No solo fue Oasis: las peleas más infames del rock

Luigi Gómez

CULTURA

La banda Oasis en 2006 en Hong Kong y sus miembros: Gem Archer, Noel Gallagher, Andy Bell y Liam Gallagher
La banda Oasis en 2006 en Hong Kong y sus miembros: Gem Archer, Noel Gallagher, Andy Bell y Liam Gallagher Paul Yeung | REUTERS

Los hermanos Gallagher se han reconciliado tras años de insultos, peleas y escándalos, pero no son los primeros miembros de una banda que cambian las guitarras por los guantes de boxeo

28 ago 2024 . Actualizado a las 09:28 h.

Una pandereta voladora tirada con mala leche directa a la cabeza. Eso es lo que al parecer hizo falta para que el dúo de hermanos rockeros más polémico del Reino Unido decidiera decir «¡Hasta aquí!». Un ejercicio de precisión y tiro al blanco, que bien le podía haber valido el oro en las recientes Olimpiadas a Liam Gallagher, el menor de los dos hermanos. Pero antes de este episodio, la relación distaba mucho de ser idílica. Los fans de la ya mítica banda Oasis habían aprendido a esperar pacientemente su música favorita entre los improperios que se dedicaba la parejita, abiertamente y a los ojos de todo el mundo. Años de insultos, de peleas y en definitiva de una rivalidad cainita se habían aceptado como el peaje a pagar por los súbditos de estos sacrosantos salvadores del pop británico.

Para los que nunca fuimos demasiado seguidores de la banda siempre nos parecieron un poco cargantes, pero había que reconocerles que los chicos sabían cómo montar un espectáculo: dentro y fuera de los escenarios. Un 27 de agosto de 2009 anunciaron que jamás se les volvería a ver tocando juntos y un 27 de agosto de 2024 han decidido romper esta promesa.

Sus padres estarán contentos, 15 añitos les ha costado reconciliarse a sus retoños. Ha sido de forma discreta, sin fuegos artificiales ni aspavientos. Un poco como son ellos, siempre refugiados tras esa cara de 'me da todo igual'. No sabemos si ese 'pasotismo' es real o una forma impostada de disimular la enésima bronca pero lo cierto es que en esto de pelearse entre compañeros de banda no son los primeros. El local de ensayo tiene todos los ingredientes para favorecer el roce, y roces en la música los ha habido de todos los colores.

The Beatles, los pioneros

Norman Parkinson Archive / Iconic Images

Siempre tendrá sentido empezar por ellos. Su mánager y mentor había fallecido recientemente, se encontraban exhaustos, la industria musical les había devorado. Esa amistad que les hizo sobrevivir a «ser más famosos que Jesucristo», con todo lo que eso implica, empezaba a flaquear. Paul McCartney se reconocía como un adicto al trabajo y si bien era imprescindible que alguien guiara a la banda, esa actitud no resonaba en absoluto con el hippismo de la época. Él y John Lennon atrapaban la luz, acaparaban cada portada y bajo la estela de su larguísima sombra empezaba a hacer frío. George Harrison y Ringo Starr comenzaban a sentirse desplazados, su música a menudo ni siquiera se consideraba para ser incluida en los discos. Y en medio de toda esta tensión, un flechazo ardiente entre John y Yoko. El cantante no entendía de separar vida personal y laboral y su pareja terminaba por aparecer en cada ensayo y reunión de banda.

Eran jóvenes y aunque lo intentaron les pudo el agotamiento. En su documental titulado Get Back se puede ver en tiempo real como las pullitas, la pasivo-agresividad y los malos comentarios se habían convertido en la norma. Aquella tensión insoportable quedó grabada para la eternidad en el celuloide. La cinta muestra como George Harrison abandona el grupo frente a las cámaras para decidir regresar días después. Poco tiempo después lo haría también Lennon, que decidió dejar de tener que llegar a puntos medios para emprender una carrera en solitario. Eso sí, siempre junto a su amada Yoko.

Guns N' Roses, más pistolas que rosas

Portada del álbum «Apetite for Destruction».
Portada del álbum «Apetite for Destruction».

Suma fama, alcoholismo y egos insufribles. Agita, ¿qué te sale? Eso es: los Guns N' Roses. Aún resuenan en los pasillos de la industria musical las constantes peloteras entre Axel Rose y Slash. No es para menos, durante una etapa, la banda residió en una vivienda a la que llamaban La casa infernal, os podéis imaginar. Cada día un conflicto. En ocasiones quedaban para zurrarse entre ellos y otras para cometer delitos conjuntamente.

El guitarrista Izzy Stradlin recuerda: «Vendíamos drogas, vendíamos chicas. Si uno de nosotros estaba en el apartamento y estaba haciendo el amor con una chica, nosotros sacábamos lo que podíamos de su bolso». En definitiva, unos angelitos. Las luchas por el poder y los incesantes rifirrafes terminaron por separar la banda con paso por los juzgados incluido. Quedaba dilucidar quién se llevaba el trozo del pastel más grande.

Metallica, riñas en terapia

Ross Halfin | EFE

Los Metallica ya iban a terapia mucho antes de que el término salud mental estuviera de moda. Eran terapias grupales, de banda y de hecho quedaron inmortalizadas en sus documentales. Allí podías ver a un grupo de colegas incapaces de hablar el mismo idioma. Vamos, que era evidente que se odiaban. A esto había que sumarle un James Hetfield, vocalista del grupo, que llevaba años batallando contra sus adicciones. Él mismo reconoce que a menudo perdía los estribos, aparecía perjudicado y pagaba su mal genio con el batería Lars Ulrich. Tampoco se le puede culpar del todo porque es bien sabido que Lars también tiene lo suyo. Dicho esto, en la época todo tipo de objetos volaban en su dirección. Era casi una práctica común.

Las persistentes disputas no hicieron más que escalar hasta la infame noche del 2 de agosto de 1982, en el mítico Troubadour de West Hollywood, donde un desacuerdo por el repertorio se saldó con una batalla entre los dos miembros de la banda a puñetazo limpio. Si algo se puede decir en defensa de los de San Francisco es que, a pesar de todo, nunca se han rendido en su empeño por salvar su mítica banda.

Mayhem, una historia de terror

El grupo de black metal Mayhem
El grupo de black metal Mayhem

Las riñas entre los hermanos Davies de los Kinks, las constantes idas y venidas de Mick Jagger y Keith Richards en los años salvajes de los Rolling Stones, el insufrible Bono y sus benditos U2… nada, todas una birria al lado de la trágica historia de Mayhem. El black metal nunca tuvo problema para ponerle ojitos a la muerte, y si no que se lo digan a Per Yngve Ohlin, cantante de Mayhem, quien prefirió como seudónimo Dead. Los demás miembros del grupo estaban acostumbrados a sus eternas salidas de tiesto. El vocalista se autolesionaba y hacía lo propio con sus compañeros de banda. Eso sí, lo hacía siempre acompañado de su acérrimo camarada, un cuervo muerto que Dead llevaba siempre a su lado en una bolsa. A su alrededor le soportaban a duras penas, decían de él que era inestable y probablemente esquizofrénico. Finalmente su fijación con la muerte le llevó a suicidarse de un disparo en la cabeza.

No tuvo mejor suerte su ex-bajista Euronymous. El comportamiento vikingo de este metalero de pro le llevó a una pelea con su antiguo compañero de banda, ahora convertido en competencia en una banda rival. Este último propinó veintitrés puñaladas a Euronymous acabando con su vida.

Aunque la reunión de Oasis desprenda a la legua un tufillo a catástrofe, esperamos fervientemente que, a diferencia de los casos anteriores, la sangre no llegue al río y los hermanos Gallagher sean capaces de dejar de «mirar el pasado con ira» para lograr al menos completar los 14 conciertos multitudinarios que tienen previstos.