Alejandro Díaz Castaño, director del FICX: «Hay festivales de cine en ciudades mucho mayores que Gijón que atraen a mucho menos público»

En las últimas semanas Alejandro Díaz Castaño apenas encuentra resquicios en su agenda que no estén relacionados con el Festival Internacional de Cine de Gijón y su 62 edición. El director del certamen celebra que, después de unos años duros para el disfrute del cine en salas, «las cifras de participación ya están recuperando la normalidad tras la pandemia». En este sentido, desde el equipo del FICX han visto «tambalearse o desaparecer varios certámenes, algunos con más presupuesto y en ciudades más grandes». Díaz Castaño no duda en afirmar que la estabilidad e implicación de su equipo de trabajo son dos de las razones de la longevidad de un evento que, este año, presenta «una programación equilibrada entre el cine más rompedor y los grandes títulos del cine de autor para un público amplio». Todo ello, además, permeando en el día a día de una ciudad que respirará cine hasta el 23 de noviembre.

—¿En qué momento se encuentra actualmente el FICX, que ya cumple 62 años?

—Creo que el festival goza de buena salud. Tenemos una programación equilibrada entre el cine más rompedor y los grandes títulos del cine de autor para un público amplio. Nos visitan grandes nombres del audiovisual internacional. Las cifras de participación ya están recuperando la normalidad tras la pandemia. Contamos con el apoyo de la Comisión Europea, del Ministerio de Cultura, del Gobierno del Principado de Asturias y de muchas otras instituciones y patrocinios que ayudan a enriquecer el programa y a extender nuestras actividades durante los doce meses del año. Nuestras alianzas incluyen una colaboración estable con el Festival de San Sebastián y la pertenencia, como miembro fundador, a la red Europa Film Festivals, junto a certámenes como los de Hamburgo, Atenas, Luxemburgo, Belfast, Burdeos o Ginebra. Y, por poner otro ejemplo, este año el FICX ha sido Invitado de Honor en el Producers Club del Marché du Film de Cannes por tercer año consecutivo. El FICX trabaja por tanto a tres niveles, el local, el estatal y el internacional, y va dando pasos para crecer de forma sostenible y meditada.

—¿Qué me puede decir de la programación de este año?

—La definiría como proteica y especialmente equilibrada. Hay opciones para todo tipo de espectador, salvaguardando siempre la calidad y la personalidad tras la cámara. Para nosotros es un lujo poder juntar en Gijón tantas voces fundamentales del cine internacional. Solamente el primer fin de semana tendremos por aquí a Mitra Farahani presentando los cortos póstumos del gigante Jean-Luc Godard y una instalación nunca antes vista dedicada a los cuadernos que nos legó para su última película; a Andrea Jaurrieta presentando su contundente película 'Nina', premiada en el pasado Festival de Málaga; a Albert Serra presentando 'Tardes de soledad', flamante Concha de Oro en San Sebastián; a Pilar Palomero presentando la magnífica 'Los destellos'; a Radu Jude, ganador del Oso de Oro en Berlín, presentando 'Eight Postcards from Utopia' y 'Sleep #2'; a Flipy y Rafa Parbus presentando un pase especial 14 aniversario de 'Campamento Flipy'; a Alexis Langlois presentando la tremenda 'Las reinas del drama'; a Pablo Hernando, Ingrid García-Jonsson y Ramón Barea presentando 'Una ballena'; o a Antón Álvarez, conocido como C. Tangana en su faceta musical, presentando su ópera prima, 'La guitarra flamenca de Yerai Cortés'. Y son solo algunos de los momentazos que nos esperan.

—En la presentación del FICX, el pasado viernes, celebraba que «cada vez se entienda más» que este evento cinematográfico es «un tesoro cultural» y no un «arma arrojadiza en lo político» ¿Valoran los gijoneses en igual medida que en la ciudad haya un evento cinematográfico de tanto peso?

