«Las semillas del mal», runas, neonazis y un asesino vestido de lobo

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Ulrike (Henriette Confurius) y Ingrid (Cloé Heinrich), en «Las semillas del mal»
Ulrike (Henriette Confurius) y Ingrid (Cloé Heinrich), en «Las semillas del mal» ANKE_NEUGEBAUER

Una atmósfera sobrenatural envuelve la serie «Las semillas del mal», un «thriller» de género fantástico que este martes llega a Filmin

19 ago 2024 . Actualizado a las 09:11 h.

Una atmósfera sobrenatural envuelve la serie Las semillas del mal, que este martes llega a Filmin con una premisa en la que las fronteras entre el thriller y el género fantástico se diluyen entre referencias a la mitología germana y las runas armanas.Vale

Esta adaptación de la novela Blütenglab, de Ada Fink producida por la alemana RTL Television y dirigida por Stephan Rick, consta de seis episodios que dibujan una historia inesperada ambientada en los años noventa. La trama transcurre en 1993, poco después de la caída del Muro de Berlín, en el pueblo ficticio de Wussnitz en la antigua RDA. La paz de la zona se tambalea cuando aparece en un bosque el cuerpo sin vida de una niña, sobre un lecho de flores y con la piel repleta de runas marcadas con un cuchillo. Un crimen ritual que involucra a una banda de neonazis de la zona y que señala a un asesino en serie que ya había actuado dos décadas atrás, un hombre disfrazado de lobo que se dedica a matar a niñas procedentes de centros de menores.

En la investigación se verán implicados la enérgica y temperamental Ulrike Bandow, una inspectora de la Alemania Oriental, y Koray Larssen, su homólogo recién llegado de Hamburgo. A medida que el caso avanza, los dos se verán personalmente implicados en una investigación que los llevará a descubrir algunos de los secretos más perturbadores de su país.

 

La actriz protagonista, Henriette Confurius, interpreta a Ulrike Bandow, la inspectora jefe en un pequeño pueblo de la antigua RDA, la ciudad ficticia de Wussnitz. El día que llega desde la parte occidental su nuevo colega, Koray Larssen, aparece un cadáver en Dohlenwald en las inmediaciones. Y a partir de ahí comienza la búsqueda del asesino, de respuestas, y cada vez se abren más profundidades que esta pequeña localidad había mantenido en secreto.

Uno de los grandes alicientes de la producción es su lograda ambientación de los años noventa. «Tu realidad cambia cuando la vida y la muerte dependen de si una cabina de teléfono se traga tus monedas», afirma el actor Fahri Yardim.