Gran diva, comprometida con el cine español, Marisa Paredes deja un legado de siete décadas de carrera cinematográfica

Gracia Novás REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Marisa Paredes, en la alfombra roja de Cannes 2019 para el estreno del filme «Dolor y gloria».
Marisa Paredes, en la alfombra roja de Cannes 2019 para el estreno del filme «Dolor y gloria». Cordon Press

La actriz madrileña, Goya de Honor en el 2018, que impregnó sus personajes de su fuerte personalidad, falleció repentinamente este martes de un paro cardíaco

18 dic 2024 . Actualizado a las 09:30 h.

«No se encontraba mal y tenía pensado seguir trabajando», dijo anoche a su llegada al tanatorio madrileño de San Isidro un visiblemente «muy afectado» Chema Prado (Rábade, 1952), el lugués que dirigió la Filmoteca Española entre los años 1989 y 2016, esposo desde hace más de cuatro decenios de Marisa Paredes, que falleció este martes a los 78 años en el hospital universitario Fundación Jiménez Díaz tras sufrir un paro cardíaco. «Es una pérdida tremenda; ha sido muy repentino, de madrugada», lamentaba para insistir en que ella no se sintió particularmente enferma en los últimos días y que hasta acudió el pasado domingo a ver a su hija María Isasi actuando sobre el escenario del Teatro Español en la última función de la obra de Valle-Inclán Luces de bohemia. Solo deseó Prado que se la recuerde como «una extraordinaria persona y una magnífica intérprete».

También María Isasi —única hija de la actriz, nacida en 1975 fruto de su relación anterior con el cineasta Antonio Isasi-Isasmendi—, visiblemente emocionada, entre lágrimas, ante el tanatorio, la evocó como era, «una mujer maravillosa, valiente, luchadora, una diosa», dijo para agregar que la gente la apreciaba mucho y que habían recibido innumerables mensajes de amor, de respeto y de celebración de su memoria: «Ella le pertenece a todo el mundo, así que es vuestra y vuestra será siempre. Nos dejó además a todos un gran legado cinematográfico, político, cultural, social, de lucha por los derechos, de la libertad de prensa, de pensamiento, de feminismo, de compromiso, de tantas cosas...».

La capilla ardiente se traslada este miércoles precisamente al Teatro Español, en la plaza Santa Ana, «donde tiene que estar —enfatizó Isasi—, ya que es donde nació y donde hubiera querido estar siempre, y allí la despediremos con todo nuestro amor». Se podrá visitar entre las 10 y las 12 horas, informó la Academia de Cine.

«Mi vocación nace conmigo. Nazco ya con la vocación dentro, pero tuvo mucho que ver el barrio donde vivía, la plaza Santa Ana. En el centro, entonces, estaba Calderón de la Barca. Esa maravillosa estatua con escenas de sus obras alrededor», rememoraba Marisa Paredes no hace mucho en una entrevista recogida por Europa Press.

La actriz se formó en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y debutó con solo 14 años en la comedia de Pedro Lazaga Los económicamente débiles y en 091, policía al habla, de José María Forqué. Con 15, en 1961, trabajaba en el Teatro de la Comedia en la obra de José López Rubio Esta noche tampoco, una producción de la compañía de Conchita Montes. En esa misma década, enseguida, obtuvo papeles pequeños en filmes de relevancia como Canción de cuna (1961), de José María Elorrieta; Gritos en la noche (1962), de Jesús Franco; Llegar a más (1963), de Jesús Fernández Santos; El mundo sigue (1965), de Fernando Fernán Gómez y una de las obras claves del cine español; Los chicos con las chicas (1967), de Javier Aguirre; y La revoltosa (1968), de Juan de Orduña. Así fue trabajando en roles secundarios en filmes y en proyectos televisivos —muchas horas de representación en el mítico programa teatral Estudio 1, Chéjov, Shakespeare, Ibsen y Neville, entre ellos—, hasta su consolidación en los 80 con Sus años dorados (1980), de Emilio Martínez-Lázaro, y, sobre todo, con Ópera prima (1980), de Fernando Trueba, Entre tinieblas (1983), de Pedro Almodóvar, y Tras el cristal (1986), de Agustí Villaronga. Entre tinieblas fue su primera colaboración con el realizador manchego, para el que después interpretó a la cantante de boleros Becky del Páramo en Tacones lejanos —que la consagra en 1991 como gran diva—, la escritora Amanda Gris de La flor de mi secreto (1995), papel por el que obtuvo una nominación al Goya, la actriz Huma Rojo en Todo sobre mi madre (1999) y el ama de llaves Marilia en La piel que habito (2011).

Como recordaba su hija, Paredes fue una actriz comprometida, que dedicó parte de su vida a la defensa de la profesionalidad en el cine, esfuerzo que cristalizó en su etapa (2000-2003) como presidenta de la Academia de Cine. Suyo fue el famoso discurso de la gala de los Goya 2003: «No hay que tener miedo a la cultura ni al entretenimiento, ni a la libertad de expresión, ni mucho menos a la sátira, ni al humor. Hay que tener miedo a la ignorancia y al dogmatismo; hay que tener miedo a la guerra». En aquel momento las movilizaciones ciudadanas contra la invasión de Irak agitaban las calles. El activismo quedará (como su respaldo a Pedro Sánchez y a Yolanda Díaz), pero sobre todo sus siete décadas de gran cine y la fuerte personalidad con que impregnó sus creaciones.

La cultura y la política despiden a la intérprete madrileña

Por C.G.M.

Desde que se dio a conocer el fallecimiento de Marisa Paredes, han sido muchas las figuras del cine y de la política que han mostrado su pesar.

Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia de Cine, ha afirmado que su carrera «será muy valorada en todo el mundo». En este sentido, el presidente ha adelantado que la institución organizará algún acto de reconocimiento y recuerdo a una «gran actriz española». Pedro Almodóvar, muy cercano a Paredes, con quien trabajó en Tacones lejanos o La piel que habito, aseguró que era «parte integral» de su vida. También recordó su activismo, que «se intensificó con el tiempo», mientas que de su trabajo como intérprete destacó que «todos los personajes que hace se han convertido en iconos con el tiempo. Era una actriz superdotada y ahora adquiere un carácter eterno».

Intérpretes y cineastas como Julieta Serrano, Penélope Cruz, Antonio Banderas, Bibiana Fernández, Loles León y Juan Diego Botto, entre otros, han publicado mensajes en recuerdo y homenaje a la actriz. «Fallece una leyenda», aseguró el director Juan Antonio Bayona. La Unión de Actores y Actrices ha resaltado su «legado eterno» mientras que festivales como el de Sitges, el de San Sebastián y el de Cannes también han mostrado su pesar.

En la política, han sido múltiples las voces que han lamentado la muerte de Paredes. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha declarado que «su presencia en cine y teatro y su compromiso con la democracia serán un ejemplo para generaciones posteriores». Ministros como Ernest Urtasun, Yolanda Díaz, María Jesús Montero y Mónica García han difundido mensajes en reconocimiento a la actriz, como también lo han hecho Francina Armengol, Gabriel Rufián e Irene Montero.