—Creo que sí lo valoran y no hay más que ver el ambiente que se genera en las calles, las colas para comprar entradas y bonos, la rapidez con la que el programa de mano desaparece de los puntos de recogida… Para una ciudad del tamaño de Gijón, las cifras de entradas vendidas para los pases en sala son altas. Hay festivales de cine en ciudades mucho mayores que atraen a mucho menos público. Y por cierto creo que el público del FICX es uno de los mejores y más inquietos y respetuosos del mundo.

—36 películas ponen este año el acento asturiano al FICX ¿Cómo valora la participación de cineastas asturianos en la presente edición?

—El cine asturiano vive un momento dulce tanto en cantidad como en calidad de obras producidas. Cuando empecé a trabajar en el FICX hace quince años nos llegaban muchas menos películas asturianas que ahora, y la calidad media de las mismas ha aumentado notablemente. Además, en los últimos años el cine asturiano ha formado parte de buena parte de las secciones internacionales del FICX, y no sólo del apartado Asturies Curtiumetraxes. Este año contamos con cuatro títulos de cineastas de nuestra región en Sección Oficial, algo que antaño era impensable y vemos como en cada edición nuevas voces se van sumando, lo cual nos alegra muchísimo. Creo que el Festival, junto con otras instituciones con las que trabajamos estrechamente, está cumpliendo por tanto su función de ser un incentivo y un escaparate para el cine de la región.

—Rossy de Palma, Athina Rachel Tsangari y Ado Arrieta serán homenajeados en el festival ¿Por qué se ha optado este año por conceder los galardones a estas tres personalidades?

—Rossy es ya un clásico moderno, o una moderna clásica, dentro de nuestro cine. Pero no solo dentro del cine, pues también brilla en otros ámbitos, como son los de la música o de la moda. Es admirada a nivel internacional, idolatrada en Francia y ha sido jurado en el Festival de Cannes, entre otros reconocimientos. Estamos muy agradecidos porque nos ha hecho un hueco en su apretada agenda para recibir este premio, que honra la memoria de Isaac del Rivero, fundador del FICX. Por su parte, Athina Rachel Tsangari es desde hace años uno de los nombres indiscutibles del cine internacional como productora de las primeras películas de Yorgos Lanthimos, inclusive 'Canino', y también como realizadora, y todos los grandes festivales internacionales pugnan por lograr estrenar sus películas. Además de recibir el Premio de Honor, Athina presentará en Gijón un Pase Especial de su último trabajo, 'Harvest', con el que compitió en la Sección Oficial del pasado Festival de Venecia. En cuanto a Ado Arrieta, se trata de uno de los grandes nombres de nuestro cine, para el que ha entregado varias de las obras más libres, vanguardistas e inspiradoras desde los años 60. Al igual que Rossy, es adorado en Francia, donde ha rodado películas tan estupendas como 'Bella durmiente', protagonizada por Mathieu Amalric y que es una de las que formarán parte del foco que el FICX le dedica en esta 62ª edición.

—¿Es la estabilidad del equipo de trabajo que se encarga del FICX, no tan habitual en otros certámenes, una de las razones de su longevidad?

—Rotundamente sí. La existencia de un equipo de profesionales, que además en nuestro caso son especialmente entusiastas y polivalentes, dedicado en exclusiva al FICX y a sus actividades durante todo el año es fundamental para que no solo no se vea amenazada su continuidad, sino para que vaya mejorando su implantación y la calidad de su oferta. Durante los pasados años hemos visto tambalearse o incluso desaparecer a varios certámenes, algunos de los cuales tenían más presupuesto que el del FICX y tenían lugar en ciudades más grandes que la nuestra. Y el denominador común en casi todos ellos era la endeblez de su estructura interna.

—¿Qué recomendación personal le haría a alguien que se acerque al 62 FICX?

—Que se acerquen a nuestra programación sin anteojeras, porque hay mucho cine por descubrir, muy variado y para toda clase de público. Y que no confíen en que todas las películas del Festival acabarán estrenándose en salas o en plataformas porque, aunque es cierto que muchas acaban consiguiéndolo tras ser proyectadas en Gijón, no siempre es el caso, por lo que es recomendable verlas en el FICX, en pantalla grande y disfrutando del ambiente festivalero.

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