La Mostra se dibuja como una lucha de egos entre Almodóvar y el Joker

José Luis Losa VENECIA / E. LA VOZ

CULTURA

Los actores Lady Gaga y Joaquin Phoenix, en el filme de Todd Phillips «Joker: Folie à Deux».
Los actores Lady Gaga y Joaquin Phoenix, en el filme de Todd Phillips «Joker: Folie à Deux». Warner Bros.

Pablo Larraín, con Angelina Jolie como Maria Callas, y Luca Guadagnino, con Daniel Craig en su adaptación de «Queer», otros focos que tomarán el Lido. La 81.ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia comienza este miércoles

28 ago 2024 . Actualizado a las 09:18 h.

Desde que Alberto Barbera tomó de modo estable las riendas de la Mostra de Venecia en el 2011, su apuesta por recrear en el Lido la legendaria enseña de la Metro Goldwyn Mayer, Más estrellas que en el cielo, fue una máxima que cada año se vio redoblada. Así creció la Mostra hasta el paroxismo de ser considerada talismán de los Óscar y Midas de la gran industria. Pero en su camino se cruzó la huelga de actores y guionistas de Hollywood, que en la pasada edición se le atragantó al festival, pues tenía las películas con todas las firmas norteamericanas y una multitud de rutilantes intérpretes. Y, sin embargo, no pudieron presentarse en la alfombra roja italiana. Y este año, fruto también de la huelga, la oferta de blockbusters se ha visto reducida notablemente. Barbera y su equipo han tenido que reinventar bastante su alineación. Y las soluciones encontradas no suenan nada mal.

De entre las 21 películas en competición, el foco central lo ocupan dos egolatrías muy relevantes. La primera es la presencia de Pedro Almodóvar en concurso, con su primera película hablada en inglés —The Room Next Door [La habitación de al lado], con Tilda Swinton y Julianne Moore— en su nueva tentativa por llevarse el León de Oro, tras fallar hace tres años con Madres paralelas. Su duelo sitúa en el otro lado del cuadrilátero a otro monstruo narcisista: el Joker de Todd Phillips o, directamente, el show de Joaquin Phoenix como psico-villano de Gotham. En su primera visita a Venecia, Philips y Phoenix se llevaron el premio grande. En eso le llevan ventaja al manchego.

Julianne Moore y Tilda Swinton, en la última cinta de Pedro Almodóvar, «La habitación de al lado».
Julianne Moore y Tilda Swinton, en la última cinta de Pedro Almodóvar, «La habitación de al lado». El Deseo

Y si de divismos hablamos no dejemos atrás a Maria, nada menos que el acercamiento del chileno Pablo Larraín a la Callas, interpretada por Angelina Jolie, con la que cierra una trilogía habitada por dos monumentales reinvenciones, ambas infinita y sutilmente subversivas: las de Jackie Kennedy y Diana de Gales.

Y tampoco se caracteriza por una baja autoestima el italiano Luca Guadagnino, otro que nunca ha ganado aquí y que trae su bien esperada adaptación de la novela de William Burroughs Queer, con una apuesta actoral —la del ex007 Daniel Craig— que sin duda suena a gran quiebra de uno de los iconos máximos de la virilidad hetero.

Otros polos de la mayor atracción del concurso son los del brasileño Walter Salles y el norteamericano Brady Corbett. Salles retorna a su país natal, donde su figura se agrandó internacionalmente con Estación central de Brasil. En Ainda estou aqui, viaja hacia las sombras de la dictadura brasileña —hoy defendida por el bolsonarismo, esto es por medio país— y recupera su actriz totémica, le veteranísima Fernanda Montenegro.

Brady Corbett es una criatura cien por cien bendecida en el Lido. Aquí presentó en el 2015 La infancia de un líder y en el 2018 Vox Lux, sendas obras formidables que no tuvieron después el eco merecido. Y trae ahora un filme, The Brutalist, centrado en el arquitecto húngaro Lazslo Toth, un visionario que terminó su vida creyéndose el Mesías y queriendo martillear la integridad de La Pietà de Miguel Ángel.

Y anoten estas tres directoras de contrastado talento: la holandesa Halina Reijn, que cuenta con Nicole Kidman y Antonio Banderas para Babygirl, un drama de alta tensión sexual. La georgiana Dea Kulumbegashvili, quien con April muy bien podría ser la tapada, después de haber ganado en San Sebastián todo un palmarés con su ópera prima Beginning. Y la griega Athina Rachel Tsangari, que adapta la novela Harvest, el poderoso wéstern espectral escrito por el autor británico Jim Crace.

Rodrigo Sorogoyen, Cuarón, Mussolini y otras piezas

Además de sumar fuera de concurso nombres como los de Lav Diaz, Takeshi Kitano, Kiyoshi Kurosawa o Kevin Costner —aún no escarmentado del rapapolvo de su cabalgada en Cannes—, esta 81.ª Mostra abunda en dar espacio a producciones realizadas para televisión con rúbrica de prestigio. Ahí destaca el mexicano Alfonso Cuarón con Disclaimer, serie sobre una periodista de investigación que pasa a ser perseguida (Cate Blanchett) y el británico Joe Wright con su adaptación del tríptico sobre Mussolini M. El hijo del siglo, de Antonio Scuratti. Y también está la otra principal presencial del cine patrio en el festival. Sin desestimar a los vascos Aitor Arregui y Jon Garaño, quienes concursan en la sección Orizzonti con Marco, según la historia real de la falsa víctima de los campos de concentración que Javier Cercas noveló, la autoría española la enarbola en este certamen de modo indiscutible Rodrigo Sorogoyen y su serie intimista Los años nuevos. No sé si dos años después del largometraje As bestas el ego de Sorogoyen estará ya a la altura de los de Almodóvar o Joaquin Phoenix. Tal vez no. Confiemos lo justo en las redenciones.