Jorge Cadaval, de Los Morancos: «Hemos encontrado una España rural que da gloria»
CULTURA
El humorista y su hermano conducen en La 1 de TVE su peculiar Camino de Santiago en «La ruta Morancos»
20 sep 2024 . Actualizado a las 19:23 h.De Sevilla a Compostela, haciendo zigzag por España, Jorge y César Cadaval, Los Morancos, hacen su particular Camino de Santiago en La ruta Morancos (esta noche, en La 1 de TVE, a las 22.05 horas). Tras visitar Córdoba, hoy dan el salto a la Comunidad Valenciana, donde visitarán Bocairent y Banyeres de Mariola, «llenas de tradición y gente única». Han compaginado la grabación del programa con la gira con la que celebran 45 años en escena.
—¿Cómo ha sido para usted la experiencia de hacer el Camino?
—Un regalo tanto para César como para mí y el equipo. Tengo que dar las gracias a la productora, Shine Iberia, porque lo hemos adaptado para grabar el programa entre bolos y compromisos. Y nos hemos encontrado una España rural que da gloria besar por donde hemos pasado. Hemos encontrado un cariño especial.
—No es, el que hacen, un Camino al uso ni la ruta más directa.
—Tengo que decir que no he hecho nunca el Camino de Santiago. César sí lo ha hecho porque es muy religioso, pero yo no y tenía ganas de hacer una ruta por España hacia Santiago. Entonces nos dan la oportunidad de hacer este programa con una ruta que hace Córdoba-Valencia, Valencia-Cáceres, Cáceres-Segovia, Segovia-Lleida, Lleida-País Vasco para acabar en Asturias y Santiago de Compostela. Ha sido un paseo por el país de un lado a otro en zigzag porque todos los caminos llevan a Santiago, igual que a Roma. Lo hemos hecho a nuestra bola, buscando otra ruta y nos hemos llevado una sorpresa por la cantidad de gente sana que hemos encontrado. La España rural tiene una base buenísima de buenos sentimientos que nos han dado vida. Ha sido un lujo.
—¿Cómo funciona esa mezcla de turismo con el descubrimiento de tradiciones y el humor que los caracteriza?
—Sobre todo con buen humor, llegando a los sitios y disfrutando de los paisajes y de esa gente que te conoce como artista, pero no como persona y se sorprende al descubrir que somos dos señores del barrio de Triana, gente muy normal. Estamos encantados. Se nos llena la boca hablando del programa por las cosas bonitas que vivimos. Y la llegada a Santiago de Compostela fue pletórica. ¡Qué bien y cuánta gente estupenda hemos encontrado! Hemos estado en Herbón, donde conocimos a una señora maravillosa con la que estuvimos recogiendo pimientos y que nos habló de su trabajo, su entrega y lo contenta que está de lo que hace. ¡Qué ricos esos pimientos y qué bien se come esa tierra! Hay varios lugares en Santiago que tienen fama por la tortilla que llaman de...
—¿Betanzos?
—¡De Betanzos! Perdón. Encontramos a una chica que las hace de maravilla. Había gente del equipo que decía que no sabía si le gustaría la tortilla líquida, pero cuando la probaron dije yo: «Nos vamos a embadurnar con ella de lo buena que está». Y estuvimos también con gente estupenda que hace una ruta vikinga en Catoira y nos encantó. Nos ha sorprendido mucho la gente.
—Después de tantos años haciendo reír al país ¿el humor les abre las puertas?
—La gente abre la puerta cuando ve a una persona agradable y con buen rollo. Ahí se entregan, cuando ven que eres alguien normal igual que ellos, como si fueras un amigo o su vecino.
—¿Al conocer a un humorista famoso la gente espera que esté contando chistes todo el tiempo?
—La gente me pregunta: ¿pero tú vas al mercado? Tengo el mercado de Triana al lado de mi casa y voy igual que todo el mundo. Y voy a mi droguería de toda la vida y me tomo mi café de toda la vida. Ni César ni yo hemos cambiado en absoluto en eso. Y la gente dice ¿cuál es el secreto? El secreto es cómo hemos sido, cómo nos llevamos.
—Del Camino de Santiago se habla de la parte espiritual y de búsqueda personal. ¿Añaden ustedes el humor?
—La espiritualidad está en las personas, en lo que tú das, transmites, sientes y recibes. Hay una cosa muy bonita de este programa que es la entrega y que se abran en canal contigo. No es tan fácil encontrar gente normal hoy en día, gente que te dé los buenos días, las buenas tardes, que te salude cuanto te ve. Hemos perdido un poco ese norte. Una base importantísima para nosotros es la familia, es un pilar como el faro ese del fin del mundo donde las tormentas, por mucho que golpeen, no lo echan atrás. No soy nada religioso pero eso no quiere decir que los que no lo somos seamos malos. Hay gente estupenda y buena que no es cristiana y que vivan también los cristinos de buena fe y de buen corazón.
—¿Hay diferencias territoriales en la concepción del humor?
—Los gallegos tiene un humor buenísimo y la retranca existe en todos lados. Para tener buen sentido del humor hay que saber reírse de sí mismo, nada más. Hay cosas que se hacían hace treinta años y que siguen siendo contemporáneas, pero de lo que no nos reímos nunca es de las carencias de las personas