy corriente, la puedes hacer tuya.
—Digamos que consigue personalizar con sus ilustraciones.
—Exacto, sí, sí.
—¿Alguno de tus hijos leyó el libro y te dio su opinión antes de publicarlo?
—No, porque quise que fuera una sorpresa total. No lo vio nadie, ni mi marido ni nadie de mi familia. Quería que saliera y fuera una sorpresa para todos.
—¿Cómo está siendo la acogida del libro? ¿Qué te dicen tus seguidores?
—La gente está muy contenta. Mis hijos están superorgullosos y eso es lo que más me llena. Sus compañeros también están muy contentos. En el colegio hemos entregado en cada clase un libro para que lo tengan en la biblioteca. Y las seguidoras, todas las que están embarazadas y van a tener un segundo hijo, pues están encantadas porque dicen: «justo necesitaba esto».
—Es que además está escrito por alguien como tú, que ya tiene experiencia en todo lo relacionado con la maternidad, que sabes por tanto bien de lo que hablas...
—Sí, total.
—¿Tienes en mente escribir otro libro o algún otro proyecto relacionado con la maternidad y la crianza?
—Siempre, durante mucho tiempo, he tenido en mente hacer una saga de historias de mis hijos, de las típicas trastadas que hacen, sus aventuras… Mi sueño sería por tanto hacer una serie de libros sobre mis hijos. Por ejemplo: Los hermanos Dalton, en el parque o Los hermanos Dalton, en la playa. En una página iría la historia y en la otra la ilustración. Es algo que siempre he tenido en mente, pero claro, hay que ver cómo funciona esto para saber por qué camino tirar.
—Claro, porque además escribir requiere tiempo y en tu caso estás bastante ocupada entre uno y otro.
—Sí y además hay que hacer las cosas bien. Por eso siempre digo que prefiero ir poquito a poquito y no dar un paso en falso.
—Que por fin tu libro haya visto a la luz es uno de tus objetivos cumplidos.
—Sí, porque además sabes qué pasa, que cuando tú sabes que tienes un proyecto, no lo quieres decir porque yo creo mucho en las energías. Pienso que si lo digo lo voy a gafar y no quiero. Y yo ya hace meses que esto está terminado, estamos hablando de agosto. Y los dibujos también estaban terminados, las ilustraciones, la cubierta... Y era algo que tenía ahí que no lo podía decir y tenía más ganas de soltarlo. Entonces han sido meses de retenerlo ahí…
—Después de tanto tiempo aguantando las ganas ya pudiste contarlo.
—Sí. Y salga bien o salga mal es un recuerdo que tendré ahí por siempre. Se lo podré leer a mis nietos.