Una historia de amor y de espías le da el Planeta a Paloma Sánchez-Garnica

María Viñas Sanmartín
María Viñas BARCELONA / ENV. ESPECIAL

CULTURA

Sánchez-Garnica recibe la estatuilla como ganadora del Planeta por su obra «Victoria»
Sánchez-Garnica recibe la estatuilla como ganadora del Planeta por su obra «Victoria» Andreu Dalmau | EFE

La autora había quedado segunda hace tres años con «Últimos días en Berlín». La periodista Beatriz Serrano sorprende al situarse como finalista

16 oct 2024 . Actualizado a las 08:41 h.

Como cada 15 de octubre desde hace 73 años, se falló el Premio Planeta. Con apenas tres temporadas a sus espaldas contaba la editorial cuando su fundador, José Manuel Lara, decidió que, en honor a su esposa, por Santa Teresa distinguiría a prometedores autores españoles o latinoamericanos a los que les tuviese echado el ojo. Aquel otoño de 1952, las 40.000 pesetas se las llevó Juan José Mira con su obra En la noche no hay camino. Siete decenios después, fue Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) la que se hizo con la desorbitada bolsa del millón de euros, una cuantía que alcanzó en el 2021, año en que ganó el trío Carmen Mola. En la primera edición con más presencia femenina que masculina en el jurado —Luz Gabás y Eva Giner han tomado el relevo de los fallecidos Rosa Regás y Fernando Delgado—, otra mujer, Beatriz Serrano (Madrid, 1989), se coronó como finalista.

Las luces se encendieron esta noche más temprano de lo habitual en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), porque nada en esta edición resultó común. Para celebrar sus 75 años, el grupo empresarial preparó una gran fiesta a la que invitó a los reyes, que presidieron la velada y fueron los encargados de entregarle el premio a la ganadora. La reina Letizia llevaba un vestido con corpiño y falda de vuelo, negro con bordados de plata, de Carolina Herrera». Al acto acudieron también el Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, además de múltiples representantes del mundo de la cultura y la gran mayoría de los autores en nómina de la editorial. A las diez, con todos los invitados ya sentados a la mesa, arrancó la sesión, y poco antes de la medianoche se reveló la flamante vencedora, Paloma Sánchez-Garnica, quien hace solo tres años, en aquel Planeta de los Mola, había quedado en segundo lugar. Para nada lo entendió como un premio de consolación: el reconocimiento resultó todo un revulsivo y, lejos de dejar morir el universo de Últimos días en Berlín —la novela que conquistó entonces al jurado—, se puso manos a la obra para parir un original que presentaría a concurso bajo el título privisional de Buenas noches y buena suerte, pero que finalmente titularía Victoria. Escondida tras un seudónimo (Anna Ajmátova), Sánchez-Garnica regresa a la Alemania de mitad del siglo pasado, aquí ya derrotada tras la Segunda Guerra Mundial. Su protagonista, Victoria, se ve obligada a partir a Estados Unidos para ejercer de espía de los rusos. Allí vivirá una tierna historia de amor y, de vuelta a su ciudad, donde logra reunirse de nuevo con su familia, se convertirá en una famosa locutora de radio.

No es la primera vez que un finalista escala a ganador en el Planeta, un camino habitual una vez consolidado dentro de la casa. Por poner solo dos ejemplos, Fernando Schwartz quedó en segunda posición en el 82 y se llevó el premio gordo en el 96, y Ángeles Caso fue segunda cuando se lo dieron a Cela, en 1994, y, quince años después, encabezó la edición del 2009. Sí destaca Sánchez-Garnica por su rapidez para repetir con la mejor puntuación: nunca nadie volvió a asomar en tan poco tiempo.

«Superar las diferencias»

Abrió la gala el presidente del grupo, José Creuheras, subrayando que nada mejor hay que los libros para soñar. «Los libros te construyen escaleras hacia el saber. La lectura no tiene límites. Llevamos 75 años soñando y viajando, con ilusión y con pasión. Y estoy seguro de que seguiremos haciéndolo muchos años más». Dedicó a continuación el directivo unas cariñosas palabras al rey, de quien dijo que «demuestra un compromiso absoluto por nuestra sociedad». «Que juntos caminemos de la mano, que superemos las diferencias y que con la magia de las palabras hagamos un mundo mejor», conjuró Creuheras.

En el escenario, ante los más de mil asistentes a la cita, Felipe VI se mostró feliz y agradecido de participar de una noche que calificó de muy «especial». «Esta no es una edición cualquiera -dijo el rey-. El grupo Planeta celebra su 75 aniversario, lo que sirve para recordarnos su papel fundamental en la transformación cultural de nuestro país. El Planeta logra año tras año que se hable de libros. Y nunca estaremos solos si al lado tenemos un buen libro».

Paloma Sánchez-Garnica, ganadora del Premio Planeta 2024, junto a la finalista Beatriz Serrano.
Paloma Sánchez-Garnica, ganadora del Premio Planeta 2024, junto a la finalista Beatriz Serrano. Andreu Dalmau | EFE

Beatriz Serrano sorprende al situarse como finalista

La exclamación de la noche sonó, sin embargo, cuando se anunció el nombre de la finalista, Beatriz Serrano, 35 años, licenciada en Periodismo y conductora, junto al gallego Guillermo Alonso, del popular pódcast Arsénico caviar. No solo eso; su debut literario, El descontento —un oportunísimo grito de una treintañera en crisis, publicado el año pasado por Temas de Hoy, se ha convertido en todo un fenómeno global. Fue la novela más buscada de la última Feria de Londres y tras entrar en el mercado anglosajón, a través de las editoriales Vintage (Estados Unidos) y Harvill Secker (Reino Unido), acaba de ser adquirida por Eichborn (Alemania), JC Lattès (Francia), Stile Libero-Einaudi (Italia), De Bezige Bij (Países Bajos) y Magvet (Hungría), países en donde se publicará a lo largo del 2025. Este verano desembarcó además en Latinoamérica.

Mientras, aquí, tendremos nuevo libro de Serrano, el que saldrá del manuscrito presentado al Planeta. Aunque inicialmente se presentó el título de Milagro, finalmente ha sido titulado como Fuego en la garganta. Escrita bajo el seudónimo Eutropio, la historia gira alrededor de una adolescente, con «ciertos poderes sobrenaturales» e hija de una mujer «condenada por la sociedad de la época por el hecho de sentirse diferente», que se rebela contra el abandono que sufrió en su infancia. Es esta una novela de carácter iniciático, de crecimiento personal, que recorre la década de los noventa y los primeros años del siglo XXI.