Muere Sérgio Mendes, el hombre que hizo latir el mundo con su «bossa nova»

f. s. m. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Fallece a los 83 años uno de los músicos brasileños más internacionales, que arrasó con su versión de «Mais que nada»

07 sep 2024 . Actualizado a las 10:19 h.

Gran parte de la culpa de que el latido sensual y susurrante de la bossa nova tuviera eco en todo el mundo la tuvo Sérgio Mendes (Niterói, 1941). Brasil llora a este pianista y compositor, uno de sus artistas más internacionales y figura reconocida del llamado samba jazz. Un día, en el Beco das Garrafas, un local de Copacabana, escuchó una canción de un tal Jorge Ben Jor que llamó su atención. Decidió hacerla suya. Así nació el bombazo Mais que nada. Comenzó tocando su adaptación en diferentes clubes nocturnos de Río de Janeiro, antes de irse a Estados Unidos. Mendes se la llevó allí y saltó a las radios americanas para contagiar a millones de personas, convirtiéndose en un éxito global. El tema llegó a tener una fructífera segunda vida con la que conquistó a nuevas generaciones. Fue gracias a la versión de los Black Eyed Peas.

Mendes, que falleció en Los Ángeles víctima de un covid que no lo abandonaba, según informó su familia, llevaba décadas afincado en EE.UU. Se marchó en 1964, tras el golpe militar en Brasil. Brilló con luz propia en el panorama musical estadounidense, ganándose un lugar destacado en el mercado anglosajón. Colaboró con artistas de jazz como Herbie Mann. Llegó a compartir giras con Frank Sinatra y recibió una carta de Paul McCartney para felicitarlo por su versión de Fool on the Hill, de los Beatles. «Creo que es la mejor de todas», le manifestó el otro genio.

Varias generaciones

Cruzó generaciones trabajando con estrellas como Stevie Wonder, Carlinhos Brown, Justin Timberlake... A lo largo de su carrera publicó 35 álbumes, ganó tres Grammy y fue nominado a otros seis, además de estar incluido en el Salón de la Fama de los Compositores Latinos.

Estaba casado con la cantante brasileña Gracinha Leporace y se consideraba un embajador del género que lo convirtió en una estrella. Aseguraba que la gente podía identificarse con la bossa nova «de forma orgánica». «Te hace soñar, te hace sentir bien», decía